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Una comarca de bandera

Los ayuntamientos comienzan a preparar sus arenales para la auditoría que permitirá renovar los distintivos azules de calidad

Ambiente, ayer, a media tarde, en la playa de Salinas.

Cuando el nordeste arrecia, al fin, y el verano casi asoma en las playas de la comarca, con temperaturas suaves y jornadas para disfrutar del aire libre, arranca el clásico debate entre los paseantes sobre el estado de los arenales para dar la bienvenida [si es posible este año] al turista. El horizonte de las administraciones se sitúa en las esperadas banderas azules que promueven y reconocen los esfuerzos, públicos y ciudadanos, por cumplir los criterios exigidos de legalidad, accesibilidad, sanidad, educación ambiental, limpieza y seguridad.

Los vecinos, menos exigentes en su auditoría, únicamente piden, a estas alturas de la pandemia, que podamos seguir paseando a la orilla del mar –con o sin mascarilla–, pero sin el desasosiego y el miedo a nuevos confinamientos. Para superarlo, nada hay más oportuno y relajante estos días que acercarse a alguno de los puntos del litoral de la comarca, con numerosas playas de arena, de piedras y mixtas. Entre ellas están las mayores de Asturias como la del Sablón, Bayas o Salinas, con su prolongación El Espartal. La Mancomunidad Comarca Avilés da cuenta de algunas de las más visitadas. En Castrillón, la del Puerto, que se une a la de Santa María del Mar en bajamar. O la de Arnao, un precioso arenal resguardado del viento, entre las de Salinas y Santa María y junto al poblado de Arnao, declarado Conjunto Histórico Industrial.

Sin salir del municipio castrillonenense, para los amantes de los espacios menos concurridos está Bahínas o El Cuerno, en forma de cala rocosa. San Juan, cuyo sistema dunar está catalogado como Monumento Natural y Salinas, uno de los arenales más extensos y más visitados del Principado, completan el recorrido por Castrillón, que fue también el concejo que más enseñas azules recibió en la comarca durante la pasada temporada estival. En Gozón conviene detenerse en Bañugues, La Ribera, Luanco, Llumeres, Verdicio, Viodo o Xagó, sin olvidar Los Quebrantos en el vecino municipio de Soto del Barco o las coquetas calas de San Balandrán y El Arañón, ya en Avilés.

El paseo por la playa es ahora el anhelo de muchos. Una abuela de 94 años que se vacunaba hace unos días confesaba a sus allegados que lo primeros que quería hacer era pisar la arena, tras inocularse la correspondiente dosis. Su nieto no perdió la oportunidad de retratar el momento y, a través de sus redes sociales, plasmó para el mundo entero el momento en el que la mujer, aún con mascarilla, mientras la aguja traspasaba su piel, comenzaba a esbozar su primera sonrisa. El gesto era ya mucho más evidente en la segunda imagen del nieto, donde la abuela no lleva mascarilla al no encontrarse nadie alrededor, y aparece junto al mar rebosando de alegría por volver a sentir el sonido de las olas tan cerca, en un día de lo más despejado.

¿Sienten ustedes la necesidad de volver a sus vidas anteriores de la pandemia? Al menos en la playa, háganlo sin miedo, miren al horizonte, disfruten de las olas, del arrullo del sonido del mar, e incluso, déjense hechizar por el misterio que emana de algunas calas rocosas. Que Avilés por algo es también, en cuestión de playas, una comarca de bandera.

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