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Un relato bélico para el museo naval de Tito

El coleccionista náutico Arsenio Fernández añade a su catálogo el diario de a bordo del “Almirante Cervera”, el barco que bombardeó Gijón entre julio de 1936 y octubre de 1937

Arsenio Fernández con la documentación recuperada del "Almirante Cervera"

Sobre estas líneas, el buque “Almirante Cervera” y, en el círculo, un detalle del diario de a bordo del barco. | Eliana Lamata / Lne

Probablemente fue la buena puntería de los artilleros, o la suerte, quién sabe, lo que libró a Arsenio Fernández, “Tito”, de resultar muerto o herido por alguno de los cientos de proyectiles que disparó contra el cuartel gijonés de Simancas y sus inmediaciones el crucero acorazado “Almirante Cervera”, al servicio de la Armada “nacional” durante la guerra civil española. Del acuartelamiento que el barco usó como diana, ubicado en el actual barrio de El Coto, a la casa donde nació y vivía Tito –en la calle García Blanco– “apenas había cien metros”, según precisa el popular cantinero de la estación avilesina de Renfe. “Yo tenía tres años por entonces y no recuerdo los bombardeos, pero me hablaron de ellos mis padres y están más que documentados”, explica.

Esa memoria incompleta de la vida de Arsenio Fernández ha sido en cierto rellenada ahora, ochenta años más tarde, gracias a la afición que tiene el cantinero por coleccionar objetos navales. La última pieza que ha entrado en la colección e Tito –de casi doscientas referencias– es una reproducción del diario de a bordo del “Almirante Cervera”, y más en concreto de las hojas que detallan lo que hizo el barco entre el 27 de julio de 1936 y el 16 de noviembre de 1967. Y lo que hizo, básicamente, fueron labores de patrulla, defenderse de ataques esporádicos de la aviación republicana y bombardear Gijón, tanto objetivos militares como civiles.

El crucero ligero acorazado “Almirante Cervera” (Pascual Cervera y Topete, marino español que participó en l Guerra de Cuba) fue construido en el astillero La Naval de Ferrol, botado el 16 de octubre de 1925 y dado de baja para desguace el 31 de agosto de 1965. Durante la guerra civil fue un barco que tuvo un papel muy relevante en escaramuzas y bombardeos en la costa del Cantábrico, donde compartió acciones con los cruceros “Libertad” y “Miguel de Cervantes” y el acorazado “Jaime I”.

Arsenio Fernández, Tito, con la documentación recuperada del buque Eliana Lamata

La guerra dio un protagonismo inesperado al cuartel de Simancas debido al asedio que sufrió entre julio y agosto de 1936 por parte de milicias obreras con apoyo de aviones y artillería. El asalto final fue durísimo y la resistencia, tenaz. La flota del bando sublevado acudió en auxilio de los sitiados, especialmente el crucero “Almirante Cervera”, cuyo capitán recibió –o al menos esta es la versión que difundió el bando victorioso– de disparar sobre el cuartel “amigo” una vez que las tropas republicanas habían entrado dentro: “Disparad sobre nosotros, el enemigo está dentro”.

Tito Fernández asegura que llevaba tiempo “detrás de este diario de a bordo”; más que nada por el valor sentimental de una pieza, que indirectamente, atañe a su infancia. “Un visitante del museo me lo había prometido entregar; pero el tiempo pasaba y, como suele ocurrir, la promesa empezó a llevársela el viento . Ahora, dos años más tarde, esa persona cumplió con lo ficho, y la reproducción del diario de a bordo ya está en mi poder”, cuenta satisfecho el hombre que atesora decenas de tesoros navales a cual más llamativo.

“En la tarde del 23 [de octubre de 1937] finaliza la misión que lo mantenía en aquellas aguas [las de Asturias] y regresó a Ferrol”, finaliza el diario de a bordo que ha pasado a engrosar el museo naval de la cantina de Avilés.

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