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Los escolares de Avilés evitan el ruido en el cole con pelotas de tenis

Varios colegios de la comarca avilesina colocan protecciones en las sillas para mitigar el ‘caos’ acústico que molesta, entre otros, a los alumnos con autismo: “Son todo ventajas”

Alumnado en un aula del colegio de Raíces con su sistema antirruido. | Ricardo Solís

Silencio. Solo silencio. Arrastrar una silla en el aula no genera ningún chirrido, ni ruido y eso hace mucho más agradables las entradas y salidas de clase. Varios colegios de la comarca forran las patas de las sillas –algunos incluso las mesas–con pelotas de tenis. Ese simple y barato sistema “tiene más ventajas de las que se pueden pensar”, afirma Natalia Fernández, profesora de Inglés del colegio Castillo Gauzón de Raíces, donde la protección de sillas y mesas abarca todas las aulas del centro. “Las pelotas de tenis permiten amortiguar el ruido, es una buena opción estética, permite a las sillas resbalar mejor, el suelo no queda marcado y ayuda a los niños con Tea (Trastorno del espectro autista)”, añade Fernández, que juega a padel y hace ahora cuatro años decidió reciclar las pelotas que ya no servían para el deporte y usarlas en su centro. “Ah, y también respeta el medioambiente al no generar tantos residuos”, apostilla Fernández, que le planteó su idea a la directora, Teresa López, quien la recibió con los brazos abiertos y la incorporó, en su momento, como proyecto de centro. Esa idea cuajó y fue adaptada, paso a paso, por otros centros avilesinos como el Marcelo Gago y el Sabugo. Los colegios que disponen de este sistema animan a otros a sumarse y evitar los ruidos en el aula. En este proceso colaboran clubes y entrenadores de tenis y pádel.

El método de los niños de Avilés para no molestar a sus compañeros autistas: con pelotas en las patas de sillas y mesas

El método de los niños de Avilés para no molestar a sus compañeros autistas: con pelotas en las patas de sillas y mesas

Javier Sarasola, director del Marcelo Gago, defiende que su objetivo, ahora, es “ir consiguiendo pelotas” y completar todas las aulas de su centro. Así valora la iniciativa que descubrió con su homóloga de Sabugo, Carmen Rodríguez, en el colegio de Raíces: “Las aulas de nuestro centro son pequeñas y arrastrar una silla genera mucho ruido, un caos acústico, cuando nos enteramos de esa idea, nos decidimos y desde el año pasado ya contamos con las pelotas, que nos las traen al cole”, señala la directora de Sabugo. Uno de esos suministradores de pelotas es Juan Pablo Aragón, padre de un alumno del céntrico barrio avilesino, y a su vez profesor del colegio San Cristóbal, que también forma parte de la red de centros antirruido.

Un aula del Marcelo Gago Ricardo Solís

“Un amigo me proporcionaba pelotas de tenis y al ver que en el colegio de San Cristóbal funcionaba muy bien, empecé el curso pasado a llevarlas a Sabugo, es una buena idea porque es muy molesto salir del aula con esa subida de decibelios –al arrastrar las sillas–”, defiende Aragón, que ya tiene una nueva remesa nueva para Sabugo. Rubén Velasco es el director del colegio de Educación especial de San Cristóbal. Destaca los beneficios de “una propuesta de bajo coste que reduce el ruido en el aula y ayuda, sobre todo, a los niños con Tea, porque –los sonidos estridentes– les distorsionan mucho”, explica Velasco, quien aplaudió la labor de Juan Pablo Aragón y de más padres de alumnos a la hora de suministrar pelotas al centro. “Si hay centros educativos que desean sumarse, podemos ceder pelotas en función de lo que vayamos consiguiendo”, agregó el director del San Cristóbal.

"Las aulas de nuestro centro son pequeñas y arrastrar una silla genera mucho ruido, un caos acústico", señala la directora del Sabugo

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El esférico elemento también está presentes, entre otros centros, en los castrillonenses de Campiello y Salinas y su comunidad educativa “está encantada” porque, entre otros beneficios de este sistema, la Organización Mundial de la Salud afirma que los niños son uno de los grupos más vulnerables a los efectos nocivos del ruido y eso afecta al rendimiento cognitivo y su bienestar.

Juan Pablo Aragón Ricardo Solís

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