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Yolanda Pallín, estrena “Querella de Lope y las mujeres” en el Niemeyer: "Amo fervientemente a Lope, pero a veces se acumula ceniza en sus obras”

“Hemos sufrido este año de pandemia y, sin embargo, la gente tiene ganas de volver al teatro: los veo llenos incluso con las limitaciones”

La escritora Yolanda Pallín, en un patio de butacas.

La dramaturga madrileña Yolanda Pallín (1965) es la autora de “Querella de Lope y las mujeres”, un monólogo que presenta la actriz Carolina Calema en el auditorio del Niemeyer este próximo sábado, a partir de las 19.00 horas. Calema está dirigida por el actor asturiano Ernesto Arias. La escritora conversa con LA NUEVA ESPAÑA por teléfono.

–¿Cómo surge esta “Querella de Lope y las mujeres”?

–Es Carolina Calema la que nos reúne a Ernesto Arias y a mí. Dice que tiene una idea en la que hay que sacar a las mujeres de Lope.

–Y le salió un monólogo.

–Eso iba incorporado a la idea.

–Llevan ya un año y pico con el espectáculo.

–Con muchas interrupciones, pero sí. Cómo pasa el tiempo.

–¿Cómo es su relación con Lope de Vega?

–Muy especial. Desde hace años.

–Ganó el premio “Calderón de la Barca”.

–Pero lo mío con Lope es más íntimo: lo amo fervientemente. Lo que hago en este texto es reflexionar sobre él y sobre cómo trató a las mujeres.

–Ilumíneme.

–Carolina Calema es una actriz que en “Querella de Lope y las mujeres” muestra también su amor por el dramaturgo, pero se rebela y se enfrenta a Lope por cómo trata a las mujeres. Le dice qué haces y por qué te portas así. Y es que Lope hace muchas veces que las mujeres sean sus personajes más audaces, divertidos, inteligentes... pero llega al final y parece que se desdice de todo lo que había adelantado.

–O sea...

–Que a las valientes las castiga al final. Pero lo hace porque Lope es un hombre de su tiempo, es decir, de hace unos cuantos siglos.

–¿Qué tienen estos autores que después de tanto tiempo siguen hablando en el presente?

–Conocen muy bien la naturaleza de los hombres, pero no solo eso. Son capaces de mostrar todo esto siguiendo una potencia escénica impagable. Es cierto, sin embargo, que a veces se le acumula ceniza sobre sus obras, y así es difícil que las mujeres nos sintamos identificadas con las suyas, con las que él escribió.

–No es, por lo tanto, una reconstrucción arqueológica de un clásico.

–Nosotros hacemos teatro para espectadores contemporáneos y con actores y cuerpos contemporáneos, pero no tengo problema con la versión académica. La verdad es que lo que les ocurría a los chicos de las comedias de Lope les pasa ahora en las discotecas.

–Con “Noviembre”, la compañía que tienen usted y Eduardo Vasco, hacen versiones clásicas que reducen las horas de los textos originales.

–Es natural. No se va al teatro ahora de la misma manera que en la época de Lope. Entonces era en los corrales, con luz natural, sitios muy bulliciosos. Había una fiesta teatral. Esto explica, por ejemplo, la redundancia: explicar en la tercera jornada lo que acaba de pasar al final de la segunda. Es que, además, en el medio habían puesto un entremés. Es una especie de “En episodios anteriores...”. Eso no es difícil de descontar. Otra cosa es la luz eléctrica. Ahora se va al teatro, se baja la luz y el espectador se queda clavado delante de lo que los actores están contando. Y, además, en unos teatros donde la acústica es mejor, es decir, donde no hace falta repetir aquello que acaba de suceder.

–Y después de este tiempo, ¿está contenta con esta “Querella de Lope y las mujeres”?

–Mucho. Carolina es una gladiadora del teatro, una verdadera bululú (actriz que, en solitario, representa todos los personajes). A todo esto se suma el trabajo de Ernesto, que enriquece un espectáculo que, en realidad, va de cómo pasa el tiempo por encima de todo.

–Pues hablemos de futuro.

–Hemos sufrido este año, pero la gente tiene ganas de volver al teatro: los veo llenos incluso con las limitaciones que ordenan.

El Niemeyer devuelve 5.837 entradas por la pandemia

El Centro Niemeyer ha devuelto 5.837 entradas –101.186,70 euros– desde el primer cierre de la institución cultural motivado por la crisis sanitaria, que sucedió el 13 de marzo de 2020 con el estado de alarma. Desde entonces, la institución afrontó otros dos cierres completos de sus instalaciones y otros tantos cierres perimetrales de Avilés. Esta situación supuso la cancelación de 40 espectáculos, y el equipo de recepción y taquilla pasó a gestionar las correspondientes devoluciones de entradas a los espectadores. El criterio adoptado para realizar estas devoluciones se basó en retornar el importe a los compradores con la mayor celeridad posible, dando por cancelados, que no aplazados, los eventos afectados. De esta forma, el público pudo recuperar el dinero de las entradas ya abonadas en un plazo medio de cinco días. Por otra parte, el criterio de programación seguido desde el inicio de la crisis sanitaria se ha centrado en recuperar, siempre que resulta posible, todos aquellos eventos cancelados.

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