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Avilés inventa el “terraceo” de soportal

Los avilesinos hacen de la necesidad virtud y ante la prohibición de consumir en los bares, que sí pueden vender para llevar, se guarecen en los históricos arcos del casco antiguo

Varias personas toman café en el espacio soportalado de la plaza Hermanos Orbón.

“Salgo a la calle a respirar, ya no aguanto en casa. Y como ahora no se puede ir a los bares, pues tendremos que meternos en los soportales porque con esta lluvia…”, comentan un par de mujeres de unos cincuenta años resguardadas de las inclemencias meteorológicas en una de las zonas soportaladas de Rivero. La vida social avilesina ha cambiado con la pandemia, y más sin terrazas hosteleras y con unos días en los que las precipitaciones hacen acto de presencia. Las calles están casi vacías y las zonas de paseo habituales, como la margen izquierda de la ría, no invitan a caminar. Pero como Avilés, fruto de su pasado medieval, cuenta con 3,3 kilómetros de soportales –tantos como la playa de Salinas en un trayecto de ida y vuelta– la solución está servida: los arcos que antaño cobijaron negocios artesanos y que en días de lluvia evitan mojarse, son ahora los nuevos escenarios del “terraceo”. Eso sí, guardando las distancias y sin formar grupos de más de cuatro personas.

Si cerca de los soportales hay un bar que sirva para llevar, pues miel sobre hojuelas. “Es que tomar un café pide un poco de charla”, se justifican Ana García y su cuñada María José Pérez, ambas bajo los soportales del Parche. Los soportales anexos a la plaza de Álvarez Acebal también son un lugar de encuentro en días de lluvia para alumnos del conservatorio y familiares que antes tomaban el café en las cafeterías del entorno. Parafraseando aquella canción de Gabinete Caligari y ante la ausencia de bares: “Soportales, qué lugares tan gratos para conversar…”

“Está muy bien, la gente guarda la distancia y te tomas el café muy a gusto”, señalan María Bravo y Diego Moreno

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“Salimos por el paseo de la ría para estirar las piernas y luego vinimos a la plaza (Hermanos Orbón) a tomar un cafetín”, comentan María Bravo y Diego Moreno, enfundados con ropa deportiva y sentados bajo los soportales. Muchos negocios de hostelería están cerrados porque con las restricciones sanitarias vigentes perderían dinero abiertos, pero en Hermanos Orbón hay varios que sirven consumiciones para llevar. La mayoría de los clientes permanecen en la plaza y más aún en días de lluvia. “Está muy bien, la gente guarda la distancia y te tomas el café muy a gusto”, señalan Bravo y Moreno.

Dos jóvenes toman un aperitivo en un soportal de la calle Galiana. Ricardo Solís

A unos metros, un grupo de cuatro jóvenes ha decidido reunirse en este entorno para charlar. Llevan consigo mascarilla y, siendo conscientes de la delicada situación sanitaria de la ciudad, consciente o inconscientemente, conversan a distancia. Al otro lado, Yani Ortega y su marido Rufino Piñera toman un café, de pie, con su pariente Charo Piñera. “La plaza es un lugar para hacer vida social: venimos a hacer la compra, tomamos un café y, de paso, nos ponemos al día”, comenta Ortega. “Charlamos el tiempo que dura el café, unos cinco o diez minutos”, añade. Charo Piñera tiene claro que Avilés es un buen lugar para mantener la vida social en estos tiempos en los que no hay terrazas en los que sentarse y llueve con ganas: “Hay muchas zonas con soportales: Galiana, Rivero, tramos de Sabugo… y claro, la Plaza”.

Y en Hermanos Orbón también hay quienes dan vueltas y más vueltas para hacer ejercicio, sobre todo personas mayores a las que no les hace falta café para tener más energía; bajo los soportales pueden dar caminatas a salvo de la lluvia y, si se da el caso, se paran a hablar con conocidos de cualquier tema, aunque sea “del dichoso covid”.

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