Este mes de abril se cumple el primer tercio de mandato de Adolfo García Méndez, patrón mayor de Puerto de Vega, como presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, cargo en el que sucedió a Dimas García Acebal, de Tazones, que había ocupado el cargo durante dos décadas. García Méndez fue elegido en apretada votación (18 votos frente a 17); el otro aspirante a la presidencia fue el patrón mayor de Cudillero, Salvador Fernández Marqués, quien ha cumplido la palabra dada en aquel noviembre de 2019: una vez proclamado el ganador del proceso electoral, lealtad y unidad. Bien se vio el último viernes de marzo que la pesca asturiana está unida: un paro convocado en protesta por las diversas problemáticas que asfixian el sector tuvo un seguimiento unánime en todos los puertos. El presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias repasa en esta entrevista los motivos que hay detrás de la movilización pesquera y el convulso escenario en el que se desarrolla la actividad del sector.

–Acaba de ser padre por segunda vez, ¡enhorabuena!

–Muchas gracias, precisamente tengo que ir cuando acabe de hablar con usted a la farmacia a comprar pañales.

–¿Ha sido niño o niña?

–Chica, ya tenemos la parejina.

–Sí, porque su primer hijo, que ahora tiene dos años y medio, es varón. ¿Le gustaría que siguiera sus pasos y se hiciera pescador?

–Mucho, me haría sentir muy orgulloso. Pero de enfilar por ahí, que sea pescador “estudiao”, que saque el título de patrón. Sería la cuarta generación. ¡Ojalá!

–Vamos al tema... ¿Cómo están los ánimos de la comunidad pesquera? Imagino que revueltos porque hace unos días protagonizaron ustedes una jornada de paro con amplio seguimiento en Asturias.

–Hay una honda preocupación por todos los problemas que nos atañen y que llevan en la agenda muchos años sin resolver. Y es que, además de no ver avances en materias viejas, no dejan de surgir otras problemáticas. Es desquiciante que pase un año tras otro y que sigamos trabajando con las espaldas abiertas. Esto mina la moral de cualquiera.

–La reciente convocatoria de una jornada de paro de la flota fue secundada de forma casi unánime, ¿qué es lo que actúa como pegamento del sector, que en el pasado dio numerosas muestras de ser proclive a la división?

–Vaya por delante que esa unidad es muy importante de cara a conseguir los objetivos marcados. Al respecto de su pregunta, la razón de que seamos una piña no es otra que no les salen las cuentas a nadie, independientemente de cuál sea su actividad pesquera, el arte que emplee o el puerto donde amarre. Las empresas pesqueras se están arruinando y solo la responsabilidad de saber que estamos en una emergencia sanitaria impide que el malestar pesquero se exprese de formas más contundentes.

–Repasemos esa agenda de temas que tienen atenazada la actividad pesquera, empezando por lo último: Europa quiere endurecer las medidas de control sobre los barcos, ¿qué problema hay en eso?

–Los eurodiputados no parecen tener claro lo que es la pesca artesanal, al menos la que se practica en el Norte de España; igualmente, menosprecian el acervo cultural implícito a los pueblos marineros y atentan contra los derechos socioeconómicos de las comunidades pesqueras, aunque cuando les conviene, bien que se les llena la boca con ellos. La retahíla de nuevas obligaciones de control que quieren imponer para tenernos vigilados acarrea la instalación de más cacharros a bordo de los barcos, tecnología punta que en algunos casos los patrones –gente con una edad– no sabe manejar y en otros son estupideces porque la mayoría de las lanchas faenan pegadas a la costa y son visibles con unos simples prismáticos. Por no hablar de la criminalización que se hace de los pescadores, a los que se nos niega la presunción de inocencia. No conozco un sector de actividad tan vigilado y perseguido por la Administración; ya que hablan de instalar cámaras de vídeo para ver qué hacemos en los barcos, ¿por qué no las ponen también en los andamios o dentro de las oficinas?

–Entonces, a su juicio, ¿por dónde deberían ir los tiros de la legislación europea?

–Enfocada a que los recursos disponibles sean explotados razonablemente. O sea, lo que llevamos haciendo toda la vida en Asturias y sin falta de leyes ni normativas, simplemente por sentido común: el pescador es el primer interesado en mirar por el recurso.

–Manifiestan ustedes una discrepancia con los informes biológicos sobre el estado del stock de merluza en el Cantábrico, ¿en base a qué discuten las conclusiones científicas?

–No somos ni más listos ni más burros que los científicos, pero vamos a pescar y vemos a diario la realidad de lo que hay en el mar sobre las cubiertas de nuestros barcos. Si hubiera tan poca merluza como dan a entender los informes, los barcos de determinadas artes no agotarían el cupo que les asignan en diez días. Lo que pedimos es que cambien el modelo de evaluación, porque está claro que el actual no funciona. Y para que no se nos acuse de tramposos, déjeme decirle que así como los modelos de merluza dicen que hay poca y sin embargo se pesca mucha, los del pixín dicen que abunda y no se pesca uno. En resumen, que lo que procede es una revisión general de los modelos científicos, porque esos informes son luego la base sobre la que se toman decisiones en materia de cupos y los que acabamos pagando el pato somos los pescadores.

–Otra queja tiene que ver con la “excesiva presión inspectora”. ¿No le parece sospechoso pedir que se relaje la vigilancia de la actividad pesquera?

–Ojo: no pedimos que se mire para otro lado, lo que pedimos es que se aplique la misma presión inspectora en todas las comunidades. Por supuesto que la Administración tiene que desempeñar una tarea inspectora, pero sin incurrir en agravios.

–¿Está diciendo que hay comunidades donde se hacen menos inspecciones?

–Del mismo modo que hay discriminación entre provincias en el reparto de ciertos cupos.

–Como el de la xarda...

–Efectivamente, es insostenible desde un punto de vista de equidad territorial que a un barco asturiano o gallego se les asignen siete veces menos toneladas de capturas que a otro de igual tamaño y tripulación de una tercera comunidad.

–La solución a esta reivindicación del reparto de la xarda había quedado encauzada el año pasado, ¿qué se ha torcido?

–El año pasado se aplacaron los ánimos porque hubo un reparto extraordinario de cupo que se hizo según un criterio lineal: todos por igual. Pero este año no hay visos de que tal reparto extra se vaya a hacer y, además, nos han recortado 600.000 kilos. O sea, que en 2020 dimos un paso para adelante y este, dos para atrás.

–Uno de sus proyectos estrella es la puesta en marcha de la organización de productores pesqueros (OPP) de Asturias, ¿cómo está ese asunto?

–En la fase final, faltan flecos administrativos. Confío en que este verano sea una realidad.

–Ahora que habla del verano, ¿cómo se presenta la costera del bonito?

–Dispondremos de un 12 por ciento más de cupo, lo cual es favorable, pero también es cierto que cada año se apuntan más barcos y será difícil que podamos estirarla hasta octubre como sería lo deseable.

–¿Qué balance hace de su primer tercio de mandato?

–Sigo con ganas, pero llevo muy mal la frustración; y como soy una persona que defiendo a muerte los proyectos en los que me embarco, estoy viendo que si seguimos picando en las puertas y no se abren vamos a tener que tirarlas.