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Emoción en el Corpus empañado por el virus

El claustro de San Nicolás acogió, sin procesión, la bendición con la custodia regalada por herederos de Pedro Menéndez

Alfombra de flores en el claustro en homenaje a los fallecidos por el coronavirus.

Un año más, los niños que hicieron la Primera Comunión en las últimas semanas no han podido participar en la procesión del Corpus Christi en la parroquia de San Nicolás de Bari. La pandemia ya obligó el año pasado a suspender el tradicional desfile pero los fieles siguieron ayer emocionados la misa que presidió el vicario judicial de Madrid, Emilio Pérez Nuñez, junto al párroco de San Nicolás, Alfonso López.

Bendición en la campa de San Francisco. | Mara Villamuza

La procesión del Corpus se lleva celebrando en Avilés desde el siglo XIII y, los primeros testimonios escritos datan del año 1499. Como es tradición, ayer en la celebración en San Nicolás, como desde 1678, se utilizó el cáliz regalado por el canónigo de Compostela, natural de Avilés, Ildefonso Rodríguez de León.

La custodia, fue regalada por Gabriel Menéndez de Avilés y Porres (1620-1692) –sobrino-nieto de Pedro Menéndez– a la parroquia avilesina donde estaba enterrado su tío-abuelo y diferentes generaciones de avilesinos la lograron salvar de los saqueos que sufrió el templo en los años 1808 (durante la invasión Napoleónica) y 1936 (durante la Guerra Civil española).

“Los 120 niños que hicieron la Primera Comunión no están hoy aquí, pero nosotros sí con la ilusión que vivimos esta fiesta”, dijo en la homilía Alfonso López. “De pequeños salíamos (en la procesión) no faltaban las flores, la banda de música... Pero hay que cambiar el mundo, desempolvar la vida y el amor a Dios. Hoy hay pueblos vacíos y ciudades llenas de desconocidos, pero Jesús de Nazaret dejo claro que lo que importa es el corazón”, señaló.

Asistentes a la misa del Corpus, ayer en San Nicolás. | Mara Villamuza

En la misa solemne, con un 50 por ciento de aforo por las medidas anticovid, participó la Escolanía de San Nicolás dirigida por Carmen García y la Banda de Música de Avilés. Finalizada la celebración religiosa tuvo lugar una pequeña procesión por el claustro del templo.

El sacerdote Emilio Pérez portaba la custodia que iba bajo palio, portado por seis miembros de la Adoración Nocturna. El grupo salió de la iglesia tras la misa, por la puerta principal que da a la calle San Francisco en la que había una alfombra de flores en homenaje a los fallecidos por el covid y a los voluntarios que aportaron el trabajo callado durante la pandemia.

La bendición se impartió en la campa de San francisco, entre el recogimiento de los fieles y las marchas que, desde el interior del templo, interpretaban los miembros de la Banda de Música de Avilés.

Pese a todos los recortes impuestos por la pandemia, el Corpus se celebró con solemnidad y se cumplió el refrán: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”. El sol brilló ayer en la campa de San Francisco.

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