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El Niemeyer promete hacer crecer cada año su colección propia, valorada en 800.000 euros

Una escultura de Genovés y un dibujo de Francis Bacon, las piezas más cotizadas de la fundación

Juan Genovés, con su “Abrazo” a las espaldas. Centro Niemeyer

El Centro Niemeyer cuenta, por el momento, con medio centenar de piezas artísticas en su colección propia, pero los responsables de su gestión tienen claro que ese número se va a seguir incrementando cada año a partir de las exposiciones que tiene previsto programar en sus dos espacios principales (la cúpula y el foyer del auditorio, lo que ellos llaman sala de Fotografía). El modo en que el Niemeyer alimenta su colección es doble: por medio de compras o de donaciones. Los presupuestos reservan una partida para ello en cada ejercicio. Para este año 2021, 13.000 euros.

Casi todas las piezas de la colección propia son fotografías, pero también cuenta con tres piezas escultóricas y tesoros tan singulares como “Pope”, uno de los seiscientos dibujos del pintor angloirlandés Francis Bacon. Ese dibujo y la pieza “Transbase”, de Juan Genovés, se llevan más de la mitad del valor pecuniario de la colección. El Niemeyer la valora en 800.000 euros, cuando el dibujo está tasado en 300.000 y la escultura –la segunda al aire libre del autor de “El abrazo”–, en 250.000.

Fotografía de Arno Rafael Minkkinen. Reproducción del Centro Niemeyer

Carlos Cuadros, el director general del Niemeyer explicó a LA NUEVA ESPAÑA: “La decisión de dotar a la fundación de una colección propia parte de la visión estratégica de ir incorporando a su patrimonio fondos artísticos que la consoliden como institución pública”. Y añadió a continuación: “La Fundación Niemeyer nació con el objetivo de gestionar el equipamiento del Centro Niemeyer, pero sin un patrimonio preexistente. El criterio de la aún incipiente colección está basado en esta primera fase en intentar dejar un testimonio de la mayoría de artistas plásticos posibles que muestran sus obras en el Centro”.

Fotografía de Spencer Tunick. | Reproducción del Centro Niemeyer

La pieza más antigua es “Chubasco”, de Enrique Carbajal “Sebastián”. Es una escultura de hierro esmaltado y cobre. La colocaron en el exterior de la plaza del Niemeyer, asomada a la dársena de San Agustín. Pertenecía a la exposición “La geometría que nos une” (de diciembre 2013 a mayo 2014). Lo que sucede es que no fue hasta 2018 en que se materializó la donación. Y es que si el Niemeyer cuenta con una colección propia es, en buena medida, por el trabajo de Cuadros. Llegó a finales de 2014 a la dirección general. Las exposiciones anteriores no dejaron huella.

“Avilés 7”, de José Manuel Ballester. | Reproducción del Centro Niemeyer

A Juan Genovés y a Francis Bacon hay que sumar los del finlandés Arno Rafael Minkkinen (2017), el japonés Masao Yamamoto (2016-2017) o el francés Gilbert Garcin (2017). Y también los de los asturianos Avelino Sala, Javier Bauluz y el avilesino Carlos Coronas. El Niemeyer es propietario de una de sus “Lampyridae”. La número 9, concretamente. Una instalación-escultura que se presentó en una antológica suya que acogió la cúpula en 2016. Carlos Cuadros, en este sentido, explicó: “La colección supone una riqueza de todos los asturianos, ya que con ella se incrementa un patrimonio que pasa a ser común a través de una institución cultural del sector público”.

Fotografía de José Ramón Ais. | Reproducción del Centro Niemeyer.

La colección del Centro Niemeyer no se encuentra en el propio Niemeyer. Los responsables del complejo avilesino consideran que su sitio ideal es el Museo de Bellas Artes de Asturias. Y allí están custodiadas las piezas que la componen. Los gestores advierten que están a disposición de otras instituciones que las soliciten. No tienen claro, o no es este el momento, de una exhibición conjunta de los tesoros del centro. Lo que sí tienen claro es que el plan es que siga creciendo. De tal manera que en 2020 se incorporaron imágenes de Rafael Navarro y Ramón Vaquero Aldazábal. El primero expuso entre octubre de 2019 y enero de 2020. Las piezas del segundo ahora giran por Asturias y pertenecen a la exposición “Centro Niemeyer. Reflejos de Asturias” que se inauguró en en Llanes el verano pasado. Precisamente, las piezas de Vaquero Aldazábal son paisajes del propio Niemeyer. Eso es también un incentivo para que el complejo cultural sume una pieza a su colección privada. Pasa con “Avilés 7”, de José Manuel Ballester. Fotografió el falso techo del patio de butacas del auditorio del Niemeyer y le salió una especie de cielo negro. De cuando el centro ni siquiera había nacido.

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