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La contracción de la natalidad se agudiza en Avilés: la “generación covid” suma solo 620 nacidos

“En medio de la incertidumbre no se tienen hijos”, dicen los expertos, que defienden que la seguridad económica garantiza la fecundidad

Un bebé recién nacido en el Hospital Universitario San Agustín. Ricardo Solís

Eloy Garay Vior nació hace poco más de dos meses en el Hospital Universitario San Agustín. Forma ya parte de la llamada “generación covid”, que pasará también a la historia porque nunca, desde que se tiene registro, vieron la luz tan pocos críos en el área avilesina: desde enero y hasta noviembre nacieron 620 bebés, y la previsión es que a 31 de diciembre los nacidos sumen 670. El año pasado ya con las cifras en caída libre nacieron 709 pequeños. Así, pues, lejos del “baby boom” que se aventuró en los primeros compases del confinamiento, Avilés sufre una contracción de la natalidad sin precedentes de la que no es ajena el resto del país. ¿La razón? “En medio de la incertidumbre no se tienen hijos. El principal factor que garantiza una fecundidad sostenida es la seguridad económica, y no la va a haber”, apuntan expertos como Antonio Izquierdo, catedrático de la Universidad de La Coruña. Muchos niños de la “generación covid” son hijos de padres, ahora, sin estabilidad laboral.

Así que lejos de un “baby boom” –la última explosión demográfica en Avilés fue en 1977, con más de 2.000 partos–, el área sanitaria avilesina cuenta a los nuevos retoños de pocos en pocos: en enero nacieron sesenta, en febrero 54, en marzo 52, en abril 60, en mayo 55, en junio 46, en julio 61… Para la mayoría de mujeres que dieron a luz desde marzo las cosas no fueron fáciles: “El embarazo fue solitario, mi pareja no pudo entrar a ninguna consulta. Así que estaba sola para disfrutar de ver al pequeño y sola también en caso de que hubiera habido malas noticias”, explica Verónica Vior, madre del pequeño Eloy, que como la mayoría de embarazadas en tiempos de nuevo coronavirus vivió los meses de gestación “con menos paseos, con menos compras para el bebé y menos vida social para evitar cualquier contagio”.

Los niños de la “generación covid” nacieron con visitas virtuales y medidas de protección extraordinarias. Sus madres parieron con mascarilla. “En mi caso mi marido pudo estar conmigo en el paritorio y hasta que me dieron el alta, pero fue muy de agradecer no tener visitas. Nos dimos cuenta de que tenía que ser así siempre”, apunta. En el Hospital Universitario San Agustín del total de partos, 405 fueron eutócicos –es aquel que transcurre de manera normal sin necesidad de intervención médica, es decir, natural y por vía vaginal– y 98 por cesárea, lo que representa el 16 por ciento del total. Como curiosidad, llama la atención que el porcentaje de cesáreas en el mes de abril, epicentro de la primera oleada covid, fue uno de los más bajos del año, con un 13 por ciento. En cuanto al número de partos múltiples, en Avilés se registraron ocho en lo que va de año.

Con los datos de partos a mes de noviembre, el área sanitaria avilesina se consolida, en conclusión, como la más envejecida de Asturias y, dentro de su zona, hay concejos como Muros de Nalón o Cudillero que triplican el índice de mayores de 65 años en España. Como telón de fondo de la caída demográfica que afecta sobremanera a Avilés –la ciudad bajó de la barrera de los 80.000 vecinos en 2018– está la crisis económica y las regulaciones de empleo en las empresas de la comarca que provocaron la marcha de muchos trabajadores en edad de procrear.

También influye la baja del número de extranjeros en la ciudad, la “fuga” de jóvenes con estudios y la actual situación económica y laboral derivada de la crisis sanitaria por el coronavirus. En los cursos de La Granda del pasado verano, el exrector de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Puyol, subrayó que Asturias perdía unos 3.000 habitantes cada año, lo que quiere decir que para 2025 bajaría del millón de habitantes, e hizo una sonora declaración: “De seguir así, en una prospección teórica, los asturianos habremos desaparecido en 2400”.

En esto no influye únicamente la escasa natalidad, también la creciente emigración de jóvenes y el escaso impacto de la inmigración, en la mitad de la media española. El terremoto del covid-19 se encuentra con estos débiles cimientos, también en Avilés.

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