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Las motos que marcaron época en Avilés

Silvino López, que trabajó como mecánico y restaura motocicletas antiguas, guarda un vasto archivo de los tiempos en los que la ría era escenario de carreras de velocidad

La parrilla de salida de una carrera de motos celebrada hace una década en la ría de Avilés a semejanza de las organizadas en los años sesenta. | Ricardo Solís

“La afición me viene desde guaje, yo siempre tuve la ilusión de ser corredor de motos”, comienza a explicar Silvino López, un vecino de Llaranes cuya pasión es la restauración de motos antiguas.

Cuenta que en su casa, al ser cuatro hermanos, “había que apretarse mucho el cinturón”, por lo que su sueño de rodar en circuitos nunca se cumplió, aunque su vida nunca dejó de estar ligada a las motocicletas, hasta ser uno de los fundadores de la Agrupación de Motoristas de Asturias.

Silvino López montado en una moto por un prado. / R. S.

El oficio de mecánico que le dio de comer no lo aprendió estudiando, sino con su padre, mecánico también y amigo del piloto automovilístico castrillonense Víctor Abraham Gutiérrez. “Todo lo que sé de mecánica me lo enseñó mi padre. A los 15 años, o quizá menos, ya trabajaba en uno de los talleres más famosos de Avilés: garaje Jovino, en la calle la Cámara.

Durante una prueba de velocidad en 1962.

“Una vez fui a arrancar una moto que no tenía el volante apretado como debía y cruzó la calle entera hasta la plaza. No maté a nadie de casualidad”, recuerda divertido. Apunta que “cuando eres joven, siempre te ocurren anécdotas de este tipo”.

Silvino López, subido a una Guzzi. | Mara Villamuza

Debido a su ocupación laboral en el garaje, relata que tuvo la oportunidad de conducir las motos del portugués Fernández Moreira, que en tiempos acudía a las fiestas de San Agustín con su espectáculo del “Muro de la muerte”. Tenía una Bultaco y Silvino López, que aún no tenía edad para sacarse ni el carné, se las ingeniaba para conducirla a escondidas.

Silvino conduciendo una moto de gran cilindrada. | Mara Villamuza

“Me mandaban ponerle un cable de embrague o de acelerador y me decían que fuese a pie. Pero yo lo que hacía era echar gasolina en una botella e ir andando y, cuando daba la vuelta a la esquina, cargaba el depósito y arrancaba con ella hasta Las Meanas”, evoca con añoranza.

Un piloto toma una curva en una pasada carrera de motos en Avilés. | R. S.

Este apasionado de las motos, y más si son antiguas, dice que “llega una edad en la que ya tiene hijos y las preferencias cambian”, aunque mantiene intacto su amor por las motos y, sobre todo, por desarmarlas y armarlas él mismo.

Ninguno de sus hijos ha desarrollado su afición por las motos, pero sus nietos sí, aunque no de la misma manera: “A mi nieto solo le gusta echar gasolina y andar con ellas. No le gusta mantenerlas y restaurarlas como a mí, no tiene afición por ‘hacerlas’. Esa afición creo que se muere conmigo”, añade apenado.

Silvino López, en el taller de Llaranes donde restaura y repara motos antiguas. Mara Villamuza

Rodeado de motos y de fotografías antiguas que le gustaría restaurar, afirma ilusionado que, si se organizase alguna exhibición de motos clásicas, le encantaría llevar las suyas, como ha hecho en anteriores ocasiones. El archivo fotográfico de Silvino López deja constancia de cuando en Avilés se hacían carreras de motos. “La primera fue en 1961 y ya entonces había grandes corredores locales como Torino el de los leones o Juanjo el de Piedras Blancas, que tenía una tienda de automóviles en el cruce y corría con una Montesa. Mi padre pilotaba una Bultaco. En la primera carrera que se hizo, mi padre quedó segundo, detrás de un tal Parugues de Oviedo”, rememora.

Eran los tiempos en los que la carretera de la ría olía a goma quemada y gasolina.

Cuatro marcas legendarias

Una Bultaco Tralla

Bultaco.

Fue una marca de motocicletas española fundada en Barcelona por Paco Bultó en 1958 y desaparecida en 1983. Producía modelos con motores monocilíndricos de dos tiempos de cilindradas variadas, siendo una marca con un claro enfoque deportivo. El primer modelo fue la Tralla 101, “ veloz pero segura”, según la publicidad.

Una Derbi Antorcha

Derbi.

La marca Derbi, con su gran experiencia en las carreras deportivas, lidera el sector de las motos de 50 centímetros cúbicos. La empresa nació en España en 1922 a iniciativa de Simeó Rabasa y continúa en Italia, desde 2001, de mano del Grupo Piaggio.

Una VeloSolex.

VeloSolex.

Fueron dos franceses, Maurice Goudard y Marcel Mennensson, quienes en 1941 tuvieron la ocurrencia de incorporar sobre la rueda delantera de una bicicleta, un pequeño motor de 38 centímetros cúbicos, que transmitiendo la potencia al neumático por fricción dio como resultado la VeloSolex.

Una Vespa

Vespa.

La presentación de las primeras quince motos Vespa tuvo lugar el 23 de abril de 1946 en el Club de Golf de Roma. Las Vespa más antiguas (los modelos tradicionales) tienen cambios de marchas manuales. Piaggio continúa fabricando hoy la Vespa.

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