El comercio y la hostelería son esenciales para la economía de Avilés, motivo por el que LA NUEVA ESPAÑA pretende dar visibilidad y apoyo a estos dos sectores a través de una nueva campaña. El espacio #soisesenciales presenta a los pequeños negocios de la ciudad, comercios y locales de restauración, que están siendo muy castigados por las consecuencias económicas de la crisis sanitaria. La campaña cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Avilés y está abierta a la incorporación de todas aquellas instituciones o entidades que quieran mostrar su respaldo al comercio y la hostelería local.

Los dueños de los pequeños negocios avilesinos, los propietarios de bares, restaurantes o sidrerías y el resto de los autónomos que se han visto obligados a cerrar sus puertas afrontan un momento crítico. Muchos de ellos echan cuentas y empiezan a considerar una tarea ardua volver a abrir sus negocios si las administraciones no ponen en marcha planes de ayuda para salir de un pozo cada vez más profundo. Si la pandemia no se reconduce, comerciantes y hosteleros vaticinan “un futuro muy negro” y “cierres en cadena” en dos sectores cruciales para la economía local.

Nardo Villaboy, de Fotos Angelín: “Estuvimos presumiendo todo el verano”

“Estuvimos presumiendo todo el verano de que aquí no pasaba nada y estamos ahora como estamos”, se lamenta Nardo Villaboy, un clásico del comercio avilesino. Fotógrafo de la Transición y de la historia, editor de más de medio centenar de libros. “Lo único bueno es que dentro de dos o tres semanas me van a hacer abuelo”, cuenta. “Es bueno, pero no dejas de tener miedo”, señala. Respecto de las ayudas, Villaboy declara: “Nos ayudan más las rebajas de las tasas municipales”. 

Juan Rivero, de Casa Tataguyo: “Hay demasiados cambios de opinión”

Lo que dice Juan Rivero, de Casa Tataguyo, es que “hay demasiados cambios de opinión entre los que mandan”. El hostelero del Carbayedo asegura que “esto va de mal en peor: no sé cuándo piensan abrirnos”, se lamenta. Dice que se pasa los días leyendo el BOPA y reclama un poco de claridad en las medidas que “serán necesarias, pero también deberían ser constantes”. Sostiene que ha llamado a compañeros de restaurantes de Madrid: “Ellos están saliendo adelante”. 

María José Arias, directora del Hotel 40 Nudos: “Saldremos de esta, pero no sé de qué manera”

María José Arias es la directora del Hotel 40 Nudos, en la calle de la Fruta. “La situación es complicada. Saldremos de esta, aunque no sé de qué manera”, apunta. Considera que las ayudas públicas para salvar los cierres están planteadas de manera errónea. “Las medidas lineales no parecen la mejores”, se lamenta. Plantea una rebaja de los tasas oficiales. Dice que de ese modo, los hosteleros y los comerciantes no se sentirían los pagadores de la crisis.  

Moisés Quijorna, dueño de la sidrería Panorama: “Hasta primavera esto no se va normalizar”

Moisés Quijorna es el dueño de una de las sidrerías con mejores vistas del concejo: la Panorama, en lo más alto del monte de la Luz. “Por estas fechas teníamos que ser diez en el bar, ahora somos la mitad. Las cuentas han caído entre un 60 y el 70 por ciento con respecto al mismo mes del año pasado. Nos hemos tenido que adaptar con el reparto, pero no es la solución. Hasta primavera esto no se va a normalizar”, concluye.  

Candi Morcillo, del Rías Baixas: “Abrimos en febrero y en marzo cerramos”

“Abrimos en el Rías Baixas el 15 de febrero y tuvimos que cerrar con el primer confinamiento: ese fue el primer golpe”, cuenta Candi Morcillo, del Rías Baixas, en el camino de Heros. “Volvimos a abrir en julio y en las primeras semanas estuvimos mal, luego comenzamos a estabilizarnos; tuvimos alguna comunión, mucha gente, pero poco dinero. Si hay que cerrar, cerramos, pero no a cualquier precio”, se lamenta el hostelero. 

Susana Luque, de Su & Co: “No veo que podamos salir adelante”

“No veo que podamos salir adelante tal cual están las cosas. El futuro que veo es negro, negro. Estoy desmotivada”, se lamenta Susana Luque, de Su & Co, una tienda de ropa que abrió hace ocho años en la calle Cuba. “No vendo por internet porque me dedico a los clientes de proximidad, al de a pie de calle”, señala. “No veo ninguna luz: no nos dejan trabajar. Nos mandaron cerrar y ya está: nosotros teníamos que pagarlo todo”.