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El Festival de Cine LGTBI abre con un alegato a favor del feminismo: “Enseña a ver más allá”

“Si no está bien pasear de la mano con tu pareja, hacerlo es político”, señala en la inauguración el director del certamen del Niemeyer, Borja Ibaseta

Rita Camblor, Mariví Monteserín y Borja Ibaseta, ayer, en la inaguración del Festival LGTBI.

El director del Festival LGTBI de Avilés es Borja Ibaseta, que el resto del año responde como coordinador de actividades del Centro Niemeyer, el complejo cultural que acoge hasta el próximo domingo la sexta edición del certamen cinematográfico más políticamente comprometido de todos.

“Si no está bien pasear de la mano con tu pareja, hacerlo es político”, señaló Ibaseta cuando se dirigió a los espectadores que acudieron ayer al auditorio del complejo cultural para disfrutar del estreno internacional del documental argentino “Sexo y revolución”, la primera película de las siete seleccionadas “en esta vuelta a las salas después del año de la tragedia del covid”, apuntó el programador Fran Gayo. Habló desde Argentina y a través de un vídeo. Ibaseta justificó la naturaleza política de su festival con comentarios como: “El feminismo nos enseña a abrir el obturador y ver más allá y eso es lo que hacemos: poner el foco en grupos de personas que luchan por sus sueños”.

La consejera de Presidencia, Rita Camblor, fue la encargada de representar al Principado (no lo fue Berta Piñán, la de Cultura, que preside la fundación del Niemeyer). Camblor definió el festival “como un medio para proclamar los derechos universales”. Y destacó que, sólo con eso, “contribuye a hacernos mejores como sociedad”. Añadió, además, que lo logra “siendo pequeño” y “sin más estrellas que las del cielo de Asturias en junio”.

La alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, fue la encargada de cerrar los discursos, el momento inmediatamente anterior al pase de “Sexo y revolución”: “Con este festival de cine pretendemos abrir nuevos espacios de visibilidad, de comprensión, de entendimiento, y ante todo de libertad, hacia un colectivo que, a lo largo de la historia, se ha visto condenado a vivir en silencio sus sentimientos, a esconder sus emociones, e incluso, en ocasiones, a vivir aprisionado en un cuerpo que se no correspondía con su identidad personal”. Y añadió: “Es fundamental ser parte activa de la lucha por la igualdad de derechos”.

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