Después de año y medio de restricciones a la actividad de la hostelería , el pasado 11 de septiembre se puso punto y final a algunas de ellas. Una de las más importantes y esperadas era la de volver a usar las barras de los bares. Situada en una de las zonas comerciales y emblemáticas del casco histórico de Avilés, la cafetería La Biblioteca ha recuperado este elemento tan esencial para la hostelería y sus clientes. Desde trabajadores desayunando antes de comenzar la jornada hasta padres que vienen de dejar a sus hijos en el colegio, son muchos los que escogen este lugar.

“Estos días pasados hubo muchas personas despistadas con tanto cambio de normas que hemos tenido, llegaban y te preguntaban si ya se podían poner en la barra; yo les invitaba a hacerlo, claro”, explica Mónica Suárez, dueña de la cafetería.

El coronavirus ha sido una situación difícil para todos, pero esta empresaria se ha reinventado ofertando pedidos a recoger en el local y el servicio a domicilio cuando en invierno no se podía acudir a los bares. Además, acaba de expandir su negocio a Las Arobias, una de las áreas con mayor afluencia de trabajadores del concejo. Y puede afirmar que las costumbres no han cambiado.

“Por las mañanas cuando llego doy los buenos días y en seguida hay un cliente que me pregunta si llegó ya el periódico”, comenta la empresaria. Y es que la prensa es un elemento fundamental del negocio. “ El periódico sirve para socializar, generar tertulias y proporcionar compañía. Incluso las nuevas generaciones siguen manteniendo la costumbre de la lectura”, añade. “Por mucha tecnología que tengamos, nada puede cambiar lo que transmite el papel”, asegura la hostelera, partidaria de que no se pierda “esa bonita tradición”

La reapertura de las barras era algo muy esperado y su recuperación ha sido muy aplaudida por los hosteleros. “Es una forma de venta rápida, el lugar donde se ubica quien viene a tomarse un vino o busca charla. Sería muy triste estar solo con un vino en la mesa, pero no lo es si te acompaña un buen periódico”, comenta Mónica.

En la barra, según refiere la empresaria, también se necesita menos mano de obra y, además, “da cercanía entre el cliente y el camarero, en ella nunca hay soledad”. A modo de conclusión, Mónica Suárez lanza nuevos deseos: “Espero que pronto acabe el tener que usar mascarilla y podamos volver a salir y bailar. Y sobre todo, que siga habiendo periódicos y lectores que vengan a leerlos a los bares”.