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Inés Iglesias, sobre las fosas comunes: “Mejor llegar tarde que dejar en el olvido los cuerpos”

Un estudio del Ministerio de Justicia apunta a que en la fosa de La Lloba descansan los primeros desaparecidos, de noviembre de 1937

Inés Iglesias, ayer, durante su intervención en las Jornadas de memoria democrática. | Ricardo Solís

Las III Jornadas de memoria democrática, organizadas por la Plataforma en defensa del sector público de Avilés en el centro municipal de Arte y Exposiciones, contaron ayer con la presencia de la arqueóloga Inés Iglesias, quien pronunció la conferencia “Fosas de Avilés y Comarca”. En concreto, la invitada se centró en la fosa castrillonense de La Lloba, donde descansan restos de víctimas de la Guerra Civil española. Gracias a un estudio de las fosas comunes realizado por el Ministerio de Justicia, y conforme al desarrollo de la ley de Memoria Histórica, se cree que ese es el lugar donde yacen los primeros desaparecidos de la comarca, en noviembre de 1937. Es una de las fosas más grandes del concejo, junto con la del Pinar de Salinas. En ella existen, además, varios restos de trincheras usadas durante la guerra.

“Al principio los vecinos nos recibieron con un poco de recelo, luego se soltaron a contarnos cosas”, señaló Inés Iglesias, quien intervino en los trabajos de campo. “Muchos contaban que por ese lugar se escucharon llegar furgonetas cargadas de personas, pero que luego marchaban vacías”, añade.

Por aquellos años nada quedaba escrito, y todo lo que hoy en día se puede conocer ha sido transmitido de boca en boca. “Siempre hay testimonios que te indican otro lugar, entonces tenemos que construir una red nueva de pistas”, explicó la arqueóloga.

Las familias afectadas desean que se conozca la verdad, que se haga justicia y que se reconozcan los crímenes cometidos. Muchos estarían dispuestos a abrir un banco de ADN. “Hace unos años acudí a la entrega de unos restos; era una cajita pequeña del tamaño de un fémur, y fue entregada a una señora mayor”, comentó Iglesias “Eran los restos de su padre, al que después de tantos años ha podido dar una sepultura digna”, añadió. La arqueóloga califica este acto como “un gesto de humanidad, una forma de cerrar una herida”.

En la charla de ayer también se hicieron alusiones a otras de las fosas de la comarca, como la de La Carriona o la de Llaranes. “La reflexión de todo esto es que llegamos tarde, que han pasado muchos años, que el terreno se modifica. Cuando se hizo el viaducto se vertieron muchos escombros que dificultan recuperar los cuerpos”, explicó la arqueóloga. “Además ha subido el coste de las exhumaciones”, añadió. “Puede que se llegue tarde, pero mejor eso que dejar en el olvido los cuerpos”, zanjó.

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