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La tripulación de la draga "Ambika 2" cobra sus salarios y será repatriada mañana

La intención del armador es remolcar el buque a Nigeria tras las inspecciones requeridas

Luz Baz, con la tripulación de la draga "Ambika 2".

La tripulación de la draga "Amika 2" será repatriada mañana por su armador después de haber cobrado todos sus salarios, según ha comunicado la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF). Los marinos (de nacionalidad ucraniana, rusa y nigeriana) y los tripulantes de la máquinas urgieron el pasado abril su repatriación urgente al armador y denunciaron vivir a bordo de la draga, entonces en reparación en el astillero de Avilés, en "condiciones insalubres".

El "Ambika 2" es una draga construida en 1986 en Yugoslavia y terminada en Bélgica. Su último propietario fue una sociedad Belga del grupo DEME, en septiembre llegó al Musel para su desguace, pero una empresa nigeriana, Prime Optimus Nigeria Limited, adquirió la propiedad y la retiró del desguace con el objeto de operar con ella en su país.

Cuando la ITF visitó el buque el pasado abril a requerimiento de algunos tripulantes, había 12 marinos de nacionalidad ucraniana, rusa y nigeriana.

Durante la inspección a bordo, se comprobó que las condiciones de salud, higiene y salubridad estaban muy lejos de cumplir los estándares mínimos y ponían en riesgo la salud de los marinos, que no sólo trabajan en el barco, sino que viven en él.  La ITF notificó las deficiencias y riesgos para la salud y seguridad de los marinos extranjeros a la Capitanía Marítima de Avilés y contactó con el armador para urgir una solución. Esa misma noche, los tripulantes descansaron en un hotel de la ciudad, quedando algunos a bordo de guardia.

Varios marinos solicitaron su repatriación, alegando las mencionadas condiciones de salubridad y muchas deficiencias que comprometían seriamente la seguridad del barco, el cual, según ellos, no tenía opción alguna de navegar por sus medios a destino. Cinco marinos ucranianos regresaron a casa a finales de abril, tras haber cobrado sus salarios pendientes.

Tras la inspección, Luz Baz, inspectora de la ITF en Asturias y coordinadora nacional,  comprobó que  los sueldos de los cuatro marinos nigerianos (de unos 400 dólares al mes) estaban muy por debajo de las recomendaciones mínimas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Tras las repatriaciones del pasado abril se mejoraron las condiciones de habitabilidad en las cubiertas superiores para los que permanecían a bordo. La ITF, en contactó con el armador, consiguió que los marinos nigerianos cobrasen las diferencias de sus sueldos con los mínimos estándares internacionales desde que embarcaron (unos 12.000 dólares en total).

Pendientes de las PCR

Pendientes de los resultados de las PCR y demás trámites, se espera que todos los marinos regresen a sus hogares mañana, 17 de junio. La intención del armador, una vez convencido por la ITF de que no está en condiciones de navegar con tripulación a su destino, es remolcar el buque a Nigeria.

El buque, registrado recientemente en uno de los pabellones de conveniencia con peores registros, Comoros, tendrá que ser inspeccionado antes de su salida por la Sociedad de Clasificación, el Estado de Bandera y las autoridades marítimas españolas.

Desde la ITF destacan, "por inusual y contrario a la práctica habitual en el pasado, que la Capitanía Marítima de Avilés se ha mostrado reticente en todo momento a colaborar en este caso, entendiendo que los marinos extranjeros a bordo del buque (de Comoros) en astillero  no podían ser considerados marinos” a los efectos del Convenio sobre el Trabajo Marítimo de la OIT y, por tanto, su salud y seguridad se escapaban del interés y competencia de los funcionarios de la DGMM en Avilés, algo que ha sido elevado a la Dirección General de la Marina Mercante y la Organización Internacional del Trabajo por la coordinadora de la ITF en España.

La crisis del coronavirus, la falta de inspecciones y controles rigurosos a causa de ella, la dejadez de algunas administraciones, la impunidad que disfrutan algunos armadores y la proliferación de algunas banderas de conveniencia, ha incrementado todavía más  el riesgo de los marinos a ser abandonados en los puertos españoles. "Afortunadamente, este caso tiene un final feliz para los marinos que han esperado pacientemente en Avilés", concluye Luz Baz.

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