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Un perro para ganar movilidad

El invidente Ramón García, que se desplazó durante años con un can guía: “Es mejor que con una persona”

Ramón García

Ramón García Magadán es uno de los 19.000 vendedores de cupones y otros sorteos de la ONCE. Trabaja en el quiosco instalado frente al edificio sindical de Avilés. Y hace años que se desplazaba acompañado por un perro guía, fallecido hace catorce, ahora camina ayudado por un bastón para orientarse. “Con un perro, el desplazamiento es más ágil y seguro, mejora mucho la movilidad, lo que ocurre es que ‘Buddy’ murió y me dio mucha pena y decidí no seguir con otro perro”, apunta García Magadán, de 39 años y desde los doce afiliado a la ONCE.

Carece de visión por una retinosis pigmentaria aunque hasta los 20 años aún conservaba parte de la vista. Ahora camina con su bastón “de manera diferente” a cuando lo hacía con “Buddy”. “Tienes menos fluidez”, afirma Ramón García, que ha comprobado como la separación de las terrazas de las fachadas en el último año en Avilés le “ayuda mucho” a desplazarse. “No hay apenas lugares en los que se interrumpa el paso, es una medida necesaria porque antes había poco espacio para moverse”, señala el vendedor mientras no deja de atender a su clientela a media mañana, sabiendo que el pico de compradores del cupón y otros juegos de azar comienza a partir del mediodía. Interrumpe la conversación con LA NUEVA ESPAÑA uno de ellos.

–Cinco cupones, por favor.

–Suerte.

El vendedor entiende que los diseños urbanísticos de las ciudades han de adaptarse a la ley de accesibilidad universal porque “aunque hay avances queda mucho por mejorar”. Lo dice para explicar que en las “vías de plataforma única” como las calles peatonales “no hay una separación física entre unas y otras partes” cuando circulan vehículos, bicicletas y peatones. García Magadán pide también pavimentos rugosos en las cercanías de los pasos de peatones para que las personas invidentes puedan reconocer con facilidad con su bastón que están al pie de una carretera. “De otra manera, no se pondrían distinguir”, apostilla.

Siguiendo con los pasos de peatones, el vendedor aclaró que dispone de un “mando” para poder cruzar con seguridad entre aceras si el semáforo para los peatones no “pita” cuando cambia a verde. “Si hay semáforos que no suenan es porque llevamos un mando, es decir, el semáforo pita si el usuario lo requiere. Hay otros semáforos que suenan siempre y causan molestia a los vecinos”, apunta.

Ramón García considera también que además de instalar “suelo rugoso, con baldosa botonera” junto a los pasos de cebra, “es necesario siempre que esas aceras estén rebajadas” para así ayudar al desplazamiento no solo de las personas con discapacidad visual sino también a otros colectivos con movilidad reducida como las personas en silla de ruedas.

Sobre los perros-guía, el vendedor explicó que el proceso de adaptación del animal a cada persona es de “un año aproximadamente”. “También hay que pasar unos criterios de selección tras solicitarlo, una evaluación psicológica”, señala García Magadán, quien concluye: “El acompañamiento con un perro guía es mejor que con una persona”.

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