La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La falta de temporeros complica el inicio de la campaña de recolección del kiwi

“Nos está costando cubrir las 24 plazas que teníamos el año pasado, no hay gente”, precisa el gerente de la plantación del Arcubín (Soto)

Un operario, en la isla del Arcubín, en Soto, durante la última campaña de recolección del fruto.

La campaña de recogida del kiwi está a punto de comenzar y las expectativas no pueden ser mejores: “Hay cantidad, porque a nosotros apenas nos afectaron las heladas de primeros de año que tiraron mucha flor abajo, y calidad”, sentencia Juan Cimas, responsable de Kiwis La Isla. Entre sus metas está superar las 650 toneladas para abastecer a mercados de todo el país. ¿El problema? “No encontramos a suficientes personas para trabajar. Nos está costando cubrir las plazas que teníamos el año pasado”, explica el empresario, que ofrece contratos, preferentemente, a personas de la comarca avilesina o del bajo Nalón por la proximidad a la isla del Arcubín.

El kiwi ha pasado así de ser un salvavidas para los desempleados –la campaña de 2012, por ejemplo, destacó por el repunte del número de personas interesadas en trabajar en la recolección– a sufrir las oleadas de esta nueva pandemia que afecta sobremanera al campo: la falta de temporeros. Solo este productor prevé contratar a 24 personas eventuales que se sumarán a ocho trabajadores que ya están en plantilla. La campaña se extenderá hasta finales de diciembre o principios de enero, según cuando comience.

Y el inicio rondará el 10 de noviembre, aunque la fecha la pondrá el punto de azúcar de la fruta de acuerdo al llamado índice Brix. Y es que el ácido cítrico es el predominante en el kiwi y controlar la acidez en los kiwis se ha convertido en un asunto de suma importancia desde que se descubrió que los niveles de pH, azúcares (Brix) y compuestos aromáticos influyen enormemente en el sabor del kiwi.

Un tractor en la isla de Arcubín Ricardo Solís

“Las expectativas son buenas y, lo más importante, la demanda de kiwi aumenta exponencialmente”, confirma el productor de La Isla, que ya lleva tiempo defendiendo que la economía de Asturias no se puede basar únicamente en la industria del acero o del metal. Por eso no entiende cómo es posible, dice, que la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio del Principado de Asturias (CUOTA) no haya tramitado el plan de expansión para su empresa cursado en 2019, antes de que la pandemia hiciera de las suyas en el país.

La firma, como avanzó LA NUEVA ESPAÑA, inició entonces los trámites para construir en Soto del Barco una nave de 3.000 metros cuadrados que supondrá una inversión superior a los 400.000 euros. “Como Amazon, daremos trabajo”, avanza, y agrega ahora: “La diferencia es que a Amazon le dieron licencias en apenas unos días y nosotros llevamos años”. El objetivo de este plan es reunificar todo el proceso del kiwi, ahora dividido entre la isla del Arcubín, en Soto, donde están las plantaciones y Corvera, que cuenta con los almacenes centrales.

A orillas del Nalón

“El kiwi de la isla se almacena, envasa, clasifica y comercializa desde unas naves en el polígono industrial Rozona, en Corvera, y a nosotros estos kilómetros de distancia nos suponen gastos extras, entre ellos de transporte, porque están fuera de nuestro ámbito. La intención es vender esas naves y centrarnos en Soto, donde queremos agrupar todas las instalaciones si nos lo permiten”, explica el empresario, que está a la espera de que la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio del Principado de Asturias (CUOTA) dé el visto bueno al plan de expansión. Por parte del Ayuntamiento sotobarquense, precisa, “todo son facilidades”.

Avanza que, de recibir el “ok”, la futura nave se construirá en una finca de 50.000 metros cuadrados a orillas del río Nalón. “Estamos hablando de pagar el IBI (impuestos de bienes inmuebles) en Soto, de crear puestos de trabajo y de llenar de trabajadores un pueblo que puede recobrar vida a nivel servicios, entre otras cosas”. Destaca a su vez que las naves que utiliza actualmente para el envasado del kiwi en Corvera no se quedarían huérfanas: “Son cuatro naves pequeñas, se pueden dividir, y están en un polígono con bastante actividad”.

Este proyecto frutícola, de recibir el visto bueno del Principado, dará un empujón más al kiwi del bajo Nalón. Solo la isla del Arcubín tiene 25 hectáreas.

Compartir el artículo

stats