Los avilesinos retomaron ayer la vida cotidiana poco a poco y a cubierto, que hacía frío.
El día siguiente de una Nochevieja con toque de queda y sin apenas incidencias policiales (quitando las asociadas a las restricciones del estado de alarma) fue tan discreto que algunos vieron escenas de soledad propias de los pasados días primaverales.
Pocos fueron los bares que abrieron y fueron pocos, en consecuencia, los que guardaron cola para el vermú. Unos cuantos más, sin embargo, lo hicieron para comprar chocolate y churros. En el parque de Las Meanas se vieron bien a los demandantes.
Pero eso no quitó para que los que tenían que trabajar pese al festivo lo hicieran como si nada: barrenderos, taxistas...