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El circo despliega su magia en Avilés

Grandes y pequeños disfrutan de una velada con números de malabares, humor y teatro, el colofón al programa de AstuRisas

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Circo en el último día del festival "AstuRisas" en Avilés Miki López

Un escenario improvisado, unas cuantas sillas y mucha ilusión fueron la mezcla idónea para disfrutar ayer en la plaza de España del último día del festival “AstuRisas”. Los espectáculos de circo pusieron el broche final a tres intensos días de arte callejero. Cuando faltaban unos minutos para las seis en punto, los primeros curiosos que querían formar parte del público comenzaron a ocupar sus lugares. Mientras tanto, los artistas, convirtieron los soportales del ayuntamiento en su backstage.

Al comenzar la primera de las funciones, el argentino Pablo Picallo, clown y mago, salió a escena para divertir y sorprender a la gente con números tan asombrosos como sus malabares con fuego. Que no solo impactaban a los más pequeños, sino también a los mayores, cumpliéndose así uno de los objetivos del artista. “Lo que más me gusta de la vida del circo es divertir a la gente, ver sus sonrisas y sus ojos de emoción; el trabajo que hago en mi función es muy amplio, trabajo con muchos elementos”, añadió. “Hago un espectáculo familiar, para padres e hijos, aspiro a captar a ambos públicos”, remató el cómico.

Pablo Picallo, en un número de malabares y equilibrio. Miki López

A medida que pasaban los minutos, las sillas se iban llenando y la participación que se generó durante el primer número no decayó ya a lo largo de la tarde. Las risas inundaban la plaza y, por momentos, la atmósfera creada parecía mágica.

La segunda de las actuaciones corrió a cargo de Luz Rodríguez Lozano, mayormente conocida por el nombre artístico de “Mona Circo”. La clown, cuya carisma contrastaba con el cielo gris que a falta de otra hacía de “carpa” durante la tarde avilesina, apostó por la comedia, con la payasa como protagonista.

Entre cambios de vestuario y estiramientos relató cómo vive su pasión por el arte circense: “Toda mi vida me he dedicado a esto. El arte en la calle me encanta, sobre todo la conexión que establecemos con gente que no conocemos de nada y la improvisación constante con las que experimentamos; es algo muy humano y de lo que aprendo mucho cada día”.

Luz Rodríguez, “Mona Circo”, en su monociclo, con el público de fondo.

Con el devenir de las horas, se sucedieron otras dos actuaciones, protagonizadas por Ana Cuervas, cuyo número trata de teatro físico y clown, y Cristina Calvo Revilla. La segunda de las artistas, llama a su número “Lo que me sale de la concha”, y en él integra el clown y el teatro para sacar de los errores más absurdos la mejor de las risas. “Me gusta la imperfección que se vive actuando en la calle, el tú a tú con la gente; yo vengo del teatro, pero el clown me encanta, aunque ahora con las mascarillas y las medidas de seguridad es un poco más complicado sostener el espectáculo, creo que lo estamos consiguiendo y que las emociones están en el aire”, señaló la artista.

Cristina Calvo Revilla, durante la interpretación de su espectáculo “Lo que me sale de la concha”. | Miki López

Sin duda, y a pesar de las restricciones sanitarias, las expresiones de la mayoría de los espectadores hablaban por sí solas, dejando entrever lo mucho que estaban disfrutando de los espectáculos. Algunos, incluso, respondían así a LA NUEVA ESPAÑA: “No es la primera vez que acudimos, siempre miro la página del Ayuntamiento para ver las actividades que se hacen en verano porque a mi hijo le encantan. Este es el tercer día seguido que venimos a disfrutar del festival, a los dos nos entretiene y disfrutamos del tiempo juntos,” explicó Irene López González, una de las muchas madres que asistían de público

Los cuatro artistas que mostraron sus funciones, fueron también una vía de escape entre risas para olvidar por momentos algunas de las situaciones que todavía hoy se viven debido a la pandemia.

El arte de calle, un año más, da color al verano en Avilés sin dejar indiferente a las personas que lo presencian. Porque, como ya cantaba Miliki, “el circo sigue alegrando el corazón de aquellos que se lo saben abrir”.

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