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Arcelor avanza en Avilés en la aplicación de microbios en la producción de acero

El complejo de la falda de Valliniello, expansión del campus de I+D, acoge un Biolab e investigaciones de las que se benefician las minas del grupo

La gran nave que acoge el centro Biolab de ArcelorMittal, situado en la zona empresarial de La Loba. Mara Villamuza

En la falda de Valliniello se avanza en la utilización de enzimas y microorganismos en el proceso de producción del acero y, especialmente, en el sector minero. La gran nave que ocupan los investigadores de ArcelorMittal en la zona empresarial de La Loba, junto a la margen derecha de la ría, guarda el Biolab del complejo de I+D+i de ArcelorMittal en Asturias, una de las últimas incorporaciones al “Silicon Valley” del acero. Junto a la ría de Avilés se investiga en la aplicación de la biología en el proceso de producción del acero y en las minas que el grupo minerometalúrgico tiene repartidas por el mundo. Mejorar los medios de producción, desarrollar nuevos productos y reducir el impacto ambiental de las actividad fabril constituyen los principales beneficios de la biotecnología industrial, que utiliza enzimas y microorganismos para elaborar productos de origen biológico. Y en ello está Arcelor.

La nave de casi 4.000 metros cuadrados que domina el alto de La Loba guarda, además, todas aquellas instalaciones del área de Recursos Sostenibles para los que ya no había espacio en el centro de la calle Marqués del Suances (conocido como el Grid). Allí se ha mudado el área de Minería Sostenible que dirige la ingeniera avilesina Ana Fernández Iglesias. Esta línea de investigación se puso en marcha en 2008 para ayudar a las minas del grupo ArcelorMittal a mejorar la gestión de sus “tailings” (una mezcla de agua y material inerte procedente de la explotación del mineral).

El área de Minería Sostenible avilesina da servicio a todas las minas del grupo y está orientado a la búsqueda de la sostenibilidad de las explotaciones mineras. En la nave de Valliniello están alojadas plantas piloto para la recogida y análisis de muestras de todas esas minas, de bombeo de aguas, de seguridad de presas y de residuos que se generan en ellas. La sostenibilidad y la economía circular constituyen el faro del complejo de La Loba junto a su laboratorio de biología industrial.

3.600 pruebas PCR

La instalación de la falda de Valliniello, asentada en terrenos del Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA), ha estado muy vinculada en el último año a la crisis sanitaria por la pandemia del covid-19. El Biolab de ArcelorMittal fue uno de los centros acreditados por el Instituto de Salud Carlos III para realizar test de PCR para el diagnóstico de coronavirus. Recibió la acreditación en abril del año pasado y, desde entonces, se han realizado allí más de 3.600 PCR.

Los centros de I+D+i de ArcelorMittal tuvieron un papel clave en el consorcio impulsado junto a ThyssenKrupp y el centro tecnológico Idonial para la fabricación de respiradores y pantallas de protección impresas en 3D durante los meses más duros de la pandemia. El respirador ideado por el consorcio obtuvo además el visto bueno de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) para la investigación clínica y su posible uso fuera de España. No solo eso. Los socios, junto a la empresa Normagrup, han recibido más de un millón de euros de un proyecto europeo para poder activar una línea durmiente de fabricación de dispositivos sanitarios en Asturias que se activará cuando sea necesario.

El gijonés Nicolás de Abajo asumió en 2018 la coordinación de los diecisiete centros de I+D que el gigante del acero tiene repartidos por el mundo y que emplean a más de 1.500 personas. Este ingeniero, además, fraguó el centro de investigación de Arcelor en Asturias, que desde 2008 vive una época prodigiosa. En este tiempo ha pasado de una veintena de investigadores a más de cuatrocientos.

El embrión de este gigante de la I+D+i está en el centro de la avenida Marqués de Suances, conocido ahora como el campus Grid. Cuenta con 7.000 metros cuadrados en los que se investiga sobre los procesos de cabecera y reciclado o los refractarios, claves en la actividad siderúrgica. También hay I+D sobre medio ambiente y fluidos fruto del proceso siderúrgico, así como sobre megatrónica, ligada al sector del automóvil, energía, digitalización, big data, inteligencia artificial, laboratorios de agua y de aire.

En pleno Parque Empresarial avilesino se encuentra el campus New Frontier, 4.000 metros cuadrados en un edificio inspirado en los slabs que salen de Arcelor, donde se investigan nuevos materiales y las nuevas tendencia tecnológicas. Es una factoría digital que aloja varias plantas piloto, entre ellas una para experimentos de laminación. A no muchos metros se encuentra la fábrica de piezas en 3D, que comenzó a funcionar a principios de 2018 en unas naves de alquiler de La Loba y que se expandió a una nave del PEPA tras la firma de la alianza entre ArcelorMittal y la firma austriaca Frankstahl.

El Biolab, al completo

La última pieza que ha sumado ArcelorMittal al complejo investigador asturiano es el Biolab de la falda de Valliniello. Ocupa cuatro parcelas en los números 6, 8, 10 y 12 de la calle Las Rederas, su construcción comenzó a principios de 2018 y comenzó a equiparse a finales de ese mismo año. La colosal nave ya está prácticamente al completo. El complejo investigador de Arcelor-Mittal no ha parado de crecer desde 2018 y, de seguir haciéndolo, necesitará de nuevo suelo. Según las fuentes consultadas, el centro de I+D+i asturiano de ArcelorMittal buscará fondos europeos para continuar su escalada particular en Avilés y en el Principado. Desde la multinacional descartan ofrecer información al respecto.

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