Luis Antuña Montes, que es el jefe de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), micrófono en mano, advirtió ayer a los que le estaban escuchando en la última jornada del seminario “Salir de la pandemia covid-19: ciencia, gestión sanitaria y socioeconómica” que ha dirigido durante esta semana el profesor César Nombela y que ha estado incluido dentro de los cursos de La Granda: “Tenemos que estar preparados para no poder estarlo cuando llegue la próxima pandemia” y es que, explicó: “la próxima no nos pillará en pañales, pero no lo sabremos todo de sus consecuencias”.
Se puso como ejemplo. Cuando en febrero de 2020 se empezaba a escuchar que había una neumonía en China que podía terminar llegando a España, el servicio que dirige Antuña se puso las pilas: “Como sabíamos que íbamos a ser los primeros en recibirlos, preparamos un box con la tecnología esencial, todos con los equipos de protección... Bendita inocencia, pensábamos que los pacientes iban a llegar de uno en uno. Nada que ver”, señaló.
La ponencia de Antuña se centró en contar el período en las trinchera cuando la primera ola se convirtió en una explosión. “Al principio teníamos dudas sobre todo: sobre cómo se transmitía, si los asintomáticos también eran proclives... lo que aprendimos en este tiempo es que la mejor manera de enfrentarte a una pandemia como esta es seguir al pie de la letra los protocolos activos en cada momento”, señaló. “Eso sí, hay que estar al día de cualquier cambio y en este caso, cambiaban constantemente”, apostilló.
Señaló que la vacunación fue un hito para que los médicos pudieran enfrentarse con todas las armas al coronavirus. No obstante, admitió que antes de finales de diciembre pasado (cuando comenzó la campaña de vacunación en España) “había muchos debates entre los profesionales sobre su utilidad”. A pesar de eso, dijo Antuña, “sólo una persona” le había pedido que “a poder ser” no tuviera que tratar personas con covid.
Habló de la llegada de los soldados al Hospital. Y agradeció el trabajo llevado a cabo. “Montaron un hospital de campaña en el aparcamiento tres del HUCA, pero he de confesar que no sabíamos bien qué uso darle”, aseguró. Y lo hizo porque “la primera onda” respetó más a Asturias que a otras regiones, es decir, que el desbordamiento no era absoluto.
Explicó que la medida del confinamiento absoluto permitió que los médicos de Asturias pudieran enfrentarse adecuadamente tanto a las consecuencias del coronavirus como de los que no lo tenían. “En 2019 atendíamos a 330 pacientes en urgencias cada día. En 2020 pasamos a 140 diarios fuera de los del covid”.
Antuña explicó también que siendo ellos primera línea, también lo habían sido los de Primaria. “Ellos fueron los más damnificados. No somos conscientes de lo que nos jugamos sin su presencia”, concluyó.
