Inma Parrondo, Ima, como la llamaba su padre, visitó ayer la ciudad para asistir a la proyección de “Los peces rojos”, programada en Avilés Acción Film Festival en homenaje al centenario del nacimiento de Gil Parrondo, el director artístico asturiano poseedor de dos “Oscar” por los decorados de las películas “Patton” –justo se cumplen ahora 50 años– y “Nicolás y Alejandra”, que consiguió un año después. El gran proyecto ahora es recopilar todo el legado del artista y buscar un emplazamiento que permita ponerla a disposición del público en general y de los estudiosos del cine en particular. “Se trata de explicar la historia del cine español, pero también sería bonito que sirviera para despertar el interés entre los jóvenes por esa profesión”, asegura.
–La vinculación de su padre con Asturias siempre fue muy estrecha pese a los años que pasó en Estados Unidos y en Madrid.
–Para él Asturias siempre ha sido importantísima, y el paisaje asturiano era para el fundamental. Siempre, en todas las películas, sale un verde ceniciento, como le llamaba él, y era su homenaje particular a los campos de Asturias bajo la lluvia.
–Se cumple el centenario del nacimiento de Gil Parrondo. ¿Ha pasado un poco desapercibido?
–Creo que como ha coincidido con el de dos grandes, Berlanga y Fernando Fernán Gómez, pues el suyo ha pasado un poco más desapercibido.
–Su padre de definía como decorador.
–Él siempre ha dicho que le gustaba que pusiera en los créditos “Decorado: Gil Parrondo”. Siempre. Esto de director de producción, como se puso luego de moda, director artístico… todo eso le parecía grandilocuente. Él decía que hacía decorados.
–Gil Parrondo trabajó con grandes directores del cine. ¿Con quién o quiénes tenía más empatía?
–Directores de los que ha sido muy buen amigo y ha trabajado muy bien fueron Frank Schaffner, que es con el que hizo sus películas de los “Oscar”, con Nicholas Ray, que tenía muchísima fe en él y le dejaba trabajar y le preguntaba; David Lean, que le hacía mucho caso. Y en España, Jaime Chávarri y José Luis Garci, con el que siempre trabajó desde “Volver a empezar”.
–Su padre hacía bocetos maravillosos a papel. ¿Qué decía de los diseños actuales, con ordenador, en tres dimensiones...?
–Decía que “los chicos nuevos lo hacen todo en ordenador, pero yo lo que sé hacer es usar el lápiz”, y se quedaba tan tranquilo.
–Gil Parrondo fue el primer español que consiguió un “Oscar” de Hollywood. ¿Cómo recuerda aquello?–
-Él estaba rodando con Schaffner “Nicolás y Alejandra”. Mi madre tenía una amiga en Estados Unidos, y por la noche la llama y le dice que le han dado un “Oscar” a Gil. En medio de la noche, mi madre llamó al hotel donde estaba mi padre y el guarda se negaba a despertarle. Al final lo hizo y después de conocer la noticia, Gil se fue a andar por la playa porque no se lo podía creer. Pero lo mejor es que por la mañana se encuentra con Schaffner, y ninguno de los dos sabía si el otro se había llevado el “Oscar”, pero no dijeron nada. Se callaron hasta que llegaron los periodistas ya con la noticia.
–Al año siguiente llegó el segundo “Oscar”, y luego también hubo una tercera nominación. –
-La tercera nominación fue con “Viajes con mi tía”, de George Cukor. Cuando le ofrecieron trabajar con él no se lo podía creer, porque para él, Cukor era un referente en el cine, era la maravilla.
–¿Puede contar el origen de la casa helada de Barykino, de “Doctor Zhivago”?
–Gil hizo una foto en los Pirineos de una caseta de pastores en la que se había roto un cristal y había entrado la nieve. Había una mesa y una silla y estaba todo lleno de nieve y de hielo, y ese fue el origen de la maravilla de Barykino, que se hizo con cera blanca y polvo de mármol
–Y hablando del futuro, ¿cuál es el horizonte del legado de su padre?
–Estamos trabajando con la cátedra de Cine de Avilés de la Universidad de Oviedo, que han mostrado un enorme interés en trabajar con el legado de Gil Parrondo, y con José Ángel Lázaro y Magdalena Cueto estamos viendo qué forma puede tomar para que toda la obra gráfica, que son bocetos, desgloses de películas, las notas, las plantas de edificios, que todo se pueda ordenar para que el público en general y los estudiosos del cine tengan acceso. Confiamos en que las instituciones y el Principado tenga interés en ello y nos apoyen.
