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El sector pesquero, en horas bajas

El cierre de la hostelería ya azota a la pesca: la caída de precios es del 50%

“Si no nos auxilian, muchos barcos van a quedar en el camino, y muchas cofradías también”, advierte el presidente de la Federación asturiana

Vicente Rodríguez, en su puesto de la plaza de abastos Hermanos Orbón de Avilés. Eliana Lamata

La hostelería asturiana cerró sus establecimientos el pasado día 4 con una sensación de amargura, tristeza y dando a entender que es “casi la puntilla” para un sector especialmente perjudicado por la pandemia de covid-19. Sufren los bares y restaurantes. Y también cientos de familias que viven alineados con ese sector; es el caso de los proveedores de materia prima, que tenían en el canal Horeca –Hoteles, Restaurantes y Cafeterías– a sus principales compradores. La rula de Avilés, la principal plaza pesquera asturiana, ha registrado este mes, y en comparación con noviembre del año pasado, una caída de precios en especies dedicadas sobremanera a la restauración que ronda el 50 por ciento de media. En el caso de la lubina, por ejemplo, el descenso es del 52 por ciento.

La situación comienza a ser crítica para un sector que lleva ya tiempo azotado por el recorte paulatino de los cupos y el capricho de las diferentes costeras. Tanto es así que desde la Federación de Cofradías de Pescadores del Principado de Asturias, entidad que representa el también patrón mayor de Puerto de Vega, Adolfo García, ya prevén solicitar ayudas: “Si no nos auxilian, muchos barcos se van a quedar en el camino; y muchas cofradías, también”. Argumenta sus palabras: “En Puerto de Vega llevamos una facturación que es 600.000 euros menor a la del año pasado. Teniendo en cuenta que nuestra cifra de negocio anual ronda los 1,2 millones, las pérdidas de facturación ya son más o menos del cincuenta por ciento”, precisó.

La “brutal caída de precios”, a juicio de García, se está dejando notar especialmente en las especies dedicadas a la restauración: “La lubina, el xargo, el besugo... También el percebe, y el marisco general, ha sufrido un descenso de precios de aproximadamente el cincuenta por ciento”, apunta el presidente de la Federación, que es sabedor de que algunos armadores ya se han interesado por la posibilidad de aplicar ERTE (expedientes de regulación temporal de empleo) a las tripulaciones ante la caída en picado de las ventas y, sobre todo, de los precios del pescado.

“Lo curioso es que para hacer ERTE hay que tener pérdidas superiores al 75 por ciento; es decir, no ganar nada en nuestro caso. Por el momento no se llega a esas pérdidas, pero si seguimos en esta situación pronto habrá barcos que pasarán por situaciones complicadas. Y está claro que todo esto es consecuencia directa del parón de la restauración”.

El responsable de la Nueva Rula de Avilés, Ramón Álvarez, es de la misma opinión: “Lo que estamos viviendo es consecuencia directa del cierre del canal Horeca y si la tendencia continúa será la ruina: provocará serias dudas para salir a faenar”.

“La lubina, el xargo, el besugo... También el percebe, y el marisco general, ha sufrido un descenso de precios de aproximadamente el cincuenta por ciento”

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La lonja avilesina, que concentra aproximadamente el 60 por ciento de los desembarcos de pesca fresca en Asturias, ha registrado en los últimos días un importante descenso de los precios de las especies con mayor valor en restauración, no en vano la hostelería cerró sus puertas el pasado día 4. En porcentajes, haciendo una comparación con los datos registrados en noviembre del año pasado, el precio del mero cayó un 59 por ciento, el del gallo un 3 por ciento, el lenguado fino un 28 por ciento, el pulpo de roca un 7 por ciento, el pixín un 35 por ciento, el salmonete un 48 por ciento, el virrey un 15, la merluza un 34 y la lubina de un 52 por ciento pasando de rularse a 25 euros el kilo el año pasado a 12 euros este mes.

Campaña navideña

Tras la tregua estival, negros nubarrones se ciernen también sobre los detallistas de pescado y marisco de la región que, como avanzó este diario días atrás, temen la caída de precios de las capturas por el cierre de la hostelería y cruzan los dedos para que la crisis sanitaria amaine a tiempo de salvar la campaña navideña, la más importante del año. Algunos pescaderos como Juan Manuel Ferrera, con puesto en la plaza de abastos, ofrece servicio a domicilio. Cuenta también entre sus clientes con hosteleros que ahora están con las puertas de sus negocios cerradas. “Subirá el consumo a domicilio y bajará el de hostelería, y cada uno gastará en función de lo que pueda”, auguraba hace unos días.

Al igual que Ferrera, con puesto en la plaza de abastos “Hermanos Orbón” de Avilés, otros pescaderos sí han apreciado un incremento en la compra del cliente de a pie debido al cierre de restaurantes. “Hay clientes que ahora se dan en casa el capricho que antes se daban en un local de restauración”, manifiestan. Eso sí, casi todas las piezas que salen son de tamaño pequeño: “En una casa ahora no se juntan más de seis a comer o cenar”.

De cara a Navidad, momento clave para el consumo de pescado y la facturación de estos negocios, pocos pescaderos han recibido encargos: “Solo unos pocos han empezado a comprar para congelar el producto aprovechando, precisamente, que los precios están bajos”. En la Navidad tienen también puestas sus esperanzas los marineros y los gestores, pero el futuro a corto plazo se presenta poco halagüeño. El sector pesquero navega ahora en un mar de “incertidumbre”: Asturias se encuentra en situación de máximo nivel de alerta por la transmisión comunitaria del virus.

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