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Alejandro Valverde, Comisario de la Policía Nacional en Avilés: “El control de la tecnología dio alas a los terroristas para manejar la propaganda”

“Avilés no es una ciudad para estar preocupados por algunas tipologías delictivas traumáticas; el auge ahora es la estafa por Internet”

Alejandro Valverde, en su despacho de la Comisaría de Policía Nacional de Avilés.

Alejandro Valverde Vega cumplirá el viernes cuatro meses como Comisario de la Policía Nacional de Avilés. El 14 de enero recibía el bastón de mando de la Comisaría de Río San Martín de manos de Luisa María del Benvenuty, jefa superior de la Policía de Asturias.​El nuevo comisario, natural de Boo (Aller) sustituye a Gregorio Valverde Verdugo, quien estuvo en Avilés de enero de 2019 a octubre de 2020, cuando se incorporó a la Secretaría de Estado de Seguridad, en Madrid. Valverde Vega llega a la ciudad desde la Jefatura Superior de la Policía Nacional de Asturias, en Oviedo, donde estuvo dos años en el servicio de información y, anteriormente, en otros destinos vinculados a la lucha antiterrorista. Dice que Avilés es una ciudad tranquila, de pocos sobresaltos y le preocupan más las estafas en las compras online. Su máxima es: “En la red, cuando algo es gratis, el precio eres tú”.

–Bienvenido a la ciudad, ¿cómo fue la llegada a Avilés?

–Podría considerarlo casi como una lotería: que alguien ascienda a Comisario y tenga la gran suerte de quedarse prácticamente donde estaba antes, apenas 20 kilómetros más allá, con todo lo que ello conlleva, sin tener que dejar a la familia, no cabe duda que eso te ayuda a llevar el día a día. Otro añadido es que llevaba 18 años en la jefatura de Oviedo; de una manera u otra conoces a la gente de Avilés. Pero aunque crees que estás más o menos al día te das cuenta de que no es así porque desarrollabas el trabajo en un área muy concreta y cuando llegas aquí tienes que gestionarlo todo.

–Con la experiencia suya en el Cuerpo, ¿alguna vez se había planteado llegar a gestionar en pandemia?

–Ninguno pensábamos que en pleno siglo XXI pudiéramos tener una pandemia que nos costase tanto vencerla y estar ante un enemigo con tantos disfraces, capaz de burlar los múltiples avances tecnológicos del momento. Al final, cada vez nos estamos acostumbrando a vivir en lo que los expertos han dado denominan entornos VUCA (permanentemente cambiantes) y este no deja de ser uno más.

–¿Qué aprendizaje de su etapa en la lucha antiterrorista ha podido adaptar al momento presente?

–A lo largo de la trayectoria profesional te acostumbras a trabajar en ambientes hostiles, entornos cambiantes e inciertos, integrado en equipos humanos con unos niveles de proactividad realmente altos y una adaptación al medio y la situación con una flexibilidad según cómo vaya evolucionando la amenaza que te hace ver las cosas de otra manera. El terrorismo, cuando era un terrorismo netamente autóctono, ya hacía gala de ciertas dotes de globalidad. ETA siempre mantuvo en su estructura el aparato internacional, eso ya dice mucho de que había una cierta globalización, pero la globalización total pudo haber llegado con Al-Qaeda, primero y Daesh, después.

–¿Cuáles han sido las consecuencias de esa globalización del terrorismo?

–El manejo de las nuevas tecnologías les llevó a lograr controlar la propaganda como no se había hecho en mucho tiempo. Precisamente esa ruptura de las distintas unidades antiterroristas, tanto nacionales como internacionales, es la manera de trabajar del Cuerpo y con lo que conseguimos darle la vuelta y revertir la situación en gran manera. Contemplar un fenómeno desde un punto de vista global, acostumbrarte a desarrollar herramientas de inteligencia que te permitan anticipar escenarios futuros no deseables, creo que algo muy aplicable también para el trabajo que vaya a desarrollar aquí.

–¿Cómo ha cambiado el trabajo en el Cuerpo Nacional de Policía con la pandemia?

–Nos ha obligado a rediseñar los turnos de trabajo, a mantener unas células de trabajo cerradas de manera que si alguno resulta infectado tengas que aislar al menor número posible de gente… Creo que lo hemos asumido con bastante agilidad y hemos podido seguir dando un servicio casi igual al que dábamos antes de la pandemia. Lógicamente, los índices delincuenciales han variado.

–¿En qué sentido?

–-Según los datos del Anuario Estadístico de la Criminalidad se habla de un descenso de aproximadamente el 20%, aunque hay facetas en las que sí ha aumentado ligeramente.

–¿Por ejemplo?

–Han aumentado los malos tratos en el ámbito familiar. Probablemente no tanto como algunos catastrofistas podían aventurar al inicio de la pandemia, pero sí es cierto que ha tenido un pequeño repunte. Supongo que tenemos elementos a favor para que no aumentase tanto y, por otro, elementos en contra. La dificultad para la ingesta de sustancias estupefacientes y alcohol durante el confinamiento permitió reducir ciertos niveles de violencia, pero estar más horas conviviendo, todos sabemos lo que significan esos roces cotidianos. En cualquier caso no ha subido tanto como se preveía.

Han aumentado los malos tratos en el ámbito familiar. Probablemente no tanto como algunos catastrofistas podían aventurar al inicio de la pandemia

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–¿Cuál es el delito más común en Avilés?

–Durante la pandemia hemos notado mucho la comisión de delitos por Internet. No hablo del ataque a grandes sistemas sino de la comisión de estafas a través de la red. Es inconcebible y, eso tenemos que darnos cuenta todos, que un televisor de 65 pulgadas de última generación no podemos pretender comprarlo nuevo y con garantía por 150 euros. El ciudadano tiene que ser un poco hábil y frío ante esas gangas y pensar que no puede ser más que una estafa. Sucede, sobre todo, a través de páginas de compraventa, donde hay una relación entre comprador y vendedor. Se da la paradoja de que en muchos casos no solo se pierde un objeto sino que, además, se entrega dinero. Aunque se inicie el trato por Internet hay que intentar ponerle cara al vendedor y al comprador.

–En las últimas semanas hacia el fin del Estado de Alarma, hemos visto cómo el delito repetido a pie de calle ha sido el robo de furgonetas.

–Probablemente nos dé la sensación de que son más de las que son. Han sido poco más de diez en lo que llevamos de año. Es cierto que despierta un poco más de sensibilidad y se tiene conocimiento más rápido porque la víctima se percata casi en el momento que se produce. Es un blanco fácil, pero no es nuevo. El delincuente que busca un vehículo sabe que los repartidores tienen la mala costumbre de dejar las llaves puestas y el que quiera hacerse con ello va a obtener un beneficio adicional quedándose con la mercancía para venderla por cauces no legales, así que encuentran una doble motivación.

–¿Cómo se pueden proteger los afectados?

–Siempre hay soluciones: quizá llevar dos juegos de llaves, un mando a distancia para no tener que estar abriendo el vehículo continuamente... La idea es poner una dificultad mínima al delincuente. Es cierto que en la práctica totalidad de estos robos de furgonetas los autores han sido detenidos y que la autoría es de tres o cuatro personas, alguna menor de edad, y otros son reincidentes que, en ocasiones, carecen de carné de conducir, con el riesgo inherente que conlleva para él y para las otras personas que circulan por la vía.

–El robo de vehículos general, ¿también va a más?

–Sería el otro delito, junto con las estafas en Internet, que ha experimentado un auge con carácter general, al menos, desde que estoy aquí. Están llevados a cabo por un pequeño grupo de autores y muy definido.

–¿Resultan más fáciles para los cacos ese tipo de acciones en esta demarcación por la condición de comarca?

–Nuestro ámbito competencial territorial es el municipio de Avilés, y el hecho de que el autor viva en Corvera y sustraiga en Avilés, él mismo se va a sentir de Avilés. No hay separación, pero sí influye el hecho de que Avilés es un municipio de 78.000 habitantes donde diariamente se mueven más de 100.000 personas por esa condición de cabecera de comarca.

–¿Cómo ha sido el control del orden público en el camino hacia la nueva normalidad en estas semanas?

–Asistimos como al sprint final de las carreras, y el ansia que tienen algunos de anticiparlo, acaban por hacerlo realmente. En realidad está todo controlado, se ha incrementado la salida de la población con la llegada del buen tiempo y todo ello contribuye a que se puedan dar algunas situaciones nuevas, pero se adoptan las medidas pertinentes. La norma está ahí y nosotros velamos por hacerla cumplir.

–Las últimas intervenciones en municipios vecinos han generado cierta controversia, ¿se han sentido cuestionados en algún momento en su labor de hacer cumplir la norma?

–Nosotros llevamos a cabo las tareas que creemos que tenemos que llevar, no puede ser de otra forma, adaptamos nuestros operativos a esa norma, que en cualquier momento puede cambiar, pero no tengo conciencia de sentirnos cuestionados, sinceramente.

–¿Cómo es la coordinación con la Policía Local?

–Aparte de la relación magnífica y la colaboración que hay tanto con Policía Local como con Guardia Civil, que hace que la labor del día a día sea más fácil, en Avilés, durante toda la semana, y especialmente los fines de semana, se desarrollan operativos conjuntos de prevención para hacer cumplir la normativa anticovid.

–¿Han recibido alguna petición extra de apoyo desde la Policía Local?

–Los requerimientos en momentos puntuales son muchos: tanto nuestros a ellos, como de ellos a nosotros. Si nos lo piden y está en nuestra mano darlo en ese momento, así se hace igual que en otros momentos. Tampoco ha hecho falta porque hemos establecido un dispositivo conjunto en el momento adecuado. En los cierres perimetrales hemos tenido refuerzo de UIP de Oviedo y alguna otra ocasión como la Comida en la Calle.

Alejandro Valverde M. Villamuza

–¿Qué necesidades han pulsado de la sociedad civil?

– Avilés no es una ciudad para que estemos preocupados por alguna tipología delictiva que nos pueda afectar de manera traumática.

–Tres agentes de esta Comisaría han sido expedientados por criticar en un chat a un superior, ¿qué tiene que decir sobre ese proceso?

–Sobre ese tema, ni puedo ni debo manifestarme porque es una cuestión que escapa a mi competencia y capacidad.

–No obstante, coincide que en los delitos vinculados a las manifestaciones que se realizan en la red van al alza...

–Una cosa es el delito de estafa a través de Internet, pero eso no significa que no existan otros muchos como la usurpación de cuentas, de identidades, de fotografías, amenazas, insultos… La gente se ampara en el anonimato que le da la red. Me preocupa que la gente no tome conciencia de cómo les llegan a usurpar la identidad, cómo consiguen que realicen un ingreso en una cuenta equivocada… En muchos casos asistimos a lo que se conoce como ingeniería social. Estamos muy acostumbrados a que nos llamen para hacer una encuesta, que nos ofrezcan premios, damos tarjetas, códigos pin.. hay que tener mucho cuidado con lo que se cuelga y se dice en la red o a través del teléfono.

-¿Las empresas también lo sufren?

–Sí. Cuando una pyme recibe un correo advirtiéndole de un pago, aunque en la cabecera venga el nombre de otra empresa, no significa que sea de fiar. Hay que descolgar el teléfono, llamar a la persona con la que habitualmente tratas, preferentemente a través de telefonía fija y nos evitaríamos muchas cuestiones. En el famoso ransomware, la encriptación de todo un disco duro… los atacantes lo logran gracias a la colaboración involuntaria de la víctima. Clicar en un enlace que no conoces ni sabes a dónde te lleva, debe ser lo último que se hace porque lo menos que puede pasar es que se hagan con el contenido de todo nuestro teléfono. Con la llegada de la pandemia se ha incorporado a la actividad online mucha gente que prácticamente nunca había utilizado un ordenador. Es loable el esfuerzo, pero cada día hay que ser más conscientes de los riesgos que se corren.

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