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El centro de Avilés está como un queso

“Si en cada mesa hubiera una variedad asturiana, sería la bomba”, sostiene una elaboradora naveta en la apertura de la feria

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Primera jornada de la feria del queso de Avilés Ricardo Solís

De cabra, de oveja, mezcla, de vaca, en cuña, redondeados,... y todos en Avilés, que este fin de semana se ha convertido en la capital del queso. La pandemia ha modificado hasta la tradicional feria, que ahora vuelve al centro de la ciudad, a la plaza Álvarez Acebal. “Está mejor aquí, lo peor de todo es que no hay pinchos y no se puede probar in situ, pero me llevo dos, un Idiazabal y un Afuega’l pitu, los de todos los años”, sostiene José María Menéndez, amante de los quesos “asturianos y los de todo el mundo”. Se paseó por los puestos y conversó con los queseros. Isaura Souza es de Nava y es productora de queso Ovín. Hablaba de la pandemia y de las dificultades que ha pasado su sector y defiende el queso como “patrimonio de todos”. “Si en cada mesa de Asturias hubiera un queso asturiano sería la bomba”, defendió la naveta, quien no solo ensalzaba los productos de la tierra sino todos. “Hay quesos ricos en todas partes... en Zamora, en Castilla, en el País Vasco...”, remarcó.

La feria es un escaparate para los queseros. “Estamos todos juntos, vamos de la mano”, incidió Souza, que esperaba como Manuel Collera y Silvia Cueto, que venden Vidiago, que las expectativas en ventas en la fiesta del queso avilesina “son buenas, como lo fueron en la Ascensión (Oviedo)”. La crisis sanitaria les ha pasado factura, aseguró el productor de Cabrales Adrián González. Pero poco a poco, el sector va asomando la cabeza. “Si se repite lo de la feria de Oviedo, sería genial, vendimos todos”, aseveró. Y es que los queseros ofrecen variedad, pero son una piña. “En las ferias, según está la pandemia ahora, la gente suele salir y compra”, defendía Susana Martínez en un puesto de Gamonéu a pocos metros del escenario donde horas más tarde sonó el folk de “Cerezal”.

Entretanto, en los bares que colaboran con la feria del queso sí hubo la tradicional degustación del lácteo maridado con vino o con otras bebidas. En la plaza Carlos Lobo, el hostelero Pablo Vega cortaba una pieza de Gamonéu de Vega de Ario para la mesa de Aurora Souto, Guadalupe Souto, Sara Ortega y Teresa Sánchez. “Probamos el queso y estamos aquí sentadas, mucho mejor y no habrá feria como tal, pero así los bares venden un poco más”, señalaron. Chusa García, otra cliente, también destacaba la iniciativa: “Viene mucho mejor para la hostelería”.

De vuelta a la plaza Álvarez Acebal, el quesero vasco Félix Molleda, de Orozco, mostraba su Idiazabal. Los clientes le preguntaban por los pinchos mientras él ofrecía las cuñas. “No es como antes, al pabellón tenías que ir y aquí te lo encuentras, creo que es mejor vender en el centro de la ciudad, como hace años en la plaza (Hermanos Orbón)”, apuntó el quesero vasco. La vendedora de Afuega’l pitu María Jesús Montes y el gallego de Lugo Iván Díaz confiaban también en que la feria ayudara a despertar a un sector “que contó con fábricas a punto de cerrar” y que “vende sobre todo en ferias” y en diversos formatos que los queseros aman y más “en la tierra de los quesos”.

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