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Una herida que sigue abierta en el asfalto

El deteriorado asfalto donde se cayó de la bicicleta al exconcejal avilesino de IU Fernando Díaz Rañón, con lesiones graves, continúa sin reparar

Fernando Díaz Rañón, junto al bache que le provocó un accidente grave en la carretera La Granda-San Zabornín, un año después del suceso.

El exconcejal avilesino de IU Fernando Díaz Rañón ha entrado a formar parte, así sea sin pretenderlo, de la nómina de personas que da nombre a accidentes geográficos, como la difunta Reina Victoria de Gran Bretaña al lago africano homónimo, el coronel George Everest –quien, por cierto, nunca vio la montaña– a la montaña más alta del mundo o el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien hizo llamar Ciudad Trujillo a la capital de la República Dominicana (actual Santo Domingo). A lo que ha dado nombre el expolítico es al bache de la carretera que une La Granda y San Zabornín donde casi se mata el 17 de septiembre de 2019 durante una ruta ciclista.

“Al parecer, como el bache sigue allí y el peligro es manifiesto porque se ha hecho más grande, los ciclistas que frecuentan la zona lo llaman ‘el bache de Rañón’ cuando al ir llegando avisan al pelotón para que todas las unidades estén prevenidas y lo eviten”, comenta con buen humor –negro– el protagonista accidental del bautismo del socavón en el asfalto. “No me importa que lo llamen por mi nombre si eso contribuye a darle notoriedad al bache y que a nadie le pase lo mismo que a mí. Pero preferiría que la administración competente arregle el dichoso bache y no haya que llamarlo de ninguna manera”, comenta el exconcejal epónimo (el tecnicismo lingüístico empleado para las personas que dan nombre a un lugar).

El día que el bache de marras se cruzó en el camino de Díaz Rañón, éste circulaba en compañía de una docena de ciclistas. Venían de Candás, a donde habían ido de ruta desde Avilés para “soltar las piernas” tras realizar el día anterior una salida que les llevó a Covadonga. “Recuerdo que era un martes y que habíamos tomado café en Candás; nos metimos por la carretera de La Granda porque tiene poco tráfico. Es una vía secundaria frecuentada por ciclistas; yo la conocía de haber pasado alguna vez, pero nunca me había dado cuenta de la presencia del bache que provocó mi caída”, relata el exconcejal.

Fernando Díaz Rañón, junto al socavón.

La carretera, prosigue Díaz Rañón, “tiene un firme aceptable aunque algún tramo está deteriorado; el bache que me hizo caer se encuentra en una zona muy traicionera: justo al final de una bajada a la que sucede una subida”. Al meter la rueda delantera en el bache, el manillar de la bici de Rañón se rompió de cuajo y el ciclista cayó de cabeza dándose un fuerte golpe en el cráneo. “Me salvó el casco, de eso no tengo ninguna duda”, asegura. La conmoción cerebral que causó el choque con el asfalto ha borrado todos los recuerdos asociados al accidente de la mente de Díaz Rañón, que solo es capaz de reconstruir lo ocurrido después de la caída por el relato que le hicieron los testigos. “Físicamente no estoy al cien por ciento, padezco secuelas inesperadas, como pinzamiento de nervios y dificultades de movimiento del brazo derecho, la mano y los dedos. Hace unos días traté de tocar la guitarra y ahí me di cuenta de cuánta movilidad he perdido. Psicológicamente sí que estoy bien, como no me acuerdo de nada no tengo el menor miedo a volver a coger la bici, pero a ese respecto quiero ir despacio. Ya habrá ocasión”.

Fernando Díaz Rañón ha vuelto a ver el bache traidor en tres ocasiones. “La primera fui con mi mujer en coche. Quería verlo con mis ojos. Y ya en el sitio comprobé, además de que el bache seguía allí, que es difícil librarlo porque está estratégicamente ubicado en la calzada; solo se puede esquivar anticipando su presencia abriéndose a la izquierda”. La segunda visita al bache la hizo con el perito de la aseguradora y la tercera, con el fotógrafo de LA NUEVA ESPAÑA para hacer la foto que ilustra este artículo.

“Ha pasado más de un año y el bache sigue allí, posiblemente más grande incluso. Al margen del daño que me hizo a mí, ya me parece mal semejante muestra de dejadez en el mantenimiento de esa carretera. Voy a meditarlo, pero ahora mismo lo que me apetece es denunciar a la administración titular de la carretera para depurar responsabilidades y, sobre todo, para que se repare el socavón”, anuncia el expolítico. Ese esperado día el nombre de Rañón dejará también de ser asociado a un peligro vial.

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