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Metamorfosis de ciudad

El proyecto para las naves de Balsera con fondos de la UE, clave de la regeneración urbana, cuando Avilés busca futuro para Alu Ibérica tras la caída de la cúpula de la empresa

Las naves de Balsera, junto a la ría de Avilés.

La situación generada por el covid-19, unida a la necesidad de reinventarse, ha cambiado las relaciones laborales y también la forma de relacionarse las administraciones con el ciudadano. La hoja de ruta del Ayuntamiento de Avilés para optar al programa de fondos europeos en el marco del plan “España Puede” no hace si no ratificar la necesidad de orientar el modelo de ciudad hacia los campos señalados como estratégicos dentro de la filosofía de la financiación de ámbito comunitario.

Las 19 iniciativas locales, por importe de 124,65 millones de euros, responden a un modelo de transformación urbana y social, como dio a conocer ayer la alcaldesa, Mariví Monteserín, pero igualmente orientan hacia dónde se dirige la transformación económica e industrial del municipio. El esperado centro de formación industrial y un nuevo espacio para emprendedores, dotado de un laboratorio para testar sus proyectos y espacios coworking para nuevas startups con sede en Avilés, en las antiguas naves de Balsera, abren la puerta hacia ese futuro donde se impone la agilidad y la operatividad en las relaciones laborales. Y también despeja el porvenir de esa joya del modernismo industrial que ahora permitirá consolidar industrias innovadoras y sostenibles a la orilla de la ría. Diez millones de euros se llevarían ambas iniciativas, pero tratando de que esas necesidades de cambio no se sustenten solo en los impuestos de los avilesinos sino que ahora vengan fondos de fuera. No se trata tanto de reinventar Avilés sino de buscar un resurgimiento mediante la puesta en marcha de estrategias de revitalización económica y regeneración urbana que logren alcanzar el consenso en torno a un nuevo proyecto de ciudad.

Tras tres décadas de retroceso demográfico y severos ajustes sobre el empleo provocados por la reconversión industrial iniciada en los ochenta, la ciudad de Avilés ofrece síntomas de recuperación en sus 19 “manifestaciones de interés” (el término acuñado por la UE para optar a financiación comunitaria).

Ejemplarizante es también la iniciativa local que opta a financiación europea para revertir el invierno demográfico. La puesta en marcha de espacios de convivencia intergeneracional, las propuestas para facilitar la autonomía de nuestros mayores o el centro de estancia intermedia en el Hospital de Avilés vienen a confirmar lo que ya era una realidad en el programa vivir en Avilés. El futuro pasa por un impulso a las políticas de rejuvenecimiento de la población sin dejar a un lado la adaptación de la ciudad a las demandas de las personas de edad.

La transición ecológica, ya incorporada en el plan de movilidad, con un amplio paquete de medidas, valoradas en unos 16 millones de euros hasta 2030, se pone de manifiesto en el programa presentado a los fondos europeos y que van desde la renovación de las flotas de transporte público a la mejora de las líneas actuales. No se olvida tampoco el Ayuntamiento en este capítulo en la regeneración ambiental del entorno de la playa del Arañón y la marisma de Maqua. La zona de San Balandrán volvía a estar de actualidad esta semana tras la intervención de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional en la planta de Alu Ibérica. Tan llamativo como el despliegue de un centenar de agentes por todas las sedes de los actuales propietarios de la empresa (Grupo Industrial Riesgo), en Galicia, Madrid, Málaga y Castellón, fue la reacción del Gobierno del Principado. Tras meses de tibieza en sus manifestaciones públicas acerca de la deriva que había tomado el traspaso de las plantas de Avilés y La Coruña de Alcoa al fondo suizo Parter y desde hace 11 meses a Grupo Industrial Riesgo, cuya cúpula pasó a declarar este viernes por la Audiencia Nacional, el titular de Industria hacia ademán de entrar con Alu Ibérica en un proceso análogo al del rescate de la empresa Duro Felguera. La aportación de la Administración regional de 6 millones de euros para salvar a Duro marca un hito en la historia de la comunidad y podría sentar precedente para desenmarañar el futuro de Alu Ibérica y sus trabajadores, que pende un hilo desde hace meses.

Los sindicatos piden que la empresa pase “a manos competentes” en tanto que se resuelve si hubo o no delito en el desembarco de los actuales dueños. La máxima autoridad local reconoce que los trabajadores llevan muchos meses sufriendo y, aunque entiende Monteserín que asistimos a “un momento delicado”, todas las partes coinciden en que el final de este proceso sea una fábrica con futuro. Si la SEPI tiene que actuar, tendrá de su lado también al Ayuntamiento. La aspiración de la comarca avilesina no puede ser otra que se den los pasos hacia un buen porvenir del sector del aluminio.

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