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Azsa ralentiza su producción en las horas más caras de la energía eléctrica

La compañía alega a los sindicatos que “no es rentable producir a esos costes” | La rebaja de actividad no afectará de momento al empleo

Instalaciones de Asturiana de Zinc (Azsa) en San Juan de Nieva.

Asturiana de Zinc (Azsa) es la primera empresa cuya producción se verá afectada por el elevado coste de la energía. La dirección de la planta en San Juan de Nieva anunció ayer al comité de empresa que reducirá la fabricación en las horas punta, cuando el precio de la electricidad es más elevado. La medida no afectará de momento al empleo, únicamente se plantea como disminución del consumo para momentos determinados.

El encarecimiento de la energía en el mes de junio era una broma con respecto a los precios actuales. Ayer se batió un nuevo récord en el mercado mayorista, al situarse en 189,83 euros el megavatio hora (MWh), lo que supone un 0,04% menos que el máximo que marcó un día antes (189,9 euros).

La dirección de la Azsa en San Juan de Nieva convocó ayer mismo por la mañana al comité de empresa para mantener una reunión de urgencia. En ella comunicó la ralentización de la producción en determinadas horas, aquellas en las que el precio de la energía sea más elevado.

Roberto Suárez, del sindicato Sitaz, señaló que la dirección de la empresa fue contundente al explicar las razones: “No es rentable producir con esos costes. Está empezando a peligrar el nivel de rentabilidad”. También añadió que la rebaja de la producción será durante un máximo de 16 horas al día en aquellas franjas horarias en las que el precio sea más elevado. “No puede ser por más horas porque es necesario mantener las instalaciones, que no se pueden poner en riesgo, y preservar la seguridad de los trabajadores”, señaló el dirigente sindical.

Roberto Sánchez hizo hincapié en que “si Asturiana de Zinc, una empresa solvente y con beneficios, se ve inmersa en esta situación por el coste de la energía, la problemática puede ser mucho peor para otras empresas de menos tamaño y con más dificultades”. La planta de Castrillón tiene una plantilla próxima a los 900 empleos directos, pero da ocupación además a más de 1.300 indirectos.

Los representantes sindicales trasladaron su preocupación por el impacto en el empleo, y la respuesta de la compañía fue que “de momento no tendría ninguna incidencia”, ya que las medidas se aplicarán en función de cómo evolucione el precio de la energía. Según las primeras estimaciones, si hace unos meses la factura eléctrica representaba el 50% de los costes de producción ahora ya está en el 70%.

La nueva nave de electrólisis que sustituirá a dos más antiguas de la fundidora de San Juan de Nieva, implica una inversión de más de 100 millones de euros. Y es precisamente en las inversiones donde los sindicatos también han puesto el foco. “Aquí se están ejecutando porque la decisión se adoptó y se iniciaron antes de que la escalada de precios de la electricidad llegase al punto actual. Pero si se tuviera que decidir ahora, seguro que la compañía optaría por otro país”.

Fuentes empresariales y sindicales han incidido en los últimos días en que la situación actual, con el nuevo real decreto publicado por el Gobierno central no soluciona el problema de la industria, pero además genera inseguridad jurídica porque no se sabe qué va a ocurrir. Lo peor, coincidieron, es que en la situación actual las empresas asentadas en España tienen que competir en clara desventaja con otros países, tanto por las emisiones de CO2 como por el coste energético. Todo ello se traduce en una ralentización de proyectos a futuro.

“Desde el comité de empresa hemos mostrado todo nuestro apoyo a la empresa y tomaremos las decisiones pertinentes en el próximo comité ordinario el martes 5 de octubre, esperando que las diferentes administraciones tomen las medidas pertinentes que permitan la continuidad de la viabilidad de la empresa”, señaló el comité de empresa de Azsa en un comunicado.

La presidenta de la patronal asturiana FADE, María Calvo, mostró ayer su preocupación por el anuncio de Azsa. “Ya empezamos a ver las consecuencias del elevado precio de la energía, en el que influyen diversos factores. La reducción de impuestos no es solución y el Real Decreto del Gobierno pone en cuestión los contratos a precios fijos entre las empresas y las eléctricas, provocando tensiones”, explicó. Calvo reclamó al Gobierno “decisiones que de verdad sirvan para solucionar este grave problema”.

Las empresas asturianas ya advirtieron hace semanas de que el elevado coste de la energía estaba ralentizando, e incluso paralizando, las inversiones previstas. Pero el precio de la electricidad ha seguido su escalada, y las decisiones anunciadas por el Gobierno central hasta ahora para actuar en el mercado mayorista no resuelve el problema de la industria electrointensiva.

La asociación de empresas con gran consumo de energía, AEGE, a la que pertenecen Azsa y Arcelor incidió el pasado junio en que con los precios de la electricidad en aquel momento y las compensaciones de CO2 previstas, los sobrecostes energéticos para la industria española superarían los 1.000 millones de euros frente a competidores como Francia.

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