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Del hollín industrial que tiñó Avilés a la urbe verde

La ciudad, que estrena “carriles 30”, ha pasado en cuatro décadas de ser “zona de atmósfera contaminada” a ejemplo de recuperación ambiental

Panorámica de la ciudad de Avilés desde la torre del Niemeyer.

Islandia, Finlandia, Australia, Estonia y Suecia son países que se pueden visitar a pulmón abierto. Otros como Bangladesh, Pakistán, India, Afganistán y Baréin invitan más al uso de escafandra para proteger la salud de la polución ambiental. Avilés, que en enero de 1981, hace cuarenta años, fue declarada “zona de atmósfera contaminada” por el consejo de Ministros nada tiene que ver con el aire de los países nórdicos, pero tampoco con los asiáticos. Aunque de cuando en cuando aún saltan las alarmas por episodios contaminantes, la comarca avilesina ha pasado de ser una de las zonas más contaminadas de España, con “etiqueta negra”, a convertirse en un ejemplo de recuperación ambiental. Tanto es así que la ciudad ya no figura en los primeros puestos de los rankings más humeantes, donde sí están Coslada (Madrid), Granada o Mollet del Vallès (Barcelona).

El deterioro del aire avilesino causado en la segunda mitad del siglo pasado por la creciente industrialización y el aumento de la población en el área urbana aumentó al tiempo que crecían los diagnósticos por enfermedades bronquiales y asma. Con la disminución de la actividad, las fábricas ya no desatan su furia de hollín sobre la atmósfera. Otro de los motivos de los índices de contaminación en Avilés tiene que ver con el diseño actual de la red viaria de la ciudad, que contempla vías de competencia nacional con tránsito pesado que atraviesan el centro urbano con destino a la zona portuaria, ubicada en el flanco norte de la misma. Esta situación se ha intentado solventar promoviendo la construcción de una Ronda norte que permitiría redirigir el tráfico pesado a la zona portuaria sin necesidad de atravesar la ciudad, así como con la supresión de barrera ferroviaria.

Velocidad

A falta de ambos proyectos, Avilés estrena hoy el nuevo límite de velocidad máxima de 30 kilómetros por hora en las calles con un solo carril por cada sentido de la marcha. Y, a menor velocidad, menores consecuencias en los siniestros, sobre todo para los usuarios más vulnerables como ciclistas o peatones. Añadido a esto, la contaminación acústica se reducirá y se protegerá el medio ambiente al reducirse las emisiones de humo al circular más despacio. Otro paso más para espantar los malos humos.

La ría avilesina también ha pasado de épocas doradas a días de agonía ecológica y actualmente es evidente la progresiva mejora de las condiciones del agua. Ahora, y gracias al colector de la margen derecha que se estrenó en 2018 y después de un importante retraso, la ensenada está libre de aguas industriales, concretamente de 18 millones de metros cúbicos, el equivalente al contenido de 7.200 piscinas olímpicas.

Otro problema considerable en relación a la protección del medio ambiente está ligado a la existencia de un parque de viviendas y edificios e infraestructuras públicas obsoletas dotadas de sistemas de aislamiento deficitarios y de equipos energéticos poco eficientes energéticamente. En la mejora de fachadas así como en el uso de tecnología led en el alumbrado público y el impulso del reciclaje trabaja el gobierno local, que ha protagonizado avances para alejar a Avilés de la “etiqueta negra”.

Pero no está todo hecho: “La situación cambió bastante, afortunadamente. Y más que tiene que mejorar”, explican fuentes municipales. Fue hace ahora 40 años cuando el Ayuntamiento organizó las I Jornadas sobre la contaminación atmosférica. Entonces se acordó solicitar la realización de un estudio epidemiológico que ligara la concentración de contaminantes y el deterioro de la salud pública. El 50 por ciento de los niños hospitalizados sufrían por aquella fecha afecciones del aparato respiratorio. Se realizó un muestreo entre 2.141 avilesinos en edad escolar. Analizaron los valores “VEMS” (volumen expiatorio máximo en el primer segundo) y la estatura de los niños en función del lugar de residencia. Se realizaron espirometrías y espirogramas. ¿Las conclusiones? Encontraron diferencias significativas entre los valores medios del “VEMS” y la estatura de los niños, especialmente en Valliniello.

Placentas negras

El miedo a las partículas contaminantes se apoderó hace tres décadas de los avilesinos, e hizo temblar sobre manera a las embarazadas después de que el ecologista José Luis Navazo denunciara la existencia de placentas negras en Avilés como consecuencia de la contaminación industrial. Hubo más estudios y esta teoría quedó, por fortuna, en el anecdotario. Avilés empezó a finales de los ochenta a hacer efectiva una política medioambiental completa. La ciudad fue pionera en estas tareas de limpieza atmosférica. Se dio forma a lo que hoy se conoce como el cinturón verde de Valliniello –cerco de árboles a las instalaciones de la industria– y las grandes fábricas comenzaron a aplicar medidas preventivas. Pero escasas. Los medidores quedaron como ‘chivatos’ de la polución. Y los ecologistas no han cesado de pedir mejoras reales en la comarca como notarios de lo que ocurre ahí fuera.

Enfermedades respiratorias

La contaminación es un tema que preocupa, sobre todo a nivel sanitario. Los sanitarios siguen diagnosticando cada día enfermedades respiratorias, que podrían verse acentuadas por la polución atmosférica. Y los estudios proliferan. En 2010, por ejemplo, los especialistas de la Universidad de Oviedo y el Hospital San Agustín de Avilés analizaron los efectos de la contaminación química en el desarrollo de los niños.

En el trabajo analizaron la exposición al dióxido de nitrógeno y benceno en un grupo de embarazadas del área sanitaria avilesina y concluyeron que los niveles de benceno a los que estuvieron expuestas eran más altos que en Sabadell, Valencia y Guipúzcoa. El 5 por ciento de las gestantes sobrepasó el valor límite anual, lo que supone para el feto un riesgo de desarrollar enfermedades en su etapa neonatal e infantil.

Más recientemente, en el último informe epidemiológico de Calidad del Aire y Salud en Asturias aún destaca que, pese el importante descenso de las concentraciones medias de los contaminantes, aún se siguen observando efectos a corto plazo de la polución sobre la salud humana, tanto sobre el aparato respiratorio como circulatorio. Los ecologistas han advertido en múltiples ocasiones de los riesgos para la salud.

Cancerígenos

Los óxidos de nitrógeno provocan irritaciones del sistema respiratorio, el benceno está clasificado como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud y la contaminación por partículas PM10 está asociada a la aparición y el agravamiento de múltiples patologías. La composición de dichas partículas puede ser una mezcla muy variada: las de diámetro aerodinámico igual o inferior a 10 micrómetros (PM10) suelen llegar más allá de la garganta. Las que tienen un diámetro igual o inferior a 2,5 micrómetro (PM2,5) pueden llegar hasta los pulmones. Finalmente, las partículas ultrafinas pueden llegar a pasar del alvéolo pulmonar a la sangre.

De ahí que los especialistas recomienden ahora seguir la normativa vigente y “vigilar” los límites establecidos para vivir cada vez más lejos de la etiqueta negra que comenzó a borrarse en Avilés en 2010, cuando la ciudad empezó a descender puestos en ese ranking en el que nunca ha estado Finlandia. Allí, como se quiere aquí, también hay archipiélagos de bosques.

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