Dos sedes, un solo aulario. Este podría ser el lema que sintetiza el propósito del nuevo equipo directivo de la Escuela Superior de Arte de Asturias (Esapa), radicada en Avilés. Porque la intención de la directora, Mara Rodríguez Rodríguez, y los respectivos jefes de estudio, César Menéndez Iglesias (Diseño) y María José Rodríguez Ruitiña (Restauración) es organizar la enseñanza de modo que alumnos de Diseño puedan ocasionalmente recibir clase en las aulas de la sede de la calle Estibadores (en el parque empresarial “Principado de Asturias”) y viceversa, alumnos de Restauración podrían acudir a clase en el palacio de Camposagrado.

“La interconexión de ambas sedes es uno de los tres ejes estratégicos del proyecto académico que lidero y se concreta en la optimización de los espacios físicos disponibles en ambas sedes, al menos mientras persista la actual bicefalia a la espera de que se proceda a la ampliación del edificio de la calle Estibadores y, con ella, la unificación”, explica la directora.

La “separación” de los estudios de Restauración, primero trasladados al antiguo instituto de FP de Valliniello y desde hace dos años ubicados en un nuevo edificio construido en el PEPA fue consecuencia de la saturación del palacio de Camposagrado, la sede fundacional de la Esapa y actualmente “campus” de los estudios de Diseño, los que concentran el mayor número de alumnos.

La forzosa división de sedes trajo consigo la pretendida descongestión de alumnado, pero también una consecuencia indeseada: un funcionamiento demasiado independiente de los departamentos la pérdida de la “química” docente que generaba el hecho de compartir espacios.

La recuperación de esa esencia interdisciplinar que caracterizó a la Esapa en sus orígenes es otra de las patas en las que la nueva directiva de la Escuela apoya su proyecto académico: “Aspiramos a fomentar el trabajo en equipo, empezando por replantearnos el modelo de reorganización del claustro; también pretendemos estimular el uso de espacios comunes de nuestras instalaciones, de forma tanto formal como informal, para generar flujos de conocimiento, intercambio de ideas y realimentaciones entre alumnos y profesores”, relata Mara Rodríguez.

Lo que la nueva directora y sus jefes de estudio plantean es dar carta de naturaleza a un modelo de enseñanza caracterizado no solo por lo que ocurre dentro del aula sino, también, por lo que pasa fuera de ella dentro del recinto escolar.

A semejanza de lo que fomentan grandes empresas tecnológicas como Google o Amazon –también las asentadas en la comarca tipo DXC y Du Pont, sin ir más lejos– el objetivo es que haya espacios favorecedores del encuentro distendido, lugares concebidos para un rato de asueto compatible con el enriquecimiento intelectual que puede proporcionar la presencia de otros alumnos y los propios docentes. Lo menos parecido, en resumen, a un modelo de enseñanza rígido y encorsetado al marco de las paredes del aula.

Transporte público

Volviendo a la idea enunciada de “dos sedes, un aulario”, Mara Rodríguez confía en que prospere una petición que próximamente se trasladará a la concejalía de Educación de Avilés para su tramitación ante los organismos reguladores del transporte público.

“Vamos a solicitar que algunos de los Alsa procedentes de Gijón y Oviedo con destino u origen en Avilés y horarios compatibles con la jornada escolar hagan parada cerca de la sede de la Esapa de la calle Estibadores; esto es, que en su aproximación a Avilés entren a la ciudad por el PEPA aprovechando la reciente apertura del nuevo acceso al polígono desde la autopista ‘Y’.

Hay que tener en cuenta que más de la mitad de nuestro alumnado vive fuera de la comarca y las comunicaciones con el otro lado de la ría, actualmente, son un serio problema”.

El equipo directivo que encabeza Mara Rodríguez incluye, además de a María José Rodríguez Ruitiña y César Menéndez Iglesias como jefes de estudio, a María López Rey en calidad de secretaria. La designación de la directora se produjo en el marco de un proceso desarrollado sin competencia: fue la única candidata que presentó proyecto académico.

El nombramiento del nuevo “staff” es para cuatro años, un periodo en el que la Esapa aspira a recuperar la estabilidad organizativa tras los vaivenes vividos en la anterior etapa: la anterior directora, Carmen Álvarez Rúa, produjo baja por motivos laborales y la Consejería de Educación tiró de manual para promover al cargo a quien era jefe de estudios, Emilio García Otero, que fue quien agotó el mandato.

La prioridad docente, la educación presencial

El curso 2020-21 en la Escuela Superior de Arte de Asturias (Esapa) fue, como ocurrió en otras esferas educativas, un pulso continuo con el covid. La pandemia de coronavirus puso a prueba la resiliencia de docentes y alumnos y obligó a implantar severos protocolos sanitarios para que fuese posible mantener la actividad docente.

La fórmula elegida fue la presencialidad –independientemente de que se habilitarán herramientas telemáticas de apoyo–, y los actuales responsables del centro aseguran estar satisfechos de cómo fue la experiencia: “Salvamos el curso de forma satisfactoria, tanto en el aspecto sanitario como en el educativo, y es que por las características de la docencia que aquí se imparte haber optado por un modelo telemático de enseñanza hubiese resultado contraproducente”.

Esa misma presencialidad adoptada el curso pasado será la que impere para el que empieza en septiembre, salvo que la evolución de la pandemia aconseje otra cosa.

Para el curso 2021-2022, la Esapa ha hecho 50 preinscripciones de nuevos alumnos repartidos del siguiente modo: 17 en Diseño de Producto, 20 en Diseño Gráfico y 13 en Restauración. “Son cifras en línea con la media histórica”, asegura la directora de la Esapa, Mara Rodríguez.

La jefa de estudios de Restauración, María José Rodríguez Ruitiña, acota que la Escuela va solicitar a Educación la convocatoria de un proceso extraordinario de inscripción en septiembre para dar opción de matriculación a varias personas que han manifestado interés en los últimos días.