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Asturias ha perdido una decena de barcos pesqueros por año desde 2006

La flota regional, una de las más jóvenes del país, contrarresta el menor número de buques con lanchas de mayor volumen de carga

Barcos amarrados en el puerto de Avilés. Ricardo Solís

Asturias ha perdido unos diez barcos pesqueros por año desde 2006 hasta el pasado 2020. En cifras totales: el Principado sumaba 396 embarcaciones hace catorce años y, a día de hoy, tiene 258, un número mantenido desde 2019. Detrás de estos números está, en primer lugar, la falta de relevo generacional: tanto es así que, días atrás, desde la Confederación Española de Pesca se animaba a los jóvenes a hacerse a la mar: “La pesca es un sector profesional atractivo que ofrece numerosas oportunidades laborales y que además urge de nuevo talento”, decía Javier Garat, secretario general de la entidad, a los estudiantes del Centro Integrado de Formación Profesional del Mar de Asturias, ubicado en Gijón.

Señalaba, a su vez, que es fundamental dar respuesta a la escasez de tripulantes, “una problemática que pone en riesgo la viabilidad del sector”. Y se defendía un cambio en el modelo formativo. La importancia de reclutar a aspirantes a marineros también es conocida en Avilés, principal puerto pesquero de la región. De ahí que, desde hace pocos meses, la Nueva Rula tenga abierta una bolsa de empleo para atajar, precisamente, la falta de relevo generacional y conseguir la profesionalización del sector pesquero. La rula avilesina, en este caso, hace de intermediaria entre los aspirantes y las empresas armadoras.

En la disminución del número de barcos también tiene mucho que ver las subvenciones que se dieron para el desguace de barcos o la paralización definitiva de la actividad para reducir el exceso de capacidad de la flota comunitaria. En ocasiones, según protagonistas del sector, el desguace ha ido parejo a la falta de oportunidades. En otras, apuntan, quienes se deshicieron de pequeñas lanchas navegan ahora con embarcaciones de mayor tamaño.

Esto explica que la flota asturiana esté entre las más jóvenes del país: la medida de edad de los buques españoles es de 34 años; la asturiana, de 23. Por debajo está únicamente el País Vasco. Del total de flota, el Principado suma a día de hoy tres barcos con menos de 5 años, otros tres que tienen entre 5 y 10 años, seis entre diez y quince… La cifra más numerosa, 59, representa barcos que tiene entre 20 y 25 años. Por encima de cuarenta años solo hay ocho.

Asimismo los buques del Principado han crecido en volumen de carga: solo por poner un ejemplo, el arqueo (GT, Gross Tonnage) medio en la flota asturiana era en 2019 de 4.712 toneladas y en 2020 de 5.031; es decir un 6,8 por ciento mayor, siempre según datos extraídos de la memoria anual del Ministerio de Pesca.

Actualmente, no obstante, no hay subvenciones para la construcción de barcos. Tanto es así que a finales del año pasado, armadores y sindicatos reclamaron un “plan renove” como el aplicado en España para los coches, con el fin de modernizar una flota envejecida -con barcos de 30 o 40 años de antigüedad-, y mejorar la seguridad, las condiciones de vida a bordo o la eficiencia energética.

Y esta misma semana, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, propuso que, ante las conversaciones que deben iniciar los Estados miembros de la Unión Europea (UE) para la próxima reforma de la Política Pesquera Comunitaria (PPC), prevista para 2023, se aborde un “debate sosegado” sobre la posibilidad de financiar la renovación de la flota comunitaria “para contar con buques modernos, seguros y eficientes sin necesidad de incrementar el esfuerzo pesquero”.

Preocupación por las ayudas al gasóleo

En el sector pesquero parece estar formándose el temporal que podría llevar a pique a la flota: las ayudas a la pesca mundial están en juego en la ambiciosa negociación de la OMC (Organización Mundial del Comercio). En este sentido hay preocupación por las ayudas al gasóleo.

Tanto es así que el pasado mayo, el ministro de Pesca, Luis Planas, consideró “preocupante” todo lo relativo a las exenciones en materia fiscal para el gasóleo o la condicionalidad en la utilización de fondos en las reservas en recuperación o la idea de “relajar las reglas sobre la pesca ilegal”. Las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio sobre subvenciones a la pesca comenzaron en 2001 con un mandato para “aclarar y mejorar” las disciplinas existentes.

En 2017 se adoptó un programa de trabajo con miras a llegar a un acuerdo sobre subvenciones en línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible. El plan es llegar a dicho acuerdo a finales de 2021.

A ojos de la OMC, de entidades medioambientalistas y de una parte de la Comisión Europea, la depredación de los caladeros se ve favorecida y agigantada, precisamente, porque el combustible está subvencionado, subsidiado, facilitando el trabajo de flotas de larga distancia como las de Cono Sur. Pero incluye en el mismo saco a gasóleos bonificados. De ahí que ahora se abogue por revisar las subvenciones al sector pesquero.

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