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Cayetana Guillén Cuervo Actriz, abrió la Escuela de Verano de la Academia

“A veces las giras son a favor del personaje: porque solo estás con la función”

“Es responsabilidad de actores y técnicos que ese acto litúrgico que es el teatro salga bien”

Cayetana Guillén Cuervo, ayer, en Avilés. R. Solís

Cayetana Guillén Cuervo (Madrid, 1969) fue la encargada ayer de abrir la III Escuela de Verano de la Academia de Artes Escénicas de España que se celebra toda la semana en el teatro Palacio Valdés, en Avilés. El título de su clase magistral –la primera del programa– fue “Interpretar en cualquier medio expresivo”. Tras ella, atiende a LA NUEVA ESPAÑA en la terraza del bar Lord Byron.

–¿Cómo se vuelve a ser Cayetana después de una función?

–Cuando tú estás haciendo teatro, de alguna manera, tienes cierta concentración constante en tu vida; no es que haya ningún desdoblamiento de personalidad, ninguna esquizofrenia, lo que sí que hay es una consciencia de que estás haciendo teatro. Lo que quiero decir es que tu vida no es igual que cuando no haces teatro. De la misma manera que sabes que tienes que cuidarte, sabes que ese personaje está en ti. Ahora estoy con “Puertas abiertas” y con ella voy a estar de gira todo el año. Por toda España. “Puertas abiertas”: pues yo estoy todo el rato con Julie, mi personaje, en la cabeza. No es que sea Julie, pero la tengo en la cabeza, en el corazón.

–Y sólo es ella durante la hora y media de la función. ¿No es eso?

–Tú llegas al teatro. Me gusta llegar al teatro con tiempo. Me gusta estar en el camerino. Cuando llego me pongo el vestido de Julie, así me voy al escenario y paso algún texto con mi compañero, con Ayoub El Hilali, de camerino a camerino estamos pasando texto a grito pelado. Si vamos de gira y vamos en el coche de producción vamos pasando texto. Incorporamos a los personajes a nuestra vida cotidiana para tenerlos presentes: es una manera de no soltarlos. En el momento en que se produce esa cosa mágica en que técnicos y actores se concentran para dar paso al acto teatral hay una liturgia y nos deseamos buen viaje porque entras en el abismo. En el momento en que empiezas una función, ya no hay marcha atrás.

–¿Cambia el trabajo de la actriz de Madrid a la gira?

–A veces las giras son a favor del personaje porque solo estás con la función. Si estás en tu casa, tienes a tu hijo, tienes a tu pareja, tienes las facturas, tienes miles de cosas que hacer, pero en las giras estás solo para la función. Eso es muy chulo. Para mí es muy importante que el hotel sea cálido: para que pueda dormir bien; el sueño es muy importante para que la cabeza está lúcida. Das un paseo por la ciudad, vas a ver el teatro, pero estás siempre conectado con el teatro. Estás con los técnicos. En esta función, en “Puertas abiertas”, somos dos actores y tres técnicos: una familia. Es responsabilidad de todos que ese acto litúrgico que es el teatro salga bien. Los técnicos aman su oficio igual que los actores amamos el nuestro. Entonces hay un compromiso por parte de todos de que ese viaje salga bien, de dar lo mejor al espectador, de respeto al espectador.

–Ha dicho que hubo un momento en que pensaba que, como los suyos, todos los padres eran actores.

–Crecí en las rodillas de Fernán Gómez, de Adolfo Marsillach, haciendo los deberes en los camerinos. Soy la pequeña, me llevo bastantes años con mis dos hermanos, así que, o estaba en casa a su cuidado o estaba en los camerinos con mis padres.

–¿Este oficio da la felicidad?

–Soy feliz, soy feliz: me encanta mi trabajo.

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