Las "mineras" de La Arena tendrán su homenaje este verano

La asociación “Garabuxada” prepara una exposición sobre las trabajadoras de las conserveras locales que recogían carbón en Los Quebrantos

Una de las “mineras de la mar”, fotografiada en Los Quebrantos.

Una de las “mineras de la mar”, fotografiada en Los Quebrantos.

Illán García

Illán García

La Arena

La asociación “Garabuxada” quiere homenajear a las “mineras de la mar”, las mujeres de La Arena que fueron empleadas de la extintas fábricas conserveras, las que “pañaban” carbón en la playa de Los Quebrantos y, entre tanto, cuidaban a su familia y atendían la casa. La idea verá la luz el próximo verano y tiene varios frentes abiertos. Fernando González, portavoz del colectivo, tiene pendiente aún una reunión con el Ayuntamiento de Soto del Barco con el fin de que se sume a colaborar en el desarrollo de esta iniciativa que engloba una exposición fotográfica y audiovisual sobre las carboneras, una web en la que incluir testimonios y recuerdos sobre ese labor, un libro y, por último, una escultura “que simbolice el esfuerzo de la mujer a pie de playa durante décadas”. “Poco a poco iremos concretando las acciones”, señala González.

“Garabuxada” quiere homenajear a esas mujeres, principalmente, que a pie de playa recuperaban el carbón que llegaba al arenal, en Los Quebrantos y en La Llama. “A partir de los años sesenta, con la incorporación del diesel a las embarcaciones en sustitución del vapor, desciende el número de personas que iban a por carbón, pero a día de hoy, todavía quedan personas que siguen yendo para darle uso en la cocina”, indica el portavoz del colectivo arenesco. Muchas de esas mujeres utilizaban el cedazo empleado para la captura de la angula. La acumulación de carbón en la desembocadura del Nalón generó además ‘mariscadores’ del mineral, que “pescaban” desde sus barcas.

Las conserveras –en la imagen– también hicieron uso del carbón recogido en la desembocadura del Nalón.

Las conserveras –en la imagen– también hicieron uso del carbón recogido en la desembocadura del Nalón.

La intención de “Garabuxada” es iniciar este particular homenaje en los primeros compases de la temporada estival y con el objetivo de que finalice al acabar el año. “Todas las actividades serán al aire libre para disfrute de todas aquellas personas que visiten La Arena”, señala González, que ha pedido la colaboración de los vecinos para aportar más material gráficos a la muestra que ya está preparando.

“Habrá una exposición física y virtual, que a través de un código Qr permitirá ampliar información”, detalla González, que quiere con esta iniciativa que la tradicional labor de las mujeres en la playa con cestos de carbón no se pierda en la memoria y que las generaciones futuras sepan que hace años hubo una importante labor en Los Quebrantos que nada tenía que ver con el ocio. “En los años ochenta, recuerdo ir con mis padres”, apunta el portavoz de “Garabuxada”, que guarda en su retina alguna de aquellas estampas de una labor que “ya” para entonces “era residual”.

Una arenesca, con un cesto de carbón.

Una arenesca, con un cesto de carbón.

La minería del carbón en la cuenca central asturiana generó muchos nuevos puestos de trabajo en la Asturias rural. Dentro del mundo asociado a la vecindad de las minas era normal hablar de un amplio espectro de profesionales, pero también hubo otros que aprovechaban los materiales que la mina consideraba de desperdicio. El lavado de carbón en los ríos y en sus desembocaduras generó otra profesión, la de las mujeres a la que ahora quieren rendir tributo desde “Garabuxada”. Una labor muy alejada de los centros productores, pero que evidencia la labor desarrollada por la población femenina en algunas zonas de Asturias.

Cecilia sacó una foto a su amiga Marisa –protagonista de la imagen superior– mientras ésta pañaba o sacaba carbón en la playa de Los Quebrantos de San Juan de La Arena a principios de los setenta. Entonces el río Nalón arrastraba durante todo su curso los restos de carbón procedentes de los numerosos lavaderos que ennegrecían sus aguas. Estos restos se acumulaban en la desembocadura y la gente de la zona los recogía con cedazos. Ese carbón tenía principalmente un uso doméstico pero hubo una época en que también era vendido a las fábricas de conservas del pueblo que lo necesitaban para cocer el pescado. En La Arena llegaron a funcionar nueve de estas fábricas al mismo tiempo.

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