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Vero, "estrella" olímpica en Soto

“Para mí este es el mejor premio, el de mi pueblo; eso no hay dinero que lo pague”, celebra la atleta en su homenaje en el Clarín

Verónica Rodríguez, en el centro, rodeada por sus familiares en el escenario del Teatro Clarín. Fernando Rodríguez

“Si de algo me siento orgullosa es del lugar donde nací y de mi pueblo. Hacen que me sienta una estrella y eso no hay dinero que lo pague. Para mí este es el mejor premio” celebraba ayer Verónica Rodríguez Pulido a las puertas del Teatro Clarín, el escenario elegido por sus vecinos para rendirle homenaje por su debut en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Fue un acto sencillo pero cargado dexpe sentimiento en el que la deportista sotobarquense, que en poco más de dos años ha pasado de chalanera a remera paraolímpica, brilló con luz propia.

Una proyección fotográfica con una voz en off de la protagonista abrió el acto. Rodríguez contó a sus paisanos un cuento, el de su vida. El cuento de aquella niña con parálisis cerebral de nacimiento “que no era como las demás”, que apenas podía correr, se caía y que temía ir al colegio. Aquella pequeña que en la escuela se sintió “la niña más afortunada del mundo” porque sus compañeros nunca se rieron de sus caídas, sino que la ayudaban a levantarse, que “se hizo fuerte y valiente y aprendió a correr, a ser buena en los juegosy se convirtió en una princesa guerrera”.

El alcalde Jaime Menéndez Corrales entrega a la homenajeada un ramo de flores y una placa. | F. R.

“Verónica es todo un ejemplo a seguir, la demostración de que con constancia, esfuerzo y mucho sacrificio se pueden alcanzar todas las metas que uno se proponga”, destacó el concejal de Deportes, Juan José Galán.

El deporte, el remo, fue el refugio de esta joven tras el repentino fallecimiento de su madre, hace tres años. “La vida le ha dado muchos golpes y con esfuerzo ha ido superándose”, apuntó el edil de Cultura, Francisco Javier García Rodríguez. Pero la homenajeada nunca se ha sentido diferente. “Siempre me trataron como una más. He tenido la suerte de estar rodeada de gente que me ha hecho la vida muy fácil”, confesó la protagonista, que recibió de manos del Alcalde un ramo de flores y una placa como recuerdo.

La de Tokio fue para Rodríguez “una experiencia impresionante” que comparte ahora con sus vecinos y clientes (es vendedora de la ONCE en el Bajó Nalón). “Me hace mucha ilusión que me pregunten y me encanta contarles cómo fue todo. Ya estoy deseando volver a entrenar”, concluyó en su día la estrella de Soto, cuyos sueños hace mucho tiempo que dejaron de tener líimites.

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