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Más de 200 militares asturianos ponen rumbo a Mali: “Tenemos ganas, cada día nos preparamos para esto”

Los familiares de los jóvenes soldados despiden entre aplausos y lágrimas a los “valientes” que participarán en una misión de seis meses en el país africano

Así fue la emotiva despedida a los soldados de Cabo Noval que parten rumbo a Mali

Así fue la emotiva despedida a los soldados de Cabo Noval que parten rumbo a Mali M. Salas/ R. Solís

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Así fue la emotiva despedida a los soldados de Cabo Noval que parten rumbo a Mali Mónica G. Salas

“Cada día nos preparamos para este momento”. El avilesino Nicolás de las Heras (22 años), uno de los 200 jóvenes militares que este lunes pusieron rumbo a Mali (África), se mantuvo sereno pese a las despedidas. La familia al completo –padres, abuelos y novia– acudió al Aeropuerto de Asturias para decirle adiós por seis meses. A sus casi 91 años –los hará el próximo enero–, Manuel García del Busto observaba con “orgullo”, sentado en uno de los asientos de la zona de “salidas”, a su nieto soldado a punto de emprender su primera misión internacional. “Esto no es agradable, era mejor una boda”, bromeó. Pero Del Busto sabe bien que el sueño de Nicolás es servir a España. “Lo afronto con ganas. Ganas de salir al extranjero y ayudar a la gente. Llevo tres años entrenando para este día”, afirmó de Las Heras en medio de un mar de llantos proveniente de todos los rincones del Aeropuerto. 

Para la mayoría de militares presentes en Santiago del Monte, la de Mali será su primera operación, la puesta en práctica de lo que llevan tanto tiempo trabajando. Se encargarán, fundamentalmente, de “dar seguridad y protección a los instructores de los militares malienses”, como explicó el teniente coronel Ricardo Ángel Velasco, que es jefe del Batallón “San Quintín” del Regimiento de Infantería “Príncipe” nº 3, con base en el acuartelamiento de Cabo Noval. “A raíz de la rebelión tuareg de 2012, en la que extremistas yihadistas conquistaron una parte del territorio, Mali solicitó apoyo a Europa para entrenar a sus Fuerzas Armadas. En ello y en hacer de escoltas participarán más de 1.000 efectivos procedentes de diferentes países”, detalló el teniente coronel Velasco. La contribución española será de unos 600 militares. Los 200 primeros, no solo procedentes de Asturias, sino también de Pontevedra y Madrid, salieron este lunes. La próxima rotación está fijada para el próximo día 23. 

En el Aeropuerto se vivieron momentos tristes y difíciles. Ricardo Herce, alicantino de 31 años, tuvo que despedirse de su hijo, Carlos, de tan solo 14 meses. “Por un lado me voy con ilusión, porque es mi primera misión y tengo ganas de hacerlo bien. Mandaré a un grupo táctico formado por 93 personas. Pero por otro, tengo pena porque dejo aquí a mi mujer (Esther Orihuela) y a mi hijo. Tengo una mezcla de emociones”, reconoció, sin despegarse de su familia. José Ángulo, ecuatoriano de 36 años, trató de sobrellevar su marcha con entereza. “Pero se lleva mal por los hijos”, confesó. Correteaban a su alrededor Michel, de 8 años, y Rouse, de 4 años, su “princesa”. “Estoy intentando llevarlo lo mejor posible por los nenos. La niña ya estuvo llorando antes y estamos tratando de entretenerla para que se olvide de la despedida”, agregó su mujer, Milangelis Quiara. 

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Más de 200 militares asturianos ponen rumbo a Mali Ricardo Solís

José Manuel García Rodríguez, ovetense de 46 años, también tiene dos hijos: José Manuel, de 11, y Raquel, de 7. Aunque es duro decirles adiós, salir al extranjero a hacer misiones, dijo, “es parte de nuestro trabajo, va en el sueldo”. Además, García y su esposa, Ana Isabel Tamargo, ya tiene experiencia en esto de las despedidas: esta será su cuarta operación internacional. “Estuve en Bosnia, Kósovo y, la última, en Afaganistán en 2010”, describió. Precisamente, esos son los años, once, que el Batallón “San Quintín” llevaba sin participar en una maniobra en el exterior. “Fuera la experiencia es muy buena. Somos como una pequeña familia”, comentó García. Otro militar con experiencia es Antoni Gómez Lebrun, llanisco de 33 años: “Estuve en Kósovo y en Afganistán. Tengo muchas ganas de Mali, porque al final me levanto todos los días para participar en una misión, no para ir al cuartel”. 

Adrián Bastida, murciano de 26 años, afronta con las mismas ganas la operación en África, pese a ser la primera. “Lo peor es dejar aquí a la familia”, indicó, junto a su madre, María Candelaria Guirao, y su novia, Laura Fernández, con los ojos desbordados de lágrimas. “Estamos ilusionados por él, pero ahora mismo...”, señalaron sus familiares. Lorena Herrera, pareja del militar salmantino Rubén González, de 24 años, tampoco pudo parar de llorar y de abrazar y besar a su chico. “Estoy ilusionado, aunque también es algo duro. Pero todo pasará y llegará el momento de volver”, apuntó González, arropado a su vez por sus padres José González y Ángela Berrocal. Desde Badajoz viajó la familia de Manuel Cerro, de 23 años, para seguir sus primeros pasos hacia Mali. Estuvieron junto a él sus padres, Francisco Cerro y Manuela Cañas, su novia, Lucía Pino, su hermano, Miguel Cerro, y su cuñada, Alba García. “Lo malo es este día por la despedida, pero hay que estar siempre preparados. Afronto la misión con ganas”, declaró. 

Rubén Martínez, gijonés de 31 años, no se separó ni un minuto de los de casa: “Vino mi padre, mi madre, la prima, la moza y hasta los padres de la moza. Tengo ganas por la experiencia; lo peor es este momento”. La misma sensación inundó a Jesús Alonso del Águila, almeriense de 22 años, que compartió los minutos previos al embarque con su madre, Mar del Águila, y su novia, Nerea Montes. “Es mi primera misión. Estoy con muchas ganas y energía. Llevo dos años y medio en el Ejército y el día a día es para esto. El momento en el que me comunicaron que iba a Mali no se puede describir con palabras”, confesó. 

Tras más de una hora de abrazos y besos, llegó el momento de la despedida final. A las 9.30 horas comenzaron los primeros militares a cruzar los puestos de control en medio de los aplausos, las lágrimas y los gritos de “valientes” provenientes de sus familiares. Aunque con los ojos vidriosos, algunos soldados mantuvieron el tipo, mientras que otros no pudieron evitar romper a llorar. Sara Fernández de la Fuente, de 8 años e hija del militar moscón Javier Fernández, corrió a besar a su padre en el último momento. Su espontáneo abrazo provocó el aplauso de los presentes. “Estamos muy orgullosos de lo que hace y lo que va a hacer, pero te quedas con pena. La cría dice que papá llegará para su comunión”, expresó la madre del soldado, Montse Rellán. Junto a ella, situada en primera fila, estaban Gemma Álvarez, mujer de Javier Fernández, y Covadonga Álvarez, cuñada de Fernández y esposa también de otro militar de la misión, Aitor Vázquez.  

Los 200 efectivos se reencontrarán ya en Mali, en las ciudades de Bamako y Kulikoro, con 20 militares de la BRILAT, 18 de ellos adscritos al Batallón Toledo del Regimiento “Príncipe” nº 3, que tienen un papel protagonista en la misión. Llevan dos meses desarrollando un programa específico de formación para las Fuerzas Armadas malienses. 

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