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La ampliación de Azsa, un gigante que mueve medio millar de empleos en 24 meses

El precio de la energía, el 50% de los costes totales, entorpece la apuesta de la fundidora por el mantenimiento de la actividad industrial

La ampliación de Asturiana de Zinc

La ampliación de Asturiana de Zinc

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La ampliación de Asturiana de Zinc Covadonga Jiménez

La empresa Asturiana de Zinc (Azsa) está viviendo un proceso de ampliación espectacular: la nueva nave de electrólisis que sustituirá a dos más antiguas de la fundidora de San Juan de Nieva y que implica una inversión de más de 100 millones de euros, moviliza en algunos momentos de los trabajos más de medio millar de empleos, lo que representa casi la mitad de la plantilla actual. La fábrica de Castrillón, con 900 personas ocupadas, sostiene buena parte del empleo industrial en el concejo y ha visto ‘crecer’ ahora su plantilla con la presencia de los grupos de construcción y suministro para levantar la nueva nave. Una parte de ese personal está ligado a labores constructivas, que puede llegar a alcanzar 200 personas en los próximos meses. Proceden de empresas locales, alguna de ellas parte del grupo Glencore, como Mefasa y Concasa. Además, hay personal trabajando para la obra de la nave de electrólisis en talleres e ingeniería fuera de Azsa, mayoritariamente en Asturias, y algunos en otras regiones de España o, incluso, fuera de la Península.

La previsión de finalización de los trabajos se sitúa en el segundo semestre de 2022, por lo que en un año estaría lista para entrar en funcionamiento la planta, cuyo plazo de ejecución completo es de 24 meses. Además de la oportunidad para la transformación digital de los procesos industriales, esta nueva construcción introduce mejoras significativas en los procesos productivos: la reducción del 1,4% del consumo de energía eléctrica, la reducción del consumo de agua en un 58% y un menor consumo de materias primas (30% de plomo y 38% de plata).

Para los responsables de la compañía la nueva nave de San Juan de Nieva es, asimismo, una apuesta clara por el mantenimiento de la actividad industrial de Asturias. El presupuesto de la obra que se está realizando en el antiguo parque de intemperie –por encima de 100 millones–, supera a la inversión prevista para el centro logístico de Amazon en el polígono de Bobes (Siero), donde se anuncian 2.000 empleos, tantos como los que ronda Azsa entre su plantilla y el personal vinculado a la obra de ampliación.

El aumento del coste de la energía es el factor que más impacta sobre los resultados de la empresa. Tanto es así que puede poner en riesgo la viabilidad de esta última inversión. Y la diferencia con países de entorno como Alemania implica una pérdida de competitividad en las operaciones donde el coste de la energía respecto al coste total es mucho menor, en algunos casos por debajo del 30% de los costes totales. Para Azsa, tanto en los meses de enero y abril como en el acumulado del 2021, el coste de la energía ha llegado a superar el 50% del total. Anteriormente estaba en torno al 40%.

La multinacional Glencore, la sociedad suiza propietaria única de la fábrica fundidora de San Juan de Nieva, se alinea con este último proyecto a los objetivos del programa “Industria conectada 4.0” que trata de impulsar la digitalización del sector industrial. Además de apoyar la incorporación de conocimientos, tecnologías e innovaciones destinadas a la digitalización de los procesos y a la creación de productos y servicios tecnológicamente avanzados, “Industria conectada 4.0” trata de lograr mayor valor añadido para empresas asentadas en Asturias.

Una obra que optimiza el uso de los recursos naturales

La reducción de las necesidades de mantenimiento y consumo de reactivos es otra de las ventajas de la nueva nave de electrólisis que Azsa construye en San Juan de Nieva. La imponente obra, además de alargar la vida útil de los electrodos y otros elementos, supone un extra para un aprovechamiento más eficiente de los recursos naturales. La construcción, que incorpora las últimas tecnologías del proceso electrolítico, está condicionada por el precio de la energía, que depende tanto del precio de mercado como de costes regulados, recargos e impuestos, compensaciones de CO2 indirecto y retribución por servicio de gestión de la demanda.

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