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José Ramón García López | Pregonero del Socorro: “Pido al Cristo que esta situación y el virus pasen pronto”

“Esta galerna que nos toca vivir no se sabe por dónde sopla, viene por todas partes; es un enemigo malo de combatir”

José Ramón García López, director del Museo Marítimo.

José Ramón García López (Luanco, 1944) lleva tres décadas como director del centro museístico más longevo de la región, el Museo Marítimo de Asturias. Es además la persona nombrada para dar el pregón de las fiestas del Socorro de Luanco, que en circunstancias normales, se desarrollaría estos días. Sin embargo, la crisis sanitaria obligó a suspender todo el programa festivo: la procesión, el concurso de canción marinera, las verbenas, el ambiente en las calles y también el pregón en el salón de actos del instituto de la capital gozoniega. Las fiestas del Socorro conmemoran el “milagro” del Cristo que el día 5 de febrero de 1776 “salvó de morir ahogados” a una veintena de embarcaciones tras una galerna.

–Este año no habrá fiestas del Socorro ni pregón por cuenta de la situación sanitaria...

–El pregón y las fiestas del Socorro de este año toca pasarlas en casina y con cuidadín.

–Hablando en términos marineros, vaya galerna que nos toca vivir con el virus, la situación está muy complicada...

–Esta galerna está fastidiada, sí. No se sabe por dónde sopla y viene por todas partes. El virus es un enemigo muy malo de combatir. La situación está complicada, así es.

–En unas circunstancias normales y siguiendo la tradición de las fiestas del Socorro, el pregón se habría celebrado el pasado domingo en el salón de actos del instituto. Sabiendo que la pandemia obligaba a suspenderlo, ¿tenía algo escrito?

–Ya pensé en algún apunte, lo convencional como poner de relieve el “milagro” del Cristo que salvó a toda una flota de pesca tras una galerna. De lo contrario habría dejado viudas y huérfanos, sería una catástrofe. Por eso el Socorro es una fiesta, una celebración con todas las letras, para Luanco es lo máximo. Por eso tienen tanta emoción la misa y la procesión. Cuando yo era niño, en los años cincuenta, ya habían pasado dos siglos del “milagro” pero la desprotección de los marineros era como entonces, nada que ver con ahora. No había radios ni radares ni partes meteorológicos, y los marineros solo tenían la experiencia y la contemplación y trabajaban además en embarcaciones frágiles y con una desprotección total, sin prevención. Y las galernas solían llegar sin avisar.

–¿Llegó en algún momento a pensar en leer el pregón este año con esta situación tan anómala?

–Leer el pregón en las fiestas del Socorro para un luanquín es un honor, es lo máximo. Eso sí, desde que me comunicaron que iba a ser el pregonero no pensé en poder hacerlo en ningún momento. Vimos caer ya la Semana Santa, los Juegos Olímpicos, las fiestas, la Cabalgata,... y en las Navidades creo que lo estropeamos todo.

–Leerá el pregón el año próximo, ¿no es así?

–Así es. Esa es la idea.

–Avance algo más de su texto.

–Hablaría de mis recuerdos personales de infancia, de los años cincuenta. Por relacionarlo con el Museo Marítimo, el centro fue inaugurado en 1948 siendo Eulogio Varela el primer director. Concebía el centro como un museo etnográfico con carpintería de ribera, aparejos... Recuerdo que el muelle estaba lleno de anzuelos con palometa y congrio, con trozos de red y todo en Luanco estaba vinculado a la mar, era un pueblo marinero. Había fábricas conserveras,... era la vida. Y por estas fechas, se comía besugo y palometa, que era lo que había. Luego ya en verano tocaba el bonito que permitía a las familias salir adelante.

–Los luanquinos son fieles devotos del Cristo del Socorro. ¿Qué le pediría como pregonero?

–Le pediría que todo esto que estamos viviendo pase pronto y acabar con el virus. Las vacunas ya están en marcha y, además, tengo confianza en el Aplidin, un tratamiento de la española PharmaMar, que es un antiviral que están probando con animales y podría llegar a liberar los hospitales. Las personas de mi generación, que nos libramos de la guerra civil, estaba reciente la Segunda Guerra Mundial y pensábamos que ya no habría problemas similares, pero ahora nos llegó este virus y sus consecuencias.

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