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Ganar tiempo: un análisis sobre los efectos del acuerdo de las izquierdas en Avilés

El pacto presupuestario acerca a Mariví Monteserín al ecuador del mandato en una travesía únicamente alterada por la pandemia: el enemigo está fuera

El abrazo cómplice entre Mariví Monteserín y el exalcalde y actual presidente de la Autoridad Portuaria de Avilés, Santiago Rodríguez Vega, durante la toma de posesión de la primera el 15 de junio de 2019. | R. Solís

Inaudita ha sido la favorable coyuntura que ha permitido esta semana que Avilés se convirtiera en la primera –y única– gran ciudad asturiana que no pasará el 2021 en prórroga presupuestaria. El histórico acuerdo de las izquierdas locales marca un antes y un después a punto de llegar al ecuador de un mandato que será recordado de por vida por una pandemia que se ha llevado por delante casi todo de nuestra cotidianeidad, pero que en la vida municipal ha sumado un consenso desconocido hasta ahora.

Las cuentas recién aprobadas con 19 votos de los 25 que suma la Corporación representan, en el ámbito local, el mayor acuerdo de la democracia en este ámbito de decisión. En el origen está la voluntad de algunas fuerzas políticas de avanzar en una dirección que no es fruto del azar.

Recuperar el rumbo.

En un contexto de lo más volátil tanto las instituciones públicas como las empresas necesitarán tiempo para adaptarse a la nueva realidad. El acuerdo presupuestario de Avilés debe servir también para reforzar el mensaje de la necesidad de avanzar en cuestiones clave frente a la parálisis impuesta por el coronavirus. El hecho de que Avilés tenga aprobadas sus cuentas de 2021 también arroja un aprendizaje para futuro. A saber: con un sistema desgastado por una crisis sanitaria que afecta a todos los estamentos de una sociedad que ya no se sostiene sobre los antiguos mimbres, un equipo unido es capaz de sortear la tempestad sin grandes sobresaltos. Cuando las cosas se ponen feas, los remeros sin dirección no logran recuperar el rumbo.

El dilema de Baterías.

Si un remero no rema, el bote va despacio. Si un remero rema en otra dirección, el bote se mueve de forma errática. Si el grupo no rema al unísono, el bote no tendrá un rumbo fijo. Si cada uno se detiene a coger fuerzas cuando lo considera necesario, el bote nunca llegará a puerto. Por eso, la dirección que ahora ha tomado la Corporación avilesina puede servir de espejo ante futuros dilemas en lo municipal. Uno muy claro para el resto del mandato será el proyecto de Baterías. Habida cuenta de que los grupos de la oposición tratarán de hacer leña del árbol caído tras la denuncia contra el dirigente socialista Álvaro Álvarez conviene no tensar la cuerda, pero sí marcar líneas rojas.

Conquistas frente a protestas.

A Mariví Monteserín le quedan por delante dos años de mandato. En la toma de posesión, el 15 de junio de 2019 acudía al concepto de Lula da Silva sobre la democracia: “Es permitir el derecho de adquirir conquistas, y no sólo el derecho a la protesta”. Seguro que alguno de los 13.949 votantes que la respaldaron en los últimos comicios habrá sumado en estos dos años más de un argumento para la protesta, pero de lo que no cabe duda es el mérito de gestionar en tiempos de zozobra, cuando el enemigo está fuera, el virus lo impregna todo y resulta casi imposible atender los problemas cotidianos. A través de plenos y comisiones telemáticas, se han tomado un gran número de decisiones con las que apoyar a los ciudadanos de Avilés y a su tejido productivo. Para ganar tiempo. Y para consolidar el Avilés que se planteaba la Alcaldesa al inicio de mandato, que sea espacio de generación de nueva actividad económica comprometida con la innovación, la investigación y el conocimiento. Para lograrlo resta sortear algunos obstáculos. Por ahora no cabe duda que han sido más las conquistas que las protestas.

Los argumentos de los socios.

Ciudadanos y Cambia Avilés no sólo han querido enfatizar con su “sí” al presupuesto la colaboración por “salir de la especial situación que vivimos”, tal como argumentaron en el último Pleno sino también celebran el hecho de las cuentas “ofrecen una respuesta adecuada a las necesidades de los avilesinos”. Reman en el mismo barco porque la formación naranja, socio prioritario del gobierno socialista de Mariví Monteserín, ha arrancado el compromiso de mejorar los proyectos de movilidad urbana, aumentar las ayudas a vivienda, elevar la cuantía de los capítulos destinados a promoción comercial, inserción laboral y mejorar el posicionamiento de la marca “Avilés, ciudad industrial”.

Del lado de Cambia, para salir del bloqueo del virus, se ha renunciado a su histórica pretensión de remunicipalización de servicios, para incorporar al proyecto presupuestario la posibilidad de generar más alternativas de empleo para los avilesinos gracias a un fondo social que permita “amortiguar los efectos de la pandemia y no dejar a nadie atrás”, como ellos mismos reconocen.

PP y Vox, por su parte, argumentaron su “no” en que no era su proyecto para Avilés. El gobierno local trató de buscar un acercamiento con el PP asumiendo parte de sus propuestas, pero no fue suficiente la cuantía del fondo de rescate. A la portavoz popular, Esther Llamazares, le duele “haber hecho miles de propuestas” y que “nos hayan dicho ‘no’ desde el minuto cero”.

Punto de partida.

Los términos del acuerdo en las cuentas avilesinas han permitido repleantear el terreno de juego respecto al inicio de mandato. La mesa de trabajo integrada por partidos, agentes sociales y económicos para poner en marcha medidas encaminadas a mitigar las consecuencias de la crisis sanitaria en la economía local y las medidas consensuadas en ella, además de incorporarse al presupuesto, deben servir como escenario de trabajo futuro. Habrá críticas y muchos más “no”, forma parte de la actividad municipal, pero conviene evitar el pataleo. Continuando con el símil de la embarcación, los mares son imprevisibles, y siempre llegan marejadas. Permítanme repetir que en medio de esta crisis, todos estamos en el mismo barco y compartimos la responsabilidad de su rumbo.

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