Solo una de las siete fincas que están ahora sobre la mesa para la construcción de la perrera comarcal es de propiedad municipal. Se trata de una parcela ubicada en el concejo de Candamo. Las seis restantes han sido propuestas por particulares. Cuatro pertenecen al concejo de Gozón, una a Illas y otra a Castrillón. Desde el Consorcio del Albergue de Animales se insiste en que todas ellas parten con las mismas opciones y que serán analizadas al detalle por los técnicos para ver cual es la idónea.
Una de las fincas gozoniegas pertenece a la parroquia de Bañugues y sus vecinos ya han emprendido movilizaciones. Incluso han comenzado a moverse para que el concejo gozoniego se salga del Consorcio. Desde el ente mancomunado advierten que la salida del Consorcio no implica ahora que no se puede acabar construyendo la instalación en terrenos del concejo que da la estampida, como ocurrió recientemente con Carreño. Y es que los ayuntamientos consorciados decidieron prescindir del procedimiento de la ley de contratos del Sector Público por el que se había llegado a una parcela de Carreño –se acabó descartando por la presión vecinal y política– y abrir una nueva vía a través de la ley de Patrimonio. Esto conlleva que el Consorcio puede “adquirir libremente” parcelas fuera de su territorio. Antes de la crisis con Carreño, lo que se había establecido era construir la perrera en uno de los concejos consorciados.
La reunión del ente se prevé para la primera quincena de mayo, un encuentro en el que está previsto reformar los Estatutos (está pendiente la incorporación de Grado y Villaviciosa) e iniciar el procedimiento formal para que los técnicos evalúen las fincas propuestas. Estos presentarán un informe técnico sobre el que se decidirá cuál es la idónea.
