El Lugar de Interés Comunitario (LIC) Cañón de Avilés es el que cuenta con un mayor número de buques arrastreros registrados para faenar, con un total de 85, según la organización Océana, grupo ecologista internacional especializado en la defensa de los mares. Ese dato va incluido en un informe hecho público en Bruselas por ese colectivo en el que se denuncia que la pesca de arrastre sigue muy presente en áreas marinas protegidas de España. La organización ha analizado la actividad aparente de pesca en 218 de esas áreas de la Red Natura 2000 y denuncia que existe un consentimiento de las autoridades para no frenar las actuaciones perjudiciales. Según sus cálculos 73.100 horas de arrastre se desarrollaron en 45 zonas protegidas. Y añade que el impacto de esta práctica pesquera en el fondo marino, especialmente donde existen arrecifes y praderas, puede provocar un daño irreversible.
Según Silvia García, científica marina de Océana en Europa, esa cifra “podría ser un mero espejismo ya que gran parte de esa superficie no está realmente protegida”. Y añade que “actividades de pesca destructiva como el arrastre de fondo son la amenaza número uno para el fondo y permitirlas podría suponer un claro incumplimiento de la Directiva de Hábitats y la normativa nacional”. Según los datos de Océana, el 73% de la actividad pesquera registrada en el interior de las zonas Natura 2000 españoles corresponde a buques de arrastre; se han detectado al menos 404 embarcaciones en esas zonas; casi la mitad de los buques arrastreros han tenido actividad en esas áreas. En junio pasado Océana lanzó una petición al comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, para que prohíba la pesca de arrastre en esas zonas protegidas. La petición ha sido apoyada por 150.000 firmas.
En 2015 se designaron diez nuevos LIC en España, entre los cuales se encuentra el Cañón de Avilés. Las autoridades están obligadas a velar para evitar el deterioro o la alteración de los mismos por las actividades humanas.
