Los números de la Navidad avilesina son tan grandes como inabarcables:_400.000 bombillas led, por un lado, y un abeto de 22 metros de altura por diez de base, por el otro. Y en el medio de todo esto, la gran pandemia. La ceremonia de encendido de este año fue igual de discreta en la parte oficial como en la otra, en la de las protestas: una treintena de miembros de “Sos Hostelería Avilés” rodeó el árbol enorme media hora antes de su encendido oficial (las calles ya lo estaban desde hacía un rato).

El árbol de Navidad del Parche, desde la calle de San Francisco. | Ricardo Solís

Cuando se iluminó completamente el cono de luz, los autónomos en lucha se disolvieron sin una voz más alta que otra pese a que la solución al problema que vienen arrastrando desde que el Principado ordenó el cierre de sus negocios tarda en llegar.

Los niños Nicolás Arias y Alba Fernández, de los colegios San Fernando y Villallegre, fueron los que encendieron el gigantesco árbol de Navidad. Con ellos estuvo la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín. Los tres empujaron con los ojos abiertos de par en par el interruptor dispuesto en el salón de recepciones del Ayuntamiento con la voz de Paloma Llera, la presentadora, animando la luz que debía llenar “de alegría y buen ánimo”, en palabras de la regidora, el mes último de un año para borrar de la historia.

“Se enciende, se enciende... se enciende”, plegó Llera. Y así un árbol como una montaña deslumbró en la plaza que para ser la fiesta que era, no anduvo fuerte en la recepción. Y, pese a ello, los aplausos sellaron el inicio de unas fiestas en las que habrá reyes Magos. “No sabemos cómo vendrán, tampoco cómo los recibiremos, pero aquí estarán como todos los años”, señaló Monteserín.

Nicolás Arias y Alba Fernández, con la Alcaldesa. | R. S.

Y es que la ceremonia de ayer fue sobre todo para dos cosas:_para recordar que un mes luminoso comienza, pero también para advertir que cuando termine no tiene que ser en la oscuridad. Para evitarlo, Monteserín recordó las restricciones sanitarias. “Tenemos que reducir los contactos y la cercanía a otras personas”, apuntó.

Tras el encendido sonaron tres villancicos a cargo de una representación del coro del Conservatorio y de un cuarteto de cuerda: “Benedicat vobis”, “Adeste fidelis” y “Noche de paz”. Y así comenzó una Navidad embozada. “Serán las más diferentes de nuestra historia, pero también las más solidarias”, vaticinó la Alcaldesa antes de dejar el estrado oficial y asomarse a la luz más fina. 

“Estamos desesperados”, claman los chigreros avilesinos

“Estamos desesperados”, señaló ayer Rafael Román, del bar El Molinillo, con un cartel de “Se alquila” en las manos. Él y una treintena de profesionales más rodearon el enorme árbol de Navidad que el Ayuntamiento ha colocado en el centro de la plaza de España. Ayer fue el primer día festivo, el primero de la vuelta a la normalidad del año más anormal de todos. “Sólo llegan facturas del trabajo y, después, las de todas las familias. Y no podemos hacer frente al agua, a los autónomos, a nada, con 400 euros”, señaló Román. El escrache que vivió la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, el jueves pasado para los hosteleros “no fue violento porque violento es pasar necesidades”, señaló Diego Fernández y corroboró Cristina del Águila, camarera de La Gaviota, en la ría, que participó en la protesta junto a su jefa. “No creo que todas estas protestas vayan a servir de nada, pero por intentarlo no va a quedar”, señaló la camarera. Ni ella, que es empleada, ni su empresaria, ni nadie están dispuestos a que la lucha contra la pandemia sólo corra de su cuenta.

Los hosteleros, durante la protesta. | Ricardo Solís