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Los encuentros eróticos de los jóvenes en pandemia: más romance, menos sexo

“Hay mayor satisfacción cuando se logra quedar”, sostiene el avilesino Iván Rotella, “aunque lo online no suple la necesidad de beso y caricias”

Una pareja celebra el rito del beso en la ermita de La Luz.

El covid es un “ladrón” de vidas. También de besos y abrazos que añora casi cualquiera, de adolescentes a personas mayores. Pero, ¿cómo está afectando el covid a nuestra forma de vivir la sexualidad? Las respuestas las tiene Iván Rotella, al frente de una Consultoría Sexológica en Avilés.

“El covid y las medidas que se han ido desarrollando han supuesto un enorme desafío para todo lo relacionado con la seducción y los encuentros eróticos, tanto esporádicos como estables. Un reflejo de esto ha sido la evolución que las propias aplicaciones para ligar han ido sufriendo a lo largo de todos estos meses: de aplicaciones de contacto han pasado a aplicaciones de charla, conocimiento y comunicación. Todas han registrado un gran aumento del minutaje que se dedica a charlas y han dejado en evidencia cómo el número de conversaciones antes de dar el paso de quedar también han aumentado exponencialmente”, explica el sexólogo, que precisa: “Hemos pasado a incluir, dentro de las preguntas para saber qué tipo de persona está al otro lado, qué se ha hecho durante el confinamiento o si se han adoptado medidas de protección o no frente al coronavirus. Esto significa que ya no solo nos preocupan los embarazos o las infecciones de transmisión sexual si no que el punto principal de seguridad ha pasado a ser todo lo relacionado con el covid”. Podría decirse que estamos en tiempos de más romance y menos sexo.

Pero no todo son malas noticias. Al aumentar el tiempo de comunicación entre las personas “se ha conseguido un mayor nivel de encuentro y satisfacción, cubriendo así las expectativas iniciales”. Eso sí, el mundo online, especialmente en esto de ligar, no suple la necesidad humana de contacto, de besos, de caricias y de abrazos. “La erótica a través de las pantallas ha suplido en muchos casos esa necesidad, pero no es algo que pueda, de momento, ser más que un obligado sustitutivo”, explica el responsable de la Consultoría Sexológica, que apunta a que el deseo ha sido lo primero que se ha visto afectado en todas las personas durante la pandemia.

“Muchas personas solteras llevan muchos meses sin posibilidad ni ganas de contactos esporádicos y con una evidente complicación para encontrar una persona con la que compartir una relación estable si esa es su expectativa. En la adolescencia, esta se ha visto más restringida ya de lo habitual. Usualmente se ejerce cierto control por cuestiones que pueden ser morales o de simple cuidado dada su edad, pero en un momento vital en el que la percepción de riesgo disminuye mucho, la pandemia ha llevado a un control mayor y más restrictivo por parte de muchas familias a la libertad de los y las adolescentes”, explica Iván Rotella, que confiesa que le preocupa la recuperación del afecto. “Esos afectos que nos configuran como la sociedad que somos y que son una imprescindible comunicación no verbal”.

El momento tampoco es más complicado para parejas estables, en las que, a su juicio, está a pruebo el deseo, “las ganas”. “La vida social tan restrictiva y la vida de pareja como única opción lleva a ser una especie de test de resistencia para las parejas. Por esta razón es muy importante cuidar de la otra persona, pero también tratar de tener espacios personales para cuidarnos, para poder oxigenar y ver las cosas con la perspectiva justa, ni descuidada ni excesivamente restrictiva”. A estas parejas, Rotella ofrece un consejo: “Aprovechemos para profundizar en la relación, jugar, recuperar cosas que hacíamos antes y hemos dejado de hacer y nos gustaban mucho. Y también para cultivar cuidados y aficiones que nos lleven a poder tener otras conversaciones y que no todo gire en torno al virus”.

Rotella está seguro que esto pasará, tendrá fin. “Cuanto más nos hayamos cuidado, primero nos recuperaremos”, concluye. Entonces volverán los besos robados, los abrazos, las caricias secuestradas ahora por el covid.

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