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Óscar Fores | Coordinador del centro de salud de Villalegre y La Luz

“En consulta telefónica somos mucho más clínicos: no es un hola, qué tal, tome eso”

“El principal valor del centro de salud es el humano: estamos en un momento en el que no hay médicos de familia, y se veía venir”

Óscar Fores, en las escaleras de acceso a la primera planta del centro de salud de La Luz.

Óscar Fores es natural de Cangas de Onís, vive en Oviedo y ejerce desde 2017 como coordinador del centro de salud de Villalegre y La Luz, en el área sanitaria avilesina: “Aquí se trabaja muy bien, hay buena coordinación con atención especializada”, reconoce. Anteriormente este médico de familia que se considera “un veterano” en esto de la atención sanitaria estuvo diez años en San Claudio, otro tanto en Pumarín y también en Ventanielles. En el centro de salud de La Luz, que el mes que viene cumple diez años desde que se inauguró, a Fores le ha tocado lidiar con la pandemia por el nuevo coronavirus.

–¿Que queda del antiguo edificio apodado como el del “parchís”, donde estaba el viejo centro de salud?

–Aquel edificio supuso un cambio en el modelo de atención, de la medicina tradicional a un centro de salud con un equipo de atención primaria y no dedicado exclusivamente a la consulta curativa. Pero estructuralmente quedó obsoleto y se hizo este edificio, un edificio bonito en un buen sitio en respuesta a la propia dinámica del barrio y que a día de hoy, desde el punto de vista estructural, ya va teniendo la merma de la carga del tiempo: tenemos problemas de humedades y urge un arreglo rápido. El centro de salud comenzó en 2011 y el desarrollo de la actividad ha sido creciente, y se va completando según los criterios de la Consejería.

–El consejero de Salud, Pablo Ignacio Fernández Muñiz, inauguró días atrás aquí, en La Luz, una nueva unidad bucodental en un paso adelante hacia la normalización asistencial.

–Recientemente se ha inaugurado la unidad de salud bucodental. En febrero de 2019 también se implantó una consulta de psicología clínica compartida con el centro de salud de Corvera con infinitas ventajas: la no cronificación de patologías banales, la liberación de Salud Mental para patologías complejas, la disminución de la sobremedicación con ansiolíticos… El cambio de las herramientas informáticas también ha supuesto en estos últimos meses, por ejemplo, que la matrona haya podido tener sesiones “Teams” con las embarazadas. Ahora hemos solicitado acreditación para la docencia.

–No dejan de crecer.

–Este centro es la casa madre y tiene un periférico que es Llaranes. Entre ambos centros tenemos 15.691 cartillas. El equipo lo formamos siete médicos de familia en Villalegre y tres en Llaranes, más tres pediatras en total, administrativos, celadores, personal de enfermería... El problema es la presión, el sistema de trabajo y la carga.

–En estos meses de pandemia los profesionales de los centros de salud habéis sido duramente criticados.

–Nosotros hemos estado siempre con una agenda de trabajo intensa, con una presión asistencial de 43,2 por ciento, que es muchísimo. Solo por agenda estamos ahora en presencial en el 40 por ciento; es decir, de 43 consultas unas 18, por sistema, son presenciales como mínimo. Desde 2011 hasta 2021 se realizaron 611.7123 consultas en medicina de familia, de las cuales 5.751 fueron domicilios. Este año hemos registrado 39.811 consultas, 31.317 no presenciales y 8.256 presenciales más 238 domicilios. Estábamos en torno al 20 por ciento; es decir, de cada diez actos sanitarios, dos eran presenciales. Ahora ya estamos en el 40 por ciento mínimo, como decía. En enfermería se han realizado 441.446 actos sanitarios en la última década y en lo que va de año 28.398 más 35.202 en enfermería de pediatría. El principal valor del centro de salud es el humano: estamos en un momento en el que no hay médicos de familia. Esto se veía venir y no se tomaron medidas. Además, a la Atención Primaria hay que dotarla bien presupuestariamente para que las cosas vayan evolucionando y creciendo al mismo tiempo que la sociedad y no andar a contrapié.

–¿En resumen?

–No tenemos personal y las IT (incapacidad temporal) están sin sustituir. Tuvimos las agendas a menos dos y menos tres de manera continua, eso significa que la carga del resto de compañeros hay que asumirla y una agenda que puede estar organizada se descontrola. Lo que se hace es actividad continua de ocho a tres de forma asistencial. Respecto a las críticas hay que escucharlas como forma de crecimiento.

–Pero...

–En la época más dura de la pandemia le pregunté a una persona qué reivindicaba y me dijo que pedía que pusieran más medios y médicos. Entonces le dije que tal vez no estaba en la puerta adecuada. Nosotros no éramos los responsables, era una forma de proceder general. En las centralitas, por ejemplo, se colapsó la autopista de la comunicación, aunque en Villalegre no fue tanto porque la unidad administrativa es muy eficiente y bien sobredimensionada. Nosotros hemos intentado dar respuesta a cualquier demanda. Nos hemos volcado bastante al margen de la conocida dimensión que adquirió la pandemia.

–¿Cómo es el proceder de un médico en una consulta telefónica?

–Personalmente yo soy más clínico que nunca cuando estoy metido en una conversación telefónica con un enfermo, al que se le hace un algoritmo de preguntas para llegar a una serie de conclusiones y errar lo mínimo en el diagnóstico. No es un “hola, qué tal, tómese eso”, no. Intentamos buscar el problema del paciente y llegar a la mejor solución, que a mi entender es el propósito. Por tanto te vuelves hiperclínico.

–Con una población tan envejecida, ¿por dónde pasa el futuro de la Atención Primaria?

–A la Atención Primaria se le están buscando mejoras. La unidad de atención establecida entre enfermería, médico y paciente debe intentar ser un triángulo equilátero y no escaleno. Una de las cosas para intentar modular esta demanda es que enfermería asuma los problemas crónicos. Hay una agenda ya de dirección sobre ello . La geriatría entre tanto es una especialidad muy importante y cada vez más. Aquí, en la Fundación Hospital de Avilés, se hace un trabajo fantástico cuando un paciente cursa alta en el San Agustín. En principio el médico de familia tiene una formación fantástica y muy buena y con habilidades y capacidades para el desarrollo de la atención primaria de salud.

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