Los termómetros de los coches marcaban casi 30 grados y el velocímetro no pasaba de diez kilómetros por hora, y eso cuando no estaba detenido en cero dada la imposibilidad de avanzar. Ocurrió ayer, por la mañana y por la tarde, en los tramos viarios que confluyen en la glorieta que da acceso a la localidad de Salinas en la zona de El Agüil. Debido a la realización de obras de asfaltado de la rotonda, el tráfico colapsó por momentos y se originaron caravanas que llegaron hasta Raíces Nuevo (los conductores procedentes de Avilés) y hasta cerca de Piedras Blancas (los que venían hacia Salinas desde la capital del concejo o desde el nudo de La Vegona que enlaza con la variante de Avilés). También sufrieron los atascos quienes pretendían salir de Salinas o los coches que tenían como origen o destino la urbanización de Coto Carcedo.
Uno de los conductores que padeció el rigor caluroso del atasco en las inmediaciones de Salinas, al habla con este diario para describir la situación vivida, se preguntaba “¿quién habrá sido la lumbrera a la que se le ocurrió ejecutar obras de asfaltado en un punto neurálgico del tráfico por Castrillón en pleno verano, con las carreteras llenas de gente de la zona, de turistas y de bañistas camino de la playa”.
El aludido no es otro que el concejal de Obras de Castrillón, Iván López, quien expuso en su defensa que “dada la meteorología propia de Asturias, las obras de asfaltado deben ser hechas preferiblemente en verano no cuando hay riesgo de lluvia”. López asegura que, consciente de las molestias que se iban a causar, el gobierno local valoró en el concurso público convocado para adjudicar la obra el plazo ofertado por cada empresa aspirante. El edil pidió “comprensión” a los conductores y convino que la Policía Local debería de haber colaborado ayer en la regulación del tráfico en la zona en obras.
