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Una Semana Santa de plastilina

El onubense Fermín Gómez, un “sin techo” que ha rehecho su vida en Avilés, expone en el albergue de transeúntes una docena de pasos a escala fabricados con sus manos

Fermín Gómez Mateo enseña la maqueta del Cristo de los Gitanos | F. L. J.

Las hábiles manos de quien en su día fue tapicero, el onubense Fermín Gómez Mateo, han creado una Semana Santa en miniatura que asombra a cuantos pasan por la calle La Estación de Sabugo y se detienen en el escaparate del albergue de transeúntes, donde se exhiben una docena de pasos penitenciales en miniatura a cual más primoroso. “Soy natural de Huelva y desde pequeñito estuve muy metido en las cosas de Semana Santa así que no me ha sido costoso hacer réplicas de algunos pasos conocidos, aunque la verdad es que no me tengo por una persona especialmente devota”, explica el “manitas”.

El imaginero de Sabugo ha utilizado para fabricar sus miniaturas materiales baratos o reciclados, al alcance de cualquier persona: cartón, papel, retales de tela, flores artificiales, pegamento y plastilina, además de buenas dosis de maña y paciencia. “Hay alguna imagen comprada por internet porque no me daba tiempo a hacerlas”, se justifica. Es el caso de la Santa Cena, un composición con demasiadas figuras como para poder modelarlas en el tiempo que Fermín Gómez Mateo ha dedicado a crear su particular Semana Santa a pequeña escala.

Detalle del paso de la Santa Cena. | F. L. J.

Detalle del paso de la Santa Cena. | F. L. J.

El listado de pasos reproducidos incluye, entre otros, La Borriquilla –que en su versión onubense es conocida como “La Borriquita”–, El Cautivo, La Dolorosa, San Juan (portado como no podía ser menos por los muy avilesinos “sanjuaninos”) y, en clave muy andaluza, El Descendimiento (equivalente al Desenclavo de Avilés), el Cristo de los Gitanos, La Macarena (paso trianero donde los haya) y la Santa Lanzada, uno de los pasos más populares de la Semana Santa de Huelva.

Fermín Gómez Mateo expone sus obras en el albergue de transeúntes porque para él es como su segunda casa tras llegar a Avilés hace año y medio en calidad de “sin techo” y haber encontrado en el centro de acogida  de Sabugo el estímulo definitivo que le llevó a dejar su vida errante y empezar una etapa más estable, ahora como vecino del barrio de Versalles. “Mira que he estado en sitios durante los años en los que viví en la calle, pero como este albergue de Avilés no encontré nunca nada”, asegura con sincero agradecimiento.

El imaginero de la plastilina, que ya antes había dado muestras de su arte con un belén, se propone ahora hacer dioramas del Carnaval, con la esperanza de que el año que viene pueda celebrarse.

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