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Ayudas a la crianza y permisos laborales, claves para frenar la caída de la natalidad

Los especialistas alertan de que continuará la sangría demográfica y exigen a los políticos medidas similares a las de los países nórdicos

Paseantes en el jardín japonés de la dársena de San Agustín. Ricardo Solís

Revertir el desplome de la natalidad en Asturias y más en concreto en Avilés es una misión imposible a corto plazo y se presenta como de difícil solución a medio y largo. Esto es, al menos, lo que sostienen los expertos consultados por este diario, quienes abogan por implantar con urgencia políticas similares a las que se han puesto en práctica en otros territorios, como los países nórdicos, con potentes ayudas económicas y facilidades en el ámbito laboral y familiar.

El catedrático de Demografía y ex rector de la Universidad Complutense de Madrid Ramón Puyol, asegura que “si los datos demográficos preocupan desde hace años en el conjunto del país, la pandemia –por el coronavirus– ha supuesto una vuelta de tuerca, y especialmente en Asturias. Y no existen milagros ni se puede esperar una solución a corto plazo”. Es más, añade que “mientras no haya una política de ayuda familiar contundente, no se van a conseguir resultados”.

Los datos del censo de población en Avilés indican que en el último lustro hay 566 menores de 0 a 4 años menos. Así, cada año entre 215 y 2020 se han perdido más de un centenar de habitantes en este tramo etario. Una prueba es que para el próximo curso 2021-2022 los centros avilesinos perderán más de 170 matrículas, según los últimos datos que se manejan en el ámbito educativo. Asturias, por su parte, lideraba la caída de la natalidad en el primer cuatrimestre del año, con un desplome interanual del 10,45 por ciento, el mayor del país según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

“Hay que implantar medidas valientes y con un fuerte apoyo económico”, asevera Rafael Puyol. Así, son necesarias ayudas para el acceso a la vivienda, guarderías infantiles, subvenciones por cada hijo que se tenga y permisos de maternidad y de paternidad que no supongan un drama. También es imprescindible que los puestos de trabajo no estén en el aire, y que tener hijos no sea un problema añadido.

“Hay medidas utilizadas en otros territorios, como en los países nórdicos, que han dado resultado. Es cierto que estas medidas por sí mismas no permiten recuperar el nivel de natalidad que se ha perdido, pero si se consigue frenar la caída y eso se combina con la aportación que supone la inmigración, las cifras se podrían contener”, asegura el catedrático de Geografía Humana.

Rafael Puyol destacó que las cifras son tan evidentes, que no se entiende “¿a qué están esperando los políticos para implantar medidas de acción política, familiar y social que ayuden a frenar la sangría?”.

El sociólogo Arsenio Valbuena se esfuerza en trasladar desde su ámbito de conocimiento un rápido análisis de las causas que provocan la fuerte caída de la natalidad en Asturias y, en concreto, en Avilés. “La caída de la natalidad no rebrota, sino todo lo contrario: se profundiza, y más en las crisis. Y eso es muy difícil de revertir”.

Así, explica que sobre todo en los últimos 20 años “hay muchas menos mujeres en edad reproductiva”, y a esto se sumaron los métodos anticonceptivos y su desembarco en el mundo laboral. Con todo ello, las familias pasaron de tener entre siete y once hijos de media, a cinco y ahora la media está en uno o dos.

Pero la cosa no queda ahí, asegura el sociólogo. Otra causa es que se prolonga la edad de la soltería, primero por los estudios y luego por el trabajo. Así que la edad medida para tener hijos ha subido hasta los 32 o 33 años.

“Un problema fundamental es que la carrera laboral entra en contradicción con tener hijos, porque ambos luchan por lo mismo: el tiempo”, asegura Arsenio Valbuena. De ahí que sean necesarias políticas de empleo, sociales y de familia que faciliten la compatibilidad de ambas facetas.

Entre las medidas a aplicar, Valbuena añade la implantación de ayudas, a modo de salarios, para aquellas mujeres que deciden dedicarse a la crianza de sus hijos, de tal manera que coticen también de cara a su futura pensión. Y no solo eso, sino que además se facilite con formación el retorno al espacio laboral cuando finalice el periodo de crianza. Otra propuesta tiene que ver con generar entornos agradables y seguros para el crecimiento y desarrollo de los más pequeños.

“Los niños y niñas son lo más sagrado para el ser humano desde un punto de vista espiritual y cultural, por todo lo que en sí mismos representan. Pero en la sociedad consumista actual tener hijos se ha convertido prácticamente en un acto de resistencia espiritual y cultural”, sentencia el sociólogo avilesino.

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