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Malos vientos para la pesca en el Cantábrico

El pretendido desarrollo de la eólica marina logra lo insólito: unir a todas las flotas de la Cornisa para frenar los proyectos | Los pescadores aducen que el emplazamiento previsto de los molinos inutiliza caladeros y el sector de las renovables hace ver la importancia de subirse al tren mundial de las energías “offshore”

Malos vientos para la pesca en el Cantábrico

Pescadores contra molinos, barcos de bajura enfrentados a las compañías eléctricas y al cluster renovable de la industria asturiana del metal. Los primeros, enrocados en su negativa a consentir la instalación de parques eólicos marinos en el Cantábrico; los segundos, interesados en desarrollar una tecnología de vanguardia en aguas litorales de la Cornisa. El pulso se presume duro por la importancia de los intereses en juego y los actores que han de ir desfilando por el cuadrilatero son de campanillas: los gobiernos autonómicos y, en última instancia, el Gobierno central a través de varios de sus ministerios (Industria, Transición Ecológica, Agricultura, Pesca y Alimentación...)

Como telón de fondo, la descarbonización de la que España quiere ser alumna aventajada y la necesidad de buscar fórmulas “verdes” para cubrir el déficit energético nacional, un problema endémico que se ha visto agravado en los últimos meses por el encarecimiento del gas y la electricidad, todo un toque de atención a futuro sobre lo que supone tener una alta dependencia de fuentes de energía foráneas.

Pese a que en el mejor de los casos, y según opinión de los expertos en este tipo de proyectos, ningún parque eólico marino podrá ser realidad en el Cantábrico antes de una década, el pasado mes de noviembre los pescadores escenificaron en Burela (Lugo) el nacimiento de una plataforma que agrupa a una treintena de asociaciones y entidades, un grupo que si bien proclama la intención genérica de “defender el sector pesquero del Cantábrico Noroeste” realmente tiene como ánimo finalista frenar el desarrollo de la eólica marina tal y como ha sido planteada por el Gobierno central y las primeras empresas interesadas en la misma: Iberdrola (socio de referencia del fabricante asturiano de aerogeneradores Windar Renovables para proyectos “offshore”) y EDP (con profundo arraigo en Asturias y lanzada a nuevas aventuras tras el éxito de su parque marino semisumergibles de Portugal, WindFloat Atlantic, en Viana do Castelo, el primero del mundo en su género).

La premura con la que maniobran los pescadores es fruto de la proverbial desconfianza del sector y de que aún quedan rescoldos de viejos fuegos. Decisiones del pasado que afectaron a la actividad pesquera fueron conocidas por la comunidad pesquera cuando ya eran poco menos que hechos consumados y en este caso las cofradías y organizaciones sectoriales prefieren poner la venda antes de recibir la herida.

La visión pesquera

“Los primeros pasos para la reserva de espacios en los que construir parques eólicos marinos en el Cantábrico ya se han dado y a los pescadores no nos ha consultado nadie. Mal empezamos”, critica el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, Adolfo García Méndez, haciendo alusión a la reciente aprobación de la “Hoja de ruta de la eólica marina y las energías del mar”, incluida en la Reforma del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia y que va en paralelo a la aprobación del Plan de Ordenación de los Espacios Marinos (POEM), cuyo mapa acota cinco espacios marinos comprendidos entre Peñas y Estaca de Bares susceptibles de acoger parques eólicos flotantes.

Buque de apoyo a parques eólicos marinos fabricado en Gondán

Los pescadores han superpuesto esas cuadrículas en el mar con el mapa de caladeros y con el registro histórico de navegación de flotas como la de palangre y enmalle y la conclusión a la que llegan les escandaliza. “Los planes eólicos en marcha afectan a los caladeros donde pescamos. Si ponen molinos seríamos expulsados a otras zonas, si bien no hay muchas porque entre santuarios marinos consagrados vedados a la pesca como el Cachucho, o en vías de serlo como el Cañón de Avilés, ya casi no queda dónde faenar”, advierte García Méndez.

Torcuato Teixeira, portavoz de la plataforma constituida en Burela, fija la posición pesquera en esta controversia: “Los polígonos industriales de energía eólica marina son incompatibles con la actividad pesquera, y su posible coexistencia en el Cantábrico-Noroeste deberá ser estudiada contando con la información que aporte el Instituto Español de Oceanografia (IEO) sobre la afectación a los ecosistemas y con la información que aporte la Secretaría General de Pesca y el propio sector sobre los registros de actividad pesquera.

Dar por sentada dicha implantación antes de disponer de toda esta información iría en contra tanto del principio de precaución como del Acuerdo de París de 2015, que en su artículo 2.1.b) indica que para paliar la amenaza del cambio climático y reducir las emisiones de gases efectos invernadero no debe comprometerse la producción de alimentos”.

Análisis de impacto

Otro inesperado aliado que han encontrado los pescadores para su causa ha sido la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo; los eurodiputados dejaron claro el pasado verano en un informe elaborado por el holandés Peter van Dalen que “el sector pesquero debe tener voz y voto cuando se vaya a establecer un parque eólico marino y que todo proceso debe ir precedido de un análisis de impacto sobre la pesca y sus efectos sobre las comunidades costeras”.

La preocupación que trasluce en el citado informe comunitario tiene que ver con el impacto de los parques eólicos marinos sobre el sector pesquero, más en concreto la falta de investigación sobre el impacto en la pesca artesanal, en las corrientes marinas e, incluso, sobre las consecuencias de las tareas de mantenimiento de las turbinas (trabajos en los que se usan sustancias químicas) y del desmantelamiento de las estructuras una vez finalizada su vida útil.

Desde las organizaciones conservacionistas se amplían las cautelas a otros problemas ambientales como “la contaminación acústica (causada por las turbinas) para los mamíferos y otros animales marinos, la contaminación por metales pesados procedentes de los ánodos de sacrificio, el daño de los fondos marinos por las anclas y el tendido y despliegue de cables y los efectos dañinos de los campos electromagnéticos de los cables sobre los peces y otros recursos pesqueros”.

Los pescadores no quieren ser acusados de “egoístas” y formulan su planeamiento desde un teórico respeto al desarrollo de las energías verdes: “Estamos de acuerdo con la necesidad de establecer cauces de diálogo con todos los actores que puedan estar involucrados en el desarrollo de estas nuevas industrias en los mares. En aras al interés general, y pensando en futuras generaciones, la prioridad debería ser que fueran energías ‘limpias’ para los océanos, pero la línea roja infranqueable, tal como ya indicó el Parlamento Europeo en su informe sobre el impacto en el sector pesquero de los parques eólicos y otros sistemas de energía renovable, es la afectación a caladeros y a la actividad pesquera”, explica Teixeira.

Anticipándose a la tentación de comparar la costa española con países donde los parques eólicos marinos son una realidad, como, Dinamarca, Bélgica, Países Bajos o Alemania –esta comparativa consta, de hecho, en la hoja de ruta ministerial–, la plataforma pesquera cantábrica sale al paso “Esas comparativas están fuera de lugar: la actividad pesquera española en el Cantábrico-Noroeste moviliza casi 5.000 buques en una plataforma continental muy inferior en tamaño a la existente en el Mar del Norte o en el Mar Báltico, donde, además, la flota más grande que faena es la danesa, con 2.034 buques”.

Conocer el impacto que los aerogeneradores marinos han tenido en la pesca allá donde han sido instalados es la intención de un próximo viaje que una delegación pesquera del Cantábrico hará a Viana de Castelo (Portugal), donde funciona desde hace un año el primer parque “offshore” de la península. “Las informaciones que nos van llegando son preocupantes”, asevera Teixeira.

La visión energética

Así como los pescadores han creado una plataforma para unificar postura sobre las turbinas eólicas marinas, Asturias, Galicia y Cantabria habían formalizado con anterioridad la creación del Superclúster Atlantic Wind (SAW), una alianza para impulsar la energía eólica marina en el mar Cantábrico que parte de tres clústeres del sector integrados por 112 empresas.

Los principales clústeres industriales de las regiones del norte de España –Sea of Innovation Cantabria Cluster (SICC), Galician Offshore Energy Group (GOE-ASIME) y Consorcio Tecnológico de la Energía de Asturias (AINER)– firmaron un acuerdo de colaboración con el objetivo de desarrollar una estrategia compartida que posicione al norte de España como un referente internacional de la energía eólica offshore, tanto en el desarrollo de proyectos de demostración y en el impulso comercial de esta alternativa eólica, como en la consolidación de una cadena de valor propia que tenga proyección internacional.

En el acto de presentación del SAW, el vicepresidente económico y consejero de Economía, Empresa e Innovación de la Xunta de Galicia, Francisco Conde, abogó por “trabajar desde el consenso y por crear sinergias” y como prioridad para el desarrollo de la eólica marina antepuso “el respeto, el equilibrio y la compatibilidad con las actividades pesqueras y la preservación del ecosistema marino”.

Toda una declaración de intenciones que suscribe también, por ejemplo, José Ramón Natal, responsable técnico de MetaIndustry4: “No somos el primer país que desarrolla eólica marina en su litoral, lo cual es una ventaja porque permite aprender de las mejores prácticas llevadas a cabo en otros lugares y evitar los errores. La compatibilidad de usos es posible, tan solo se trata de buscar equilibrios. En esto de la búsqueda de la convivencia es muy ilustrativo el caso de Estados Unidos, donde parecen haberla encontrado”.

MetaIndustry4 es un cluster impulsado por la patronal asturiana del metal, Femetal, que agrupa a empresas interesadas en participar en cadenas globales de valor relacionadas con la fabricación avanzada de la industria del metal.

Natal reseña que Asturias goza de una situación privilegiada en la carrera por el desarrollo de la eólica offshore, en buena medida por la experiencia acumulada hasta la fecha y por la existencia de un conglomerado de empresas especializadas y una gran base tecnológica: “La de las energías renovables es la segunda cadena de valor del metal más importantes de la región: el 64 por ciento de las empresas del cluster participan en el sector y la facturación supera los 280 millones anuales; además, la progresión es creciente.

La primera es la cadena de valor del sector petroquímico y oil & gas”. Se trata, ahonda “de una tecnología aún débil en su madurez pero que dado su enorme potencial futuro convendría ver como una oportunidad dado el buen posicionamiento de partida que tiene Asturias”.

Aerogeneradores del parque “offshore” Wikinger, en Alemania, el que abrió a Windar Renovables la puerta al negocio de la eólica marina. | Francis Tsang / Iberdrola Francisco L. JIMÉNEZ

Necesidades industriales

Sobre la importancia del desarrollo de la energía eólica marina en aguas del Cantábrico, Natal apunta los siguientes argumentos: “En primer término, este tipo de proyectos contribuiría a cubrir parcialmente las necesidades energéticas, en especial la de nuestras industrias; de cara a la proyección internacional, sería ventajoso disponer cerca de casa de un ‘show room’ (un espacio para enseñar productos novedosos) toda vez que nuestras industrias tienen presencia en el sector, pero en territorios alejados de España.

Unido a esto, es crucial disponer de campos de ensayo cercanos en los que poder hacer investigación y mejora continua de la tecnología, toda vez que estamos hablando del desarrollo de eólica ‘offshore’ flotante, algo muy novedoso aún y que implicara mucha inversión en I+D para pulir nuestros conocimientos”.

Natal añade a toda la argumentación anterior que “el desarrollo en Asturias de un sector del potencial que tiene la eólica ‘offshore’ generará sinergias de ribera, oportunidades para pymes e ingenierías y empleo indirecto”.

Asturias goza de una posición puntera en un sector con perspectivas de crecimiento

Según datos de la Fundación Asturiana de la Energía (FAEN), el sector de las renovables marinas genera 900 puestos de trabajo en Asturias, la mayoría de ellos dedicados a la fabricación de componentes y buques. El empleo en esta tecnología se concentra en el denominado triángulo industrial asturiano (Avilés, Gijón y Oviedo), muy ligado a la industria siderúrgica.

Actualmente existen unas 40 empresas que fabrican componentes y dan servicios para plantas en otras partes de Europa. Los productos y servicios ofrecidos por las empresas asturianas son: producción de aceros marinos; fabricación de grandes piezas y componentes de torres eólicas offshore; fabricación de fundaciones y subestructuras para aerogeneradores offshore; construcción de buques de servicio para parques eólicos offshore; servicios de ingeniería; diseño, modelización y fabricación de dispositivos de aprovechamiento energético; ensayo y simulación del comportamiento de nuevos aceros; y servicios de formación especializada en seguridad.

Es, prosigue la FAEN, “un sector con un alto componente tecnológico, con mucha inversión en I+D+i, por lo que genera un empleo muy cualificado. En la actualidad existen en Europa más de 4.500 turbinas con una potencia total aproximada de 19 gigavatios y las previsiones indican que esta tecnología va a seguir creciendo los próximos años.

Se estima que en cuatro años se duplique la capacidad. Además, la tecnología permite la instalación de parques eólicos offshore cada vez a mayores profundidades del fondo marino, por lo que van aumentando las localizaciones disponibles”.

En España existen 6.000 kilómetros de costa disponibles, pero el recurso eólico offshore resulta difícil de explotar debido a las características desfavorables de la plataforma continental de las costa española (profundidad elevada). Una solución viable sería promover la energía eólica offshore flotante, una tecnología que aún se encuentra en fase de investigación y desarrollo.

El desarrollo más o menos exitoso de los parques eólicos flotantes, como los que se quieren en el Cantábrico, será lo que marque, a juicio de los expertos, su definitivo despegue.

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