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Cris Puertas: “Siento que la cultura es tan importante porque hace que la vida sea más ancha”

“Claro que quiero que le vaya bien a la compañía, vivir de ella, pero también quiero hacer comunidad y contribuir a llevar gente al teatro”, dice la actriz y directora

Cris Puertas delante la bahía de Salinas.

Cris Puertas (Avilés, 1985) es la productora, la directora y la protagonista de “Aullido”, un espectáculo basado en un poema del escritor norteamericano Allen Gingsberg cuya versión escénica se presenta el próximo miércoles en el teatro Palacio Valdés (19.15 horas), un espectáculo en el que estará acompañada por el pianista de jazz Jacobo de Miguel. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA por teléfono, en plena vorágine de su producción. “Tengo unas ganas de estrenar...”, confiesa.

–¿Qué tiene Allen Gingsberg?

–Ejerce sobre mí su encanto desde la adolescencia, aunque, en realidad, el que me encantaba era el otro “beat”: William Burroughs. Una de las cosas que me convencieron fue el hecho de que rompía con las reglas establecidas. De hecho, entonces, descubrí que era posible salirse de las normas establecidas y que no pasaba nada.

–Pero no había escrito nada para el teatro.

–Que yo sepa, nunca escribió para el teatro. Cuando pedí la licencia para poder montar un espectáculo a cuenta de su poema me dijeron que nunca nadie lo había solicitado antes. Sí que se había pedido para un recital. Hay uno del actor Diego Luna, pero esto que estrenamos el próximo miércoles no es un recital. O sea, “Aullido” es la primera vez que sube a los escenarios.

–¿Por qué Gingsberg para estrenarse como productora?

–Lo fundamental de este poema es el amor que señala a la profesión, a la que sea. Esto lo viví personalmente durante el confinamiento. Siento que la cultura es tan importante porque hace que la vida sea más ancha. Ya le digo, lo viví en carne propia: sentí cuánto me ayudaba pasar la tarde viendo “El hombre tranquilo”. Así que, como todo era complejo, era también necesario decidir dónde echar el resto.

–Y le salió “Aullido”.

–Y salió “Aullido”, un proyecto absolutamente personal. Cuando ya tuve claro que tenía que echar a andar mi compañía también tuve claro desde qué punto tenía que moverme.

–¿Y desde dónde?

–Desde la honestidad.

–En el espectáculo hay un poema y un pianista de jazz... ¿Cómo se monta un espectáculo como este?

–Con mucha sensibilidad y con un poco de valor. Ha sido difícil. Quizá haya sido por eso que nunca nadie lo haya pedido antes, no sé. Quería trabajar con el lenguaje del piano, pero sin dejar de lado el propio lenguaje de la palabra escrita. A diferencia de otros espectáculos, este montaje ha crecido con las improvisaciones, con el trabajo a pie de escenario, es decir, escuchando la música de Jacobo de Miguel, con el texto todo en la cabeza, pero viviendo cómo influye la partitura en lo que es el producto final. Ha sido proceso muy duro, pero sólo por lo cansadísimo que estamos los dos después de los ensayos...

–Habla de improvisaciones. ¿Sobre el poema?

–No. El poema está tal cual. Bueno, está traducido, claro, pero sigue verso a verso lo que escribió Gingsberg. Lo que hemos hecho es llevarlo al teatro.

–¿Y desde cuándo están trabajando en el proyecto?

–Ahora, en este tiempo, es difícil echar la vista atrás, pero me parece que fue en septiembre cuando llamé a Jacobo de Miguel.

–¿Y dónde ensayaron?

–Dado que era imprescindible el piano, el espacio lo puso Jacobo. Primero ensayamos con un piano de pared y, después, con uno de cola. El que estará sobre la escena del Palacio Valdés será de cola.

–Perdone, pero es que quiero tener claro si estamos hablando de un musical.

–No, no es un musical. Hay música, las composiciones de Jacobo de Miguel. La dirección musical es suya.

–Pese a meterse a la producción, no se borra de otros proyectos.

–Claro que quiero que le vaya bien a la compañía, vivir de ella, pero también quiero hacer comunidad y contribuir a llevar gente al teatro.

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