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Otra melodía para el fantasma de Balsera

La oportunidad de buscar nuevos usos culturales al céntrico inmueble de Julia de la Riva, con el traslado del Conservatorio

El Palacio avilesino de Balsera. | M. Villamuza

El cierre, esta semana, en una notaría avilesina, de la operación de compraventa de la antigua sede de Correos, en La Ferrería, para albergar la futura sede del Conservatorio Municipal Profesional “Julián Orbón”, ha encendido los relojes de la cuenta atrás para buscar nuevos usos al palacio de Balsera

. El edificio modernista, construido a principios del siglo XX por el arquitecto Antonio Palacios, para el acaudalado comerciante avilesino Victoriano Fernández Balsera, resulta ser uno de los inmuebles más vistosos y deslumbrantes en pleno casco histórico de la ciudad.

Sus múltiples balcones, miradores y ventanas decoradas con balaustradas y esculturas, que en otro tiempo sumaba al rodeo de la propiedad unos jardines de tipo versallesco, centra ahora las miradas de la ciudad para sus futuros usos, una vez se complete la mudanza del “Julián Orbón”.

Situado en la esquina de la calle Julia de la Riva con la plaza de Domingo Álvarez Acebal, que bullirá estos días con la actividad del Festival Celsius, el Palacio de Balsera o de Sendón, declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento en el año 1991, bien podría dedicarse, entre otras opciones a una pinacoteca municipal, de la que hoy adolece Avilés.

A medio camino entre el modernismo y el eclectismo y decorado de forma profusa, el edificio que fue en otra época vivienda del rico comerciante Victoriano Fernández Balsera, ofrece un sinfín de posibilidades que, para los actuales inquilinos no acababa de funcionar. El modelo constructivo de la época, con estancias más pequeñas de lo habitual para las necesidades de un conservatorio del siglo XXI, que verá cumplidas las necesidades de insonorización y adaptación a las nuevas tecnologías en la sede de La Ferrería, es, sin embargo, una estética muy apetecible para mantener los usos culturales a futuro.

El uso acorde “a su importancia histórica y arquitectónica” que el gobierno local se comprometió a dar al Palacio de Balsera entra ahora en tiempo de descuento. Para el Conservatorio y la nueva etapa que se abre –con la previsible llegada en próximas fechas, si nada se tuerce- de Carlos Galán como director, el futuro que se abre resulta muy favorable. Conviene garantizar, pues, que correrá la misma suerte, una vez completada la mudanza, en 2024, el Palacio de Balsera. Ojalá ese fantasma que muchos mantienen que vaga por el edificio – el espíritu burlón de una aviador (inglés o irlandés) nombre Walter, según la leyenda- no tenga que volver a salir a pasear por estancias vacías. Al menos, que la música que el Ayuntamiento le puso a este señorial inmueble con su adquisición en 1982, no se apague nunca.

Si Avilés en su conjunto puede considerarse una ciudad de museo, que no se pierda ahora la oportunidad de que el puzzle quede incompleto.

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