Avilés quiere agitar su coctelera cultural, un recipiente en el que desde hace años se menean ingredientes variopintos: teatro, música de diversos géneros, talleres, actividades infantiles, exposiciones, cómic, festivales temáticos, espectáculos de calle... El elixir resultante de esa mezcla ha alimentado las expectativas de una ciudad que empezó a creer de verdad que podía albergar una “industria de la cultura” cuando abrió sus puertas en 2011 el centro cultural internacional Oscar Niemeyer, reducido tras su debut gaseoso a ser una pieza más del entramado cultural de la ciudad, junto al Palacio Valdés, la Casa de Cultura, el CMAE, la Factoría Cultural y los centros socioculturales de los barrios.
Tras diez años aplicando, más o menos, la misma estrategia cultural, los responsables del área de Cultura de Avilés entienden que el modelo ha alcanzado su punto de madurez y que necesita ser renovado. Han llegado a este convencimiento desde la observación de tres hechos: la creciente importancia de las redes sociales e internet como espacios en los que se debe tener presencia, la existencia de nuevos públicos cuyas demandas culturales están insatisfechas y la oportunidad de utilizar la cultura como escaparate a través del que proyectar una imagen de Avilés como ciudad dinámica y vanguardista. A eso se une el deseo de fomentar la llamada “cultura participativa”, ésa en la que se rompe la barrera entre el escenario y el graderío.
Hasta aquí la “filosofía” que impregna la pretendida “revolución” que está preparando el área municipal de Cultura y que ha recibido el espaldarazo definitivo en el marco del Consejo para la Reactivación Económica de Avilés (CREA), en cuyo seno se planteó la realización de acciones para reforzar a los sectores más castigados por la pandemia de covid, entre ellos la cultura. A efectos prácticos y como forma de reunir información para conocer los hábitos de consumo cultural, el Ayuntamiento ha encargado la realización de una encuesta (se entrevistará a 800 personas en toda la comarca) que permitirá conocer la valoración que hace la gente de la oferta cultural avilesina y de los equipamientos culturales, cuáles son las actividades preferidas y cuáles se echan en falta o cuál es la opinión ciudadana sobre el papel que debiera desempeñar la cultura en el desarrollo económico de la ciudad, entre otros asuntos.
Algunos de los objetivos que se marca el futuro plan estratégico del sector cultural de Avilés son: incrementar y diversificar el número y el perfil de usuarios y público (captar nuevas audiencias, ofrecer experiencias culturales satisfactorias, ofrecer apoyo a creadores e impulsar las industrias culturales y creativas locales y regionales, convertirse en referencia cultural regional, nacional y europea, complementar y reforzar la oferta cultural actual, ayudar a proyectar la imagen de ciudad “culturalmente dinámica”, incorporar nuevas tendencias del sector a la oferta actual, incluidos los desafíos ligados a la brecha digital, las nuevas tecnologías y formas de crear y exhibir cultura y favorecer y reforzar la participación y presencia de Avilés en redes culturales internacionales.
Fuentes municipales consultadas aclaran que este proceso puesto en marcha en el área de Cultura no implica la renuncia a las actividades que ahora mismo forman parte del calendario cultural, muchas de ellas de gran raigambre como los ciclos corales, el certamen de habaneras o el teatro costumbrista, entre otras. Desde la concejalía de Cultura hablan de “sumar” y descartan expresamente “restar”. A modo de ejemplo, no necesariamente concluyente de lo que se cuece en los fogones de Cultura, se reseña la reciente “y exitosa” celebración en Avilés de un festival de culturas urbanas que reunió a grafiteros, skaters, raperos y practicantes de parkour, un minúsculo pero representativo adelanto de los nuevos formatos y enfoques que tendrán cabida en la renovada estrategia cultural de Avilés.
